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Arteterapia

wolenx14 de Abril de 2013

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IZUEL

Entre los desfiladeros de lo imaginario y lo simbólico, la búsqueda del Autor

Ponencia leída en el II Congreso de Arteterapia –Imágenes del Inconsciente-. Texto

editado en la la Revista de Arteterapia y Arte “Encuentros con la Expresión”; volumen

II, 2009. ISBN 1886-2624

Del hijo de dos años de una paciente:

- Mamá, hoy he hecho un sueño,

- ¿A si? ¿Cual?

- De tres cerditos y un lobo

- ¿pero, tenías miedo? ¿te has despertado?

- No mamá, ya te he dicho que estaba haciendo un sueño.

Melaine Klein está en su despacho, dispuesta a recibir a Dick, un niño de 4 años, detenido

en su desarrollo, errático. En esta primera entrevista se va a producir una intervención que

muestra todo su compromiso con la clínica y con su propia historia.

La reinterpretación de la escena es la siguiente. En la sesión D. hace deambular su mirada

errática sin nada que merezca retenerla. De soslayo se ha fijado por breves instantes en

un tren de juguete que ella, al poco, pondrá a su alcance con las siguientes palabras:

“tren papá”, luego le alcanzará otro –más pequeño- y dirá “tren Dick”. Este lo arrastrará

hacia una ventana y también hablará, diciendo “estación”. M. K. añadirá “la estación es

mamá. Dick entra en la estación mamá”. Dick suelta el tren y sale inquieto, hacia un

recibidor oscuro que se encuentra en la antesala.

En el encuentro entre Klein y Dick -mediado por los juguetes- está la palabra de aquella

que empieza a insuflar vida a ese universo congelado. Introduce la escena pre-edípica

con una metáfora que va a anudarse a esos mojones que componen el precario

panorama psíquico de Dick. Anudará objeto –casi cosa-, voz y palabra para lograr una

representación psíquica.

También podríamos decir que anudará al juguete / cosa su palabra para otorgarle a este

su valor simbólico. No hubiera podido ser sin que esta palabra suya estuviera atravesada

por su deseo.

Es cierto que la escena es compleja. Están los rudimentos de imágenes. Algunas de ellos

adquieren valor de representación, otros no. Están asimismo los juguetes que a partir de

la palabra, se cargaran de valor simbólico al objeto. Está el precario Autor de Dick en

espera de aparición.

Por fin la propia M. K. una mujer que ha sabido ya ser autora. Inscrita en una práctica y

una teoría psicoanalítica, se registrará en esta de una forma original. Ha anudado algo de

su propia historia a su práctica profesional, sublimándola en un inicio. Creará,

posteriormente, un estilo propio, que es a la vez encuentro y desencuentro con su anterior

existencia.

Volvamos sin embargo al encuentro con Dick. Esa primera escena es comparable al

recuerdo de un sueño. Cuando pasamos del sueño a la vigilia, aquello que aún

recordamos son meras imágenes sueltas. En ellas se dan ya una cierta elaboración

primaria. Están implicadas en un doble trabajo, la presencia de unas, la represión de otras.

La plasticidad de sus representaciones.

Esas primeras imágenes se transforman cuando adquieren una cierta forma de

pensamiento consciente. A ellas agregamos alguna suerte de asociaciones que no son

ya del propio material del sueño. Aparece un relato que da un secuenciado al

pensamiento. Podemos llamarlo elaboración secundaria.

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Luego está la transmisión del mismo, ya sea verbalmente, plásticamente, sonoramente,

dramáticamente… Se puede nombrar como elaboración terciaria.

La cura que se desarrolla en el proceso terapéutico, vendría dada por las relaciones que

recogen los trayectos de ida y vuelta entre estos tres tipos de elaboraciones y sus

materiales y el substrato psíquico que componen.

De la imagen proto-representacional a la representación que le otorga otra vida, que la

hace devenir simbólica. Una vida que no puede quedarse en un universo cerrado so

pena de volver a la inanidad, a la desvitalización. De ahí la necesidad de la

comunicación.

Cuando nos conjugamos en los distintos tiempos de la situación terapéutica, hacemos

existir otra escena distinta. Una especie de doble del propio territorio psíquico, donde se

va a desplegar el drama de la cura.

