Ensayo.

Ensayo viene del latín exagium que significa peso y acto de pesar, en el sentido de examen, inspección, reconocimiento, prueba. En este sentido son ensayos las pruebas a que se somete un material para verificar su grado de resistencia; o un motor para comprobar su normal funcionamiento y su potencia.

El ensayo no solo dice algo, sino que dice algo sobre algo, no solo narra, cuenta, describe realidades objetivas y estados subjetivos. Su decir obedece a los pensamientos, reflexiones y meditaciones que ese algo sugiere. El ensayo recoge y expresa lo que el autor piensa acerca del tema que le interesa, le preocupa o que le ha sido propuesto.

El ensayo es un hacer pero en el sentido de la poiesis, es decir, de lo que los griegos llamaban “hacer con palabras”. Algo es claro, el ensayo no es hacer con las cosas, no es técnica ni arte; es un hacer con palabras. La intención del ensayista es o debe ser no solo decir algo, sino algo sobre algo; y ese algo, que es un objeto o su tema, lo enclaustra dentro de cierto ámbito, le impone límites de contenido y de forma y lo obliga a mantener en todo lo posible la más estricta adecuación entre el signo y lo significado, entre la palabra y la idea.

El ensayo no es ni puede ser creación pura, trabajo de la imaginación o de la inspiración personal; ni poesía, ni cuento, ni novela, ni teatro. Porque si bien el ensayo no es técnico, ni arte, ni literatura, ni economía, ni moral, todos esos quehaceres y creaciones del hombre son temas de su estudio, de su investigación, de su pensamiento, de sus reflexiones y meditaciones.

¿Qué es en definitiva el ensayo? es pensamiento, teoría, ciencia, es un pensar y un decir lo que se piensa sobre el tema que se investiga y se estudia, sin las trabas formales, el orden sistemático y el aparato crítico de los tratados científicos y filosóficos, pero, como estos, reflexivo, consiente, razonado. Si método exige claridad, precisió...

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