El dogmatismo y sus consecuencias

El dogmatismo y sus consecuencias de Francisco Ugarte

El dogmático que prescinde de la realidad muchas veces se convierte supone la vida con reglas o leyes como patrones de conducta predestinados sin tener en cuenta las circunstancias y diversidad de personalidades; ve la regulación como un fin, no como un medio.

Creer equívocamente que la aplicación de la ley por sí misma va a resolver todos los problemas, cualquiera que sea el asunto al que se aplique y sin valorar las circunstancias, resolver todo con aplicar el “deber ser” nos orilla a una postura errónea sobre la situación a confrontar, dejando de lado las emociones, creencias, arraigos culturas, etc., que forman una mezcolanza de situaciones que nos alejan del ideal, la ley, el ideal o lo “normal” orientan nuestra visión al como debemos actuar pero no nos da solución a problemas diarios.

Una vez adentrado en la concepción del dogmatismo y sus consecuencias, nos alienta en no tomarlo como base critica en el día a día y así tener un sesgo cognitivo y optar por aceptar el realismo como una mentalidad y actuar en consecuencia.

Adoptar el realismo es atacar directamente las tres causas del dogmatismo. No se reduce ni simplifica la realidad, sino que se reconoce su riqueza y complejidad.; supone que la realidad no se omite para establecer la verdad por una razón, sino que siempre se basa en la realidad, y que la verdad reside en las cosas "antes" del intelecto.

Sin embargo, lo anterior puede resultar un poco abstracto para aquellos que buscan un criterio de comportamiento más pragmático. Para hacer esto, necesitamos pasar a la segunda idea; en otras palabras, podemos actuar en consecuencia. Mencionaremos tres puntos de vista sumamente importantes.

En primer lugar, el amor a la verdad nos permite conocer las cosas como realmente son y de manera objetiva, eliminando los factores subjetivos que pueden sesgar el conocimiento. Y finalmente, tratamos de comprometernos lo más profundamente posible con la realidad para que nuestro conocimiento esté fundamentado y no dependa de nociones preconcebidas.

Finalmente, otra actitud fundamental es la humildad intelectual, entendida como la capacidad de corregir los errores cuando se cometen. con agilidad y renuencia a cerrar ciegamente su perspectiva; Para otros, sus personalidades e ideas, aunque sean muy diferentes a las nuestras.

Cualquiera que trabaje eficazmente para promover el amor a la verdad, la apertura mental y la humildad en su vida, camina contra el dogmatismo. Aceptaría el realismo y sus consecuencias.

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