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El Arte De Dirigir


Enviado por   •  8 de Mayo de 2013  •  408 Palabras (2 Páginas)  •  501 Visitas

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La Jefatura

Ser jefe no es fácil y como hemos visto en los capítulos anteriores es una gran proeza. Es importante ser una persona organizada ya que si no lo somos será más difícil distribuir nuestro tiempo para ocuparnos de los deberes en un orden de importancia. Un mandato no siempre debe de ser con violencia, un mandato debe de ser firme pero sin dejar de lado la dignidad del subordinado, mandar no es imponer mi voluntad; si el derecho de mandar es un título para la autoridad, el talento de hacerse obedecer es el que da la talla de jefe.

El arte de comprobar, de nada sirve saber mandar, organizar y coordinar si no sabes asegurarnos de que nuestros mandatos se hayan llevado a cabo. Un jefe no puede ordenar y deslindarse de la responsabilidad de la acción, tiene que saber que su mandato se llevo a cabo y la manera en que se hizo haya sido la correcta.

Un jefe también debe de saber reprender, pero hacerlo con justicia; es importante que la reprensión se haga con calma, sin estar enojados o dominados por algún otro sentimiento ya que si es así se corre el peligro de ser injustos y demasiado duros. También es importante no utilizar los errores actuales para sacar a la luz los viejos errores, no hay cosa que pueda desanimar más a un hombre que el pensar que está catalogado de manera desfavorable y definitiva por aquel de quien depende. Saber castigar también es importante no hacerlo en todo momento aún más ya que si se hace así con el tiempo puede llegar a ser perjudicial.

Para ser jefe se necesita tener maña y es que en muchas ocasiones como dice la frase popular en el pedir esta el dar es muy cierta, cuando se es jefe y se necesitan esfuerzos extras de los subordinados es mejor hacerlo de una manera correcta con palabras amables y sin la idea de estar obligando para que la orden se lleve a cabo con más eficiencia.

Es importante que en cada oportunidad el jefe sepa animar a sus tropas y que cuando se es necesario las recompensé por su buen trabajo, esto hará que los subordinados se sientan estimulados y con ganas de seguir dando más.

El alma del jefe, del jefe digno del título, me parece tan del todo hermosa, que veo en ella la más elevada expresión del ideal divino en la criatura humana.

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