Ensayo Psicodrama

Introducción

La tradición psicodramática surge en Europa hacia la segunda década del siglo XX gracias a los aportes hechos por Jacob Levy Moreno, psiquiatra vienes quien es considerado el precursor de esta escuela al dirigir en abril de 1921 la primera sesión de lo que definió como Teatro de la Espontaneidad. Sin embargo diez años antes ya aplicaba algunas expresiones teatrales a fin de explorar ciertos aspectos de la personalidad de los participantes, incorporando desde entonces uno de los elementos definitorios: su propia participación en la escena experimentando con los personajes de manera directa.

Si bien muchas de estas propuestas surgen en la misma época que lo hace el psicoanálisis, Moreno se aparta de manera explicita de esa escuela, ubicándose precisamente en el extremo opuesto planteando un encuadre radicalmente distinto al psicoanalítico tradicional, así de un “paciente” y un “terapeuta” experto ubicados en un espacio invariable, pasa a un lugar amplio llamado escenario psicodramático en que el cuerpo y las acciones desarrollas participan activamente con un propósito curativo.

Aun cuando lo anterior da cuenta de una intención de apartarse y diferenciarse del psicoanálisis, también podemos reconocer algunas analogías interesantes. Una de ellas es la relación altamente fusionada de la madre con el hijo ocurrida luego del nacimiento hasta la emergencia del yo de parte de éste, como también del surgimiento de otros sociales como el padre o hermanos. En este vínculo el autor reconoce el origen o matriz de las modalidades vinculares del sujeto, las cuales buscará hacer evidentes, visibles y reconocerlas pues se sostiene que las dificultades relacionales surgen ante la incapacidad de distinguirse de ese otro, el que es fusionado con las propias fantasías. De esta manera, el escenario psicodramático se presenta como el espacio donde se reproducen aquellas matrices vinculares y donde el grupo comienza a adquirir una dimensión fundamental, ya que su foco estará dirigido a reditar las escenas que precisamente no son explícitas para el sujeto.

Todo esto ocurre en un espacio terapéutico protegido, en que el sujeto (paciente) junto a otros miembros se configuran como actores que participan no solamente desde el discurso narrando acerca de sus conflictos, sino que también los representan explotando sus recursos expresivos y medios creativos. De esta forma, el sujeto no es intervenido solo en su dimensión individual, sino que también es abordado en un contexto grupal y social pero sin que por ello sea contextualizado en un momento histórico determinado: de hecho el propio Moreno señala: “Nuestra postura, por el contrario [a Freud y Jung] ha sido siempre un estudio directo y experiencial del momento: el hombre en acción, el hombre forzado a actuar en el momento. Es la consideración de la historia como parte del momento –subespecie

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