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EL CONDUCTOR Y SU COMPORTAMIENTO


Enviado por   •  15 de Octubre de 2014  •  1.487 Palabras (6 Páginas)  •  1.352 Visitas

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EL CONDUCTOR Y SU COMPORTAMIENTO

Introducción.

La prevención en materia de accidentes de tráfico debe entenderse desde el estudio multifactorial de las causas, carretera, vehículo e individuo; la conjunción de todos estos factores es lo que provoca elevadas cifras de muertos en la circulación. La mayor conciencia social del problema, ha ido impregnando las actitudes y los comportamientos de los ciudadanos al circular. Es lo que denominamos el factor humano de la seguridad al volante, que está presente en el 90% de los accidentes.

En un estudio sociológico sobre el comportamiento y actitudes de los conductores al volante se obtienen las siguientes conclusiones: Los conductores nos auto valoramos excesivamente bien, estamos muy orgullosos de nuestras destrezas y habilidades en el tráfico urbano y, además, nos sentimos buenos cumplidores de las normas de tráfico. Sin embargo pensamos que "los demás" no son así. Esto genera un exceso de confianza y se delega la responsabilidad a "los demás".

Sin embargo, se reconoce que es el comportamiento de los conductores el principal problema a la hora de hablar de seguridad en la conducción. También, son importantes las condiciones del tráfico en las carreteras, pero por la saturación de las mismas, lo que supone un cambio en las actitudes al conducir. En un tipo de conducción segura interviene la experiencia del conductor y la personalidad o carácter del mismo. Hay una creciente presión del entorno vial sobre los conductores, que puede llevar a situaciones en las que un carácter inmaduro o una personalidad agresiva reaccionen con actitudes y comportamientos peligrosos.

La agresividad es uno de los comportamientos humanos que más caracterizan a los conductores ante el volante. Se tiene constancia de que ya en la antigua Grecia, hace 2500 años, se produjo el primer crimen por una disputa de tráfico. Las estimaciones indican que en Madrid la agresividad es causa del 30% de los accidentes. El conductor agresivo manifiesta tendencias antisociales y violentas, escasa posibilidad de autocontrol y estrés emocional intenso. Para reducir su ansiedad recurren al alcohol o al automóvil, buscando su superioridad frente a los demás.

Perfil del conductor agresivo:

 No respeta la distancia de seguridad, ni en ciudad ni en carretera, provocando nerviosismo en los otros conductores.

 Se "pica" frecuentemente con otros conductores.

 Realiza cambios bruscos de velocidad.

 Le molesta ser adelantado y si alguien lo hace, vuelve a acelerar para colocarse delante con peligro para el otro conductor y con el único fin de exteriorizar su enfado.

 Llega a gran velocidad a los semáforos y sale el primero.

 Ante cualquier conflicto de tráfico, utiliza el vehículo para amenazar al contrario, incluso provocando situaciones peligrosas. En ciudad, es capaz de salir del coche e insultar, incluso agredir a quien se le ponga delante.

En las grandes ciudades y en las carreteras los conductores tienden a volverse agresivos. Esto no es porque normalmente sean violentos, sino porque en el tránsito el estrés se apodera de conductores que no controlan sus actitudes. Por otro lado, estos conductores ven a su coche como un refugio donde se sienten protegidos de sus comportamientos hacia los demás.

El estrés del tránsito, además, es un detonador de violencia cuando una persona tiene predisposición para alterarse y ante esto se comporta de manera agresiva.

Es fácil reconocer a los conductores agresivos pues comúnmente hacen “una tras otra”: Rebasan por un lado y por el otro, se pegan al de enfrente y usan las luces, el claxon y la lámina para presionar y meterse adelante. Suelen ir más rápido que la mayoría, inventan carriles y se meten a la fuerza en las filas.

Evita ser un conductor agresivo y controla tus impulsos. Trata de verte desde afuera para entender lo molesto que puede ser. En la medida de lo posible trata de no usar el claxon; usa las direccionales; y trata de ser cordial con los demás. No quieras educar a nadie ni de hacer que otros manejen como tu.

El objetivo es llegar bien a nuestro destino, sin poner en riesgo nuestra vida ni a la de los demás.

Maniobras características del conductor agresivo

• Maneja más rápido que el resto de los conductores

• Cambia de carril con frecuencia

• Gana lugares sin hacer fila

• No usa direccionales

• “Echa lámina”

• Presiona a otros conductores

• No cede el paso

• No respeta a los peatones

Beneficios supuestos

• Llegar más rápido

• Quitarse a los “lentos”

Consecuencias

• Violencia provoca violencia: agresión física o verbal de otros conductores

• Accidentes

Cómo evitarlos

• No entres en provocaciones.

