Amor Liquido
pipe11127 de Noviembre de 2013
2.981 Palabras (12 Páginas)512 Visitas
“Nuestro actual mundo líquido, aborrece todo lo sólido y duradero”, esta idea expresada en la obra “Amor Líquido” nos orientará en la visión que trataremos de plantear. Es indiscutible que nuestro mundo posmoderno occidental ha llegado a ser la materialización extrema de esta frase, igual de indiscutibles son sus efectos en cada uno de nosotros, que nos hace irracionales como cultura, y que nos hace llegar a conductas y formas de relacionarnos entre nosotros y con nuestro entorno, a escala personal, y colectiva, jamás antes vista en un grupo humano. Intentaremos por lo tanto, describir y explicar las particularidades de esta visión líquida del mundo, desde el punto de vista de las relaciones amorosas, esto a fin de comprender cómo esta “nueva antropología” va a imponerse sobre la visión tradicional (aunque quizás al final del trabajo, nos demos cuenta de que no existe una sola visión tradicional), y va a producir formas de relación totalmente acordes con la nueva necesidad -efímera, flexible y desechable- de materializar nuestra existencia colectiva a través del amor.
Para lograr esta explicación que proponemos, casi obligatoriamente debemos hacer un contraste entre nuestro mundo líquido y otros “mundos” anteriores a lo largo de la historia. Esto para entender que nuestra concepción del amor tiene un antecedente y una evolución que la explica, así como también para entender que nuestra forma de vivir el amor no es la única posible, y que cada una de estas formas responde a los tejidos culturales, religiosos, educativos, tecnológicos, etcétera. Sólo de esta forma llegaremos a una comprensión completa del por qué nuestra visión de las relaciones amorosas coincide siempre con el espíritu de nuestras necesidades culturales, esta afirmación será el eje de nuestro trabajo y nos hará darnos cuenta de que hemos pasado, a través de la evolución histórica, del amor sólido al amor líquido, con una transposición del rol del hombre y la mujer. También hay que dejar claro que no podemos dejar fuera el factor biológico/psicológico, entendido como algo “determinado por la naturaleza”, o que nos es imposible ignorar, debido a que produce en la especie humana comportamientos que tienden a la reproducción de la misma, y por lo tanto están más relacionados a instintos de nuestra naturaleza animal y por esto mismo, intenciones o comportamientos no razonados. Estos instintos muchas veces pasarán por encima de nuestras intenciones racionales, y la interpretación de ellos es crucial para la visión del amor y las relaciones en una sociedad. Entre estas paticularidades del amor de nuestros tiempos, que vamos a revisar, nos inclinaremos en una, y profundizaremos en ella, por ser la que caracertiza el amor moderno: es la “jerarquía de género”, un concepto que explicaremos más adelante. Por lo tanto, como lo dijimos, necesitaremos una noción del amor (y necesariamente la sexualidad) en otras sociedades, para hacer los contrastes necesarios y poder entender las correspondencias de nuestra propia idea de amor. Por esto, este trabajo será una constante comparación entre teorías y práctcas, generales y específicas de culturas anteriores con la nuestra, una especie de “historia del amor”, que tendrá algunos algunos elementos caídos en desuso, y otros que se extenderán y serán los que conformarán nuestra concepción moderna del amor:
Los seres vivos tenemos un tiempo de vida limitado, por lo tanto, necesitamos mecanismos de reproducción para continuar la existencia de la especie. Para la mayoría de los animales, este mecanismo está dominado por el instinto, por lo tanto y como dijimos, no hay presencia de razón en él. Y aunque probablemente -no es la idea profundizar en este tema- algunas especies excepcionalmente se constituyan por largos períodos de tiempo como parejas, no veremos en ellos una noción de pareja amorosa como la nuestra. Lo que tratamos de explicar con esto, es que el ser humano -a diferencia de los demás animales-, desde su aparición, ha conectado (quizás debido a la complejidad de nuestro cerebro, al lenguaje, al “alma”...) la necesidad de reproducirse con la necesidad de vincularse a la persona con quien pretendemos concretar este fin. Esta interpretación humana del instinto, se mezclará con complejos factores para desembocar en una forma especial de vivir el amor.
La obra “El descubrimiento del amor en Grecia”, nos habla de lo ya explicado, y será el punto de partida para explicar la evolución de las relaciones hasta llegar a nuestros tiempos. Un aspecto curioso lo encontramos en el título de la obra: ¿Los griegos descubrieron el amor?, o al menos, ¿descubrieron algo de la concepción que tenemos de él actualmente?.
Las fuentes de esta época no nos hablan tanto de las relaciones entre hombre y mujer, como lo hacen con respecto a las relaciones entre dos hombres, en las que habría un aspecto más ritual que amoroso, y generalmente relacionado al honor y respeto, como en el ejemplo de las relaciones entre el joven y su tutor, o la famosa relación entre Aquiles y Patroclo; lo cierto es que la relación entre hombre y mujer es jerárquica y desigual: la mujer ni siquiera intervenía en la elección de su marido. Lo importante es que aquí ya vemos una idea de matrimonio (que probablemente tiene su origen mucho antes), aunque todavía no existe la noción de pareja única ni de la fidelidad actual. También es destacable que debido a estos factores es que podemos inferir que las relaciones cotidianas de pareja en Grecia tienen poco del amor “sentimental” actual, motivo de sufrimiento e inseguridad, sino más bien se limiten a la reproducción, y en el mejor de los casos, a un proyecto de familia ligado a un compañerismo. Tanto así que “de hecho, en la Grecia Antigua no existía ninguna palabra que se pudiera traducir de forma literal por el vocablo latino 'amor'”. Lo más cercano que encontraremos son palabras relacionadas a la atracción erótca (como “eros”, que tiene su parte divina), al cariño/caridad (“agápe”) y a la relación de afinidad o amistad (“philia”). Todo esto, que bien lo explica la obra citada, nos cuenta sobre la expresión de un sentimiento pero que no aparece conceptualizado como tal, al menos en la forma en que entendemos las relaciones amorosas en la actualidad. Es por esto, que debemos seguir buscando las raíces de nuestra idea de este sentimiento, aunque ya con una base de este “descubrimiento del amor”.
Muchas de las visiones de las relaciones de pareja grecorromana se transmitirán a la Roma republicana e Imperial, para este caso podemos encontrar muchos ejemplos y particularidades en la obra “Historia de la Vida Privada” de Georges Dubý. Para este período tenemos mucha documentación sobre nuestro tema: aspectos importantes que descubrimos aquí son que la visión jerárquica aún se mantiene, pero ahora encontramos mucho mejor explicado el fundamento que sustenta las relaciones homosexuales, generalmente con menores de edad, y es una noción que tendrá mucho que decir en nuestra visión actual: “La pederastía estaba tolerada y extendida: muchos heterosexuales disfrutaban de un placer epidérmico con los muchachos: los jóvenes (hombres) procuraban un placer tranquilo que no trastornaba el espíritu. Mientras que la pasión por la mujer sumía al hombre libre en una dolorosa esclavitud”. Es en extremo importante comprender esta idea para comprender la idea de las relaciones hombre-mujer en el período grecorromano: la mujer es símbolo de peligro, de lo desconocido, un trastorno potencial para la mente, si un romano llega a enloquecer de amor, su entorno considerará que ha caído en una esclavitud moral. En efecto, el hombre romano no tolera sentirse dominado por sentimientos de “amor”, porque sabe que por culpa de ellos puede actuar erradamente en la política o la guerra, tanto así que incluso va a llegar al extremo de encausar sus necesidades carnales con los jóvenes. El romano no acepta verse a si mismo en una actitud pasiva, debe estar por encima de la mujer, pero sabe lo difícil que es lograrlo, esto será crucial cuando expliquemos nuestro concepto actual de “jerarquía de género”.
Estamos en presencia de un amor “sólido”, estático y del cual se teme, estamos en el extremo opuesto del amor desechable y flexible. Esta concepción del amor en la antigüedad grecorromana sufrirá un quiebre total, que transformará diametralmente muchas de estas ideas, e instalará -ahora sí-, las bases del amor occidental moderno, de las que actualmente no nos hemos podido desligar. La causa central de este quiebre -y que no transformará sólo la visión del amor, sino que la concepción del mundo en su totalidad- es la llegada y difusión del cristianismo. Será introducida una “nueva antropología”, como señala Dubý, una mirada totalmente religiosa del amor y del cuerpo, donde podemos encontrar los primeros indicios del amor romántico actual. La visión cristiana de las relaciones traerá un concepto
...