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Anorexia Y Bulimia

anaclara18018 de Noviembre de 2012

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La anorexia y la bulimia son enfermedades denominadas Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). La atención de los medios de comunicación de masas a este problema y la difusión que de estos trastornos se ha hecho, no se debe tanto al número de casos contabilizados, como al colectivo de edad en el que surge y las características graves de la enfermedad. Esta gravedad proviene de su cronicidad y fundamentalmente de la alta mortalidad que provoca en el caso de la anorexia.

El incremento de estos trastornos ha generado una alarma social por cuanto los especialistas han demostrado el componente social de estas enfermedades. Su carácter epidémico y su propagación a través de los medios de comunicación y más concretamente por las imágenes, le agregan un carácter incontrolable desde el sector sanitario, y por tanto nos alertan en la necesidad de intervenir con políticas sociales.

Estos trastornos de la conducta alimentaria tienen una frecuencia diez veces mayor entre las mujeres, manteniéndose esta proporción para todos los países y permaneciendo igual en los últimos años. Los resultados del Cuestionario de Influencia del Modelo Estético Corporal de Toro, Salamero y Martínez confirman, para el conjunto de la población española, una diferenciación entre los grupos de sexo. Las mujeres presentaban una auto- percepción de su silueta mayor de la deseable como ideal; en cambio los hombres valoraban como atractivas un prototipo de silueta femenina mas gruesa que las elegidas por las mujeres. (Ellas se veían mas gruesas de lo que querían estar y ellos las preferían más llenitas).

Se culpa a los medios de comunicación de masas y a los modelos de extrema delgadez que propugnan como ideal de belleza. Un ideal de belleza representado por las top-models, mujeres cuyas proporciones, peso y estatura son una excepción estadística. Cuerpos que no representan la media poblacional. Ideales imposibles. Es este sector, la moda como fenómeno social, combinado con la publicidad, los que han cambiado el significado de la delgadez. La delgadez se ha convertido en símbolo imprescindible asociado a la independencia y al éxito profesional y social.

La imagen corporal que estos enfermos tienen de sí mismos no es una imagen erróneamente elaborada, algo fijo, equivocado. Es más bien una idea imprecisa, realmente no tienen una imagen corporal. Su actitud es por tanto, de rechazo a una imagen inexistente. Se ven siempre gordas, aún cuando están famélicas. Es un enfermo dispuesto a la auto-lesion, porque nunca consigue estar como quiere estar. Las experiencias realizadas a fin de modificar la auto-imagen, demuestran que no tienen ningún problema fisiológico en sus órganos de percepción, ahora bien, si tienen un conocimiento incorrecto de su imagen.

Los que sufren los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) son un colectivo eminentemente femenino, pero también de adolescentes. Este grupo de jóvenes entre la infancia y el adulto, ha generado sus propias necesidades y características, en relación a un mundo del que son espectadores, pero cuya participación está fundamentalmente limitada al consumo. Se cree que éstos son presa fácil de la publicidad. Se incorporan al consumo de tabaco y alcohol, y se aprecia una creciente erotización del mundo adolescente.

Los valores estéticos de las jóvenes con TCA se corresponden con un concepto distinto de mujer, concepto o figura artificialmente construida, pero que se opone a su realidad y es capaz de contraponerse al mundo del adulto Parece estar demostrada la crisis del modelo ama de casa, asociado a la maternidad y sus redondeces. Hoy la masiva incorporación de la mujer a todos los campos de estudio, y la mayor preparación de éstas con respecto a sus madres y abuelas, ha hecho caduco el modelo tradicional y no ha generado nuevas expectativas. De hecho el perfil psicológico de esta adolescente coincide con una joven estudiosa y perfeccionista.

Los especialistas advierten que cuando el enfermo dice estar gordo, quiere decir también, no soy lo suficientemente bueno para ser aceptado, no soy suficientemente agradable, competente, bello. Realmente no persigue un canon de belleza, realiza en él un ideal que nunca alcanza y que cree, es el tributo que ha de pagar para estar entre los mejores, los que triunfan, los guapos. No es de extrañar que en una sociedad tremendamente competitiva, donde el que no "da la talla" puede verse fácilmente excluido, se generen valores o estilos de vida que imponga a los individuos un estrés añadido. Este entorno social excluyente termina siendo insano.

En el ambiente médico se suele decir que no enferma quien quiere sino quien puede. Ante una enfermedad como son los TCA, hallamos una joven con unas características personales que la hacen predispuesta a enfermar pero esto sólo sucede cuando hay otros condicionantes, en este caso los modelos físicos de delgadez asociados al triunfo personal.