En este tiempo lógico de la realidad psíquica, que conjuga pasado y presente de forma

casi inseparable, la dimensión espacial de la representación, el trabajo con los materiales

que actualizan el espacio y el tiempo y la comunicación al otro, van a dar pie a una

estructura que permitirá el despliegue del Autor, su posición simbólicamente deseante.

*****

El acople entre el tren Dick y la estación mamá reintroduce el germen de la sexuación. De

su dimensión histórica y de deseo. De un otro que lo librará de su aciago encierro. La

palabra aportará un estallido de sentido, fecundador de su empobrecido espacio

fantasmático. Aparece tal vez en D. el vislumbre de lo que puede tener precisamente

porque lo puede perder.

Primero la voz, luego la palabra van a indicarle a Dick que no está solo y que, a partir de

ahora, su posición va a ser múltiple en la escena de su propia existencia. Aunque debería

mejor hablar de escenas

Se va a desarrollar el drama de volver hacer existir el vínculo. De aceptar la posibilidad de

su pérdida. De elaborar el duelo que ello representa. De vivir con un resto de ese vínculo

aceptando la marca de su ausencia. De hacer de ese vacío un molde que haremos

ocupar y desocupar a aquellos que compartirán nuestra vida. De saber que podemos

vincularnos solo porque hemos podido vivir la experiencia de su transformación.

Reencuentro con un resto de aquello que nos fundó. Presencia al fin del propio Autor.

Es tal vez por ello que la experiencia del vínculo es de las que mejor representa el

nacimiento y afianzamiento de lo simbólico ya que nos presentará tanto lo ausente como

lo anhelado. Precisamente esa condensación entre lo presente y lo ausente es una de las

características de lo simbólico. Y para que ello pueda ocurrir, en alguna medida, la

experiencia del vínculo habrá de haberse producido. En caso contrario siempre nos

quedará un último recurso, el de ponerlo en juego con un arteterapeuta o incluso con un

psicoanalista.

Por ahí circulamos entre la búsqueda de ese autor que puede dar vida a un nuevo

vínculo o su destierro que se ejemplifica por los recubrimientos imaginarios, que como

bálsamos imposibles nos otorgamos a veces y que remedan las experiencias de

completud.

En la escena terapéutica entre M. y D. se dan imágenes erráticas, juguetes, voz, palabra,

metáforas, pensamiento al fin. Emergencia del Autor que esperaba entre el

desplazamiento del sentido.

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Tal como hemos señalado aparece una escena dinámica, que va a invitar a Dick a crear

una estructura psíquica.

En esa escena entre múltiple está con mamá, pero al lado está papá. Es coautor y

observador de la misma. Está afuera y adentro. Estar afuera y adentro es un efecto del

rudimento de la estructura que ha acontecido por el acto de la palabra de M. K. Está,

como en el sueño, internalizando esas figuras, apropiándoselas, creando el vínculo.

Ese viaje entre una y otra posición, esa posibilidad de deslizamiento por la multiplicidad de

escenas y de posiciones en las mismas, la que consolidará dicha estructura y hará posible

el ensayo necesario de su posición deseante.

Al fin operaran los rudimentos precisos para la constitución de su frágil subjetividad. Se dirá

que se ha producido la inoculación de una estructura.

*****

El concepto de estructura está absolutamente ligado a lo simbólico. Tendamos algunos

elementos de referencia para apoyarnos en esta afirmación.

Por un lado desde la etología humana, Eib-Eisbesfeldt decía que el hombre era el animal

especializado en la no especialización.

Cuando un potrillo nace, al cabo de un pequeño tiempo es capaz de ponerse en pie y

aún seguir a su madre. Está inscrito en su patrón filogenético dicha movilidad e incluso el

de la búsqueda activa del alimento materno. Ello es impensable para el cachorro

humano. Este está absolutamente inerme, alienado a la voluntad y al cuidado del otro, sin

el cual no subsistiría.

El desarrollo filogenético de la especie humana señalará que el patrón de conductas, al

no estar demasiado cerrado, posibilita para el hombre, en su desarrollo ontogenético, la

adquisición de aprendizajes generativos.

La posibilidad de aprender acontece como efecto de ese substrato de estructura. Al

mismo tiempo esto comporta

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