Aassa

CAPITULO 1: La hora mágica. Sofía no podía dormir ya que un rayo de luna daba justo en su almohada, las demás niñas dormían y la casa estaba en absoluto silencio, ella pensó que podía ser la hora mágica, la hora en que todas las cosas misteriosas salían de su escondite y se adueñaban del mundo. Sofía decidió cerrar mejor las cortinas, se puso sus lentes y se levantó de la cama sin meter ruido ya que castigaban a las niñas que se levantaban de la cama después que se apagaban las luces. Cuando llegó a la ventana metió su cabeza debajo de las cortinas para mirar afuera, las casas se veían distintas, parecían torcidas, inclinadas como la de los cuentos, cuando Sofía miraba calle abajo sintió un escalofrío, vio que alguien se acercaba por la otra acera, algo que era negro, alto y delgado. CAPITULO 2: ¿Quién? La persona que se acercaba no podía ser humana, ya que era muy alta, su cabeza llegaba a la altura de las ventanas de los últimos pisos de las casas y cada vez estaba más próximo, Sofía se dio cuenta que la figura se paraba delante de cada casa y miraba por la ventana superior, así a lo largo de toda la calle, cuando Sofía pudo verlo mejor se dio cuenta que era una especie de persona, quizás un gigante que llevaba una capa negra y que con una mano sostenía una trompeta larga y delgada y con la otra una maleta. Cuando el gigante llegó a la ventana de la familia Goochey, sacó de la maleta algo que parecía un tarro, lo destapó y echó el contenido dentro de la trompeta, metió la trompeta por la ventana del dormitorio de Miguel y Juanita Goochey, los hijos del matrimonio, y sopló, Sofía se dio cuenta que no hubo ningún sonido pero que todo su contenido había sido enviado al dormitorio de los niños. Después cuando el gigante se agachó, para recoger su maleta miró hacia el otro lado de la calle, Sofía pudo ver su cara que era larga, pálida y arrugada, con las orejas muy grandes y unos ojos muy brillantes que la miraban fijamente, Sofía muy asustada corrió a esconderse a la cama donde permaneció temblando de pies a cabeza. CAPITULO 3: ¡Raptada! Sofía esperaba muy asustada en su cama tapada completamente, cuando miró por entre la ropa se dio cuenta que el gigante miraba hacia su cama, un instante después la mano enorme del gigante tomo las mantas con Sofía envuelta en ellas y la sacó por la ventana. El gigante echó a correr, Sofía pudo mirar por una pequeña abertura, vio que el gigante corría a grandes saltos por la calle principal, pasaron por campos y ríos, Sofía tuvo un terrible pensamiento creía que el gigante estaba muy hambriento y quería llegar rápidamente a su casa para comerla en el desayuno. CAPITULO 4: La cueva. El gigante corría a mucha velocidad tanta que a Sofía le lagrimeaban los ojos y le silbaban los oídos, incluso Sofía pensaba que el gigante iba volando. El viaje duró horas y horas, hasta que de pronto el gigante comenzó a correr en forma normal, cuando Sofía asomó

...