Abordar esta problemática desde la perspectiva sociológica, requiere aceptar una perspectiva sistémica. Es examinar el medio social como patógeno. Es indagar en el origen de lo social. Es corresponsabilizarnos en la búsqueda de las variables sociales que intervienen, abandonando los determinismos biologicistas pero también los determinismos sociales. No se trata de encontrar a los culpables, aunque se apunte a la sociedad como el caldo de cultivo propiciador de estas patologías, se trata de aportar luz para facilitar la intervención.

Hoy una perspectiva sociológica tendrá que abordar el medio social y las características de la acción social. La acción comunicativa, no es sólo la divulgación de modelos o valores en la comunicación de masas. La acción social, es el marco, es el referente de valores unas veces coincidentes y otras en contradicción con el sentido de la cultura en el que está inmerso o interpreta. Variables de clasificación como son el sexo, la edad o la clase social aportan información, pero no son suficientes para comprender el problema de la conducta como respuesta a un medio social moderno. Sólo la profundización en la construcción de la personalidad, el sí mismo, la identidad, nos pueden dar las claves para comprender el mundo simbólico, la significación que para estos enfermos tienen los patrones estéticos y las contradicciones generadas con su identidad corporal.

El modelo de mujer delgada se desplaza en el tiempo y en el espacio siguiendo el ritmo del desarrollo económico. Va de los países más desarrollados a los menos desarrollados y tiene una incidencia casi nula en los países del tercer mundo. Aparece primero en las jóvenes de clase alta, para pasar posteriormente al gran público, probablemente de la mano de los modelos de estas clases, difundidos por los mass-media. Es más, el fenómeno "adolescencia" está relacionado con la clase social y el desarrollo económico. Los países desarrollados contemplan entre sus logros sociales una protección a la infancia que conlleva el establecimiento legal de la minoría de edad, largo período de formación del joven y la tutela familiar.

Cuando se analiza el modelo corporal y su evolución histórica, también se está haciendo referencia a condicionantes de clase y la evolución del consumo entre los distintos grupos sociales. En las épocas históricas donde la obtención de alimentos es privilegio de las clases dominantes, la ostentación de peso, de gordura es un símbolo de status, de condición social privilegiada. Cuando el consumo de alimentos se hace accesible al gran público, un nuevo elemento de distinción y de status viene a sustituirle.

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria van de la mano de la implantación y difusión de los nuevos cánones de belleza femenina en los países occidentales, por eso son casi inexistentes en el tercer mundo. Diferentes estudios epidemiológicos así lo demuestran, es un fenómeno de países ricos, con abundancia de comida. En Europa estos trastornos empiezan a crecer desde la década de los años sesenta. Se inicia en los países ricos y se extiende entre las clases sociales altas, y en diez años alcanza a la población mayoritaria.

El cuerpo delgado libera a la mujer del corsé, y de la vida sedentaria de las clases adineradas, pero promociona la necesidad de tiempo libre para una nueva forma de ocio, el deporte; al que sólo puede acceder esa misma clase. La mujer dinámica moderna es una mujer con tiempo libre. Muchos de los métodos para mantenerse delgado y sano, están totalmente comercializados. A excepción de las campañas oficiales para prevenir enfermedades, existe un auténtico mercado que oferta las más diversas formas de adelgazar consumiendo. En este escenario la deformación es el resultado. No parece casual por tanto que las terapias más efectivas sean las que usan técnicas de reestructuración cognitiva. Toda la ayuda está encaminada a construir pensamientos basados en la objetividad. Parte del trabajo rehabilitador consiste en enseñar el valor nutritivo de los alimentos.

Saber discriminar en este marasmo es cuestión de educación, pero el someterse a una estética que requiere además de dieta técnica, es cuestión de dinero. La belleza es hoy más que nunca cirugía.

En la sociedad desarrollada existe una relación inversa entre clase social e incidencia de obesidad. Cuanto más bajo es el nivel socioeconómico, tanto mayor es la tasa de obesidad. El mismo valor de los alimentos está estrechamente asociado a formas de vida que denotan una cultura o hábitos alimentarios de clase social. Los alimentos con mayor poder energético han sido usados mayoritariamente por las clases trabajadoras, y los proteínicos por las clases adineradas. Hoy en España si existe un problema sanitario de masas, es el del aumento

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