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Erasmo De Rotterdam Elogio De La Locura


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2011  •  471 Palabras (2 Páginas)  •  988 Visitas

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Erasmo de Rotterdam Elogio de la locura

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ERASMO DE ROTTERDAM

A SU AMIGO TOMAS MORO

SALUD

Últimamente, durante, mi viaje de Italia a Inglaterra, para no perder en

conversaciones banales o insípidas todo el tiempo que tenía que pasar a caballo,

resolví, ya meditar de vez en cuando alguna cosa que tuviera relación con nuestros

comunes estudios, ya trasladarme con el pensamiento hacia donde se encontraban los

amigos tan doctos y tan amables que iba a volver a ver. Entre éstos, mi querido Moro,

tú ocupas el primer lugar. A pesar de la ausencia, tu recuerdo tenía para mí tanto hechizo

como si me encontrara a tu lado; y que me muera si he saboreado en mi vida deleite más

dulce que el de tu compaña. Queriendo, pues, hacer absolutamente alguna cosa y no

pudiendo consagrar mi tiempo a un trabajo, pensé componer el Elogio de la locura.

«¿Qué Minerva —me dirás tú— te ha metido en la cabeza semejante idea?» En primer

lugar, tu nombra de familia, Moro