• Evita contacto visual con el agresor

• Permite que se aleje

Cómo evitar serlo

• Mantén el control

• Conduce como el resto de los automovilistas

• Ponte en los zapatos de los demás

• Evita el claxon salvo para evitar accidentes

¿Por qué algunas personas son más agresivas cuando conducen?

Ya he reflexionado sobre este tema en anteriores posts. Conducir un vehículo activa determinados mecanismos psicofísicos que nos otorgan una mayor capacidad de reacción ante situaciones inesperadas –ponemos mayor atención y por tanto reaccionamos antes- pero conducir también provoca un mayor nivel de agresividad y en muchas personas potencia su carácter violento. Cuando vamos al volante sentimos mayor impunidad ante las actitudes violentas que ejecutamos: bocinazos, velocidades inapropiadas, distancias de seguridad incorrectas, aceleramos mientras nos adelantan… eso sin llegar a los casos más extremos, las agresiones físicas. Tenemos una sensación de anonimato y seguridad al estar “enlatados” dentro del habitáculo porque no nos sentimos tan vistos, y en caso de serios problemas siempre está la "valiente alternativa" de la huida (aunque matrícula, testigos, cámaras de seguridad, mecánicos y técnicas de investigación policiales son factores que están para evitarlo). El vehículo se convierte en un añadido de la distancia personal –mi territorio- donde sólo entra quien yo quiero. En los seres humanos el sentimiento de territorialidad es tanto o más poderoso que el que pueda tener otra especie animal. Muchas personas tienen un impulso competitivo extremadamente elevado (podemos encontrar en nuestra memoria un rostro al que poder asociarlo). Demasiada competitividad acarrea agresividad y ésta genera sentimientos de ira y venganza que señorean dentro de los lindes de nuestro territorio móvil.

“Pero qué está haciendo ese…”

“¿Vistes cómo me cerró el paso?”

“Se va a enterar con el bocinazo que le voy a pegar…”

En ocasiones la agresividad surge como un acto de defensa al sentirse incomodado, en otras ocasiones presionamos al que está delante porque nos sentimos molestos por el que viene detrás (efecto vasos comunicantes), en el tráfico lo vemos con la gestión de las velocidades, en la empresa con las jerarquías y el flujo de las responsabilidades.

El perfil de un conductor agresivo se relaciona con los siguientes atributos: cínico, rudo y colérico, aspectos que suele mostrar no sólo mientras conduce sino en el trabajo o en su casa, pero conduciendo es cuando más fácilmente aparecen estos atributos de su personalidad a la vista de sus acompañantes y de sus víctimas. Otra característica asociada a ese tipo de conductor es la falta de empatía hacia los otros conductores o peatones con los que comparte el espacio público.

¿Qué causas motivan la agresividad cuando conducimos un vehículo?

La casuística en la violencia vial es extensa y aquí solamente haré una aproximación. Las hay internas que están dentro de cada individuo y las hay externas o ambientales. Cada individuo tiene unos niveles de irritabilidad que potencian la agresividad ofensiva o niveles de susceptibilidad que desembocan en agresividad defensiva. Cada persona tiene diferentes grados de tolerancia a múltiples estados emocionales: tristeza, preocupación, frustración, cólera, excitación… que modificarán de forma diferente nuestras reacciones con mayor o menor grado de violencia. Y será nuestra capacidad para controlar de forma adecuada esas emociones la manera de controlar muchos de los impulsos que tenemos cuando conducimos -de ahí la cita inicial del filósofo Platón en este post-. Entre los factores externos o ambientales destacan la temperatura o el grado de humedad (ver post anterior), el nivel de ruido también es importante, sobre todo si no se tiene un control en su volumen ni en su duración, provocando irritación y agresividad. Finalmente no podemos olvidarnos de las congestiones de tráfico en las carreteras, que según sea su duración o la disponibilidad de tiempo que tengamos, pueden llegar a provocar frustración y terminar en actuaciones muy agresivas.

Los grados de una conducta agresiva

Fases Actuaciones

Primera fase: El objetivo es que el otro conductor se sienta mal, realizando un ataque moral Ridiculizar, blasfemar, insultar, realizar gestos inapropiados o muecas.

Segunda fase: Se mantiene el objetivo pero se deteriora el razonamiento Se incrementan gradualmente las características descritas en la primera fase, se comienza a perder la conciencia racional.

Tercera fase: Se provoca directamente al otro conductor Se le acosa (se le hacen luces, se irrumpe en la trayectoria de su vehículo, se produce una detención abrupta frente a su vehículo…)

Cuarta fase: Se agrede físicamente al otro conductor Desaparece la auto contención y se deja paso a la violencia verbal y física hacia el otro conductor.

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