El Niño Y La Escuela

El niño sin nombre.

Educación, no sólo un concepto que se dice a secas, si no que por lo contrario conlleva diversos aspectos tanto sociales, intelectuales y culturales de índole formativa y secuencial, es decir que va forjando a las personas y se mantiene en constante renovación y adaptación, pero, ¿qué es lo que pasa cuando este proceso se ve interrumpido por algún factor externo al individuo?. Diversas causas se ven inmersas en el proceso de aprendizaje. Ahora podemos hacer énfasis en una persona de edad corta, un niño, por su puesto mexicano. Es aquí cuando el aprendizaje estructurado y secuencial debe estar presente.

Diversos factores empujan al niño mexicano a desmotivarse y permanecer de esa manera en su evolución formativa.

Uno de ellos se presenta en los primeros grados de la escuela primaria, cuando los profesores de forma directa o indirecta discriminan al niño ya sea por ser destacado, se le recluye en una especie de estado de indiferencia por parte del maestro hacia el alumno. De otra forma si el profesor suele tener prejuicios sobre las diversidad de culturas, religiones, razas, etcétera, entonces también el niño se sentirá abstraído del grupo (que es una “microsociedad”) lo que ocasionará de la misma manera que el infante se ve forzado a detestar ese círculo social y a que se niegue a formar parte de él, no llevando el mismo ritmo que sus compañeros.

La exclusión de jerarquía también puede ser un detonador para que el infante se vea ofendido por sus compañeros. Existe una jerarquía en donde los niños forman grupos ya sea por afinidad o por gustos semejantes; clase social, etcétera, ya motivación sele estar acompañada, en cierto punto, de sentir que se pertenece a un grupo, esto genera confort y ayuda al niño en su desarrollo intelectual y estabilidad psicológica.

En otros tiempos la educación era realmente inaccesible en el país

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