El Discurso Del Rey

La película comienza con un hombre llamado el Duque de York el cual tiene problemas con su habla, este hombre empieza a dar un discurso de clausura en el estadio de Wembley en donde comienza a tartamudear, su esposa Isabel lo apoya buscándole médicos que le puedan ayudar con su problema del habla en donde el duque ya está agotado o desesperado por no encontrar a alguien que le pueda ayudar.

Entonces Isabel acude a ver a Lionel Logue un fonoaudiólogo australiano que vive en Londres. Él también es un medico el cual después de hablar con la esposa del duque le exigió que llevara a su esposo para hablar con él. En su primera sesión, Logue rompe con la etiqueta real e insiste en llamar a su paciente Berti, un apodo utilizado solo en el círculo familiar del duque. Cuando Alberto decide que los métodos y los modales de Logue son inapropiados, el logopeda apuesta una moneda que el duque puede recitar sin problemas un discurso mientras escucha una canción de opera con audífonos y lo graba. Convencido de que su tartamudez persistía, el duque abandona el consultorio enojado y afirmando que su condición es desesperada, el médico le ofrece su grabación como recuerdo. El rey le pide que se prepare y que comience leyendo el discurso de su padre; el duque realiza un esfuerzo agotador para lograrlo. Más tarde, Alberto reproduce la grabación de Logue y se escucha a sí mismo recitar muy seguro. Después acude junto a su esposa nuevamente a solicitar de su apoyo para que cure su problema pero poniendo de por medio que no se entrometiera en su vida privada y solo se enfoque en su aspecto físico. Primero le enseña a relajarse y técnicas para controlar su respiración. Pero continúa haciendo referencia sutilmente a las raíces psicológicas de la tartamudez. El duque revela más tarde algunas de las dificultades que enfrentó en su infancia: su relación tensa con su padre, estricto, su zurdera, las tablillas metálicas dolorosas que usaba para corregir sus malformaciones en las rodillas, el abuso psicológico de su niñera y la temprana muerte de Juan, su querido hermano menor que padecía epilepsia. Tras esto, ambos se hacen amigos. Su padre Jorge V fallese y David su hermano asciende al trono, esto provoca una gran crisis por su determinación de casarse con Wallis Simpson una mujer que todavía estaba casada legalmente con su segundo marido. En una fiesta navideña en el Castillo, Alberto le dice que el rey, como cabeza de la Iglesia, no puede casarse con la señora, por más que llegue a conseguir el divorcio, tras lo cual su hermano lo acusa de querer usurpar el trono y afirma que sus clases de tartamudeo son una forma de prepararse, además de burlarse de él y quedarse callado. En su siguiente cita con el médico, expresa su frustración por el hecho de que su habla mejoró al hablar con otra gente, pero no con su hermano. También revela al doctor el alcance de la pasión que Eduardo siente por Wallis. Cuando el doctor le menciona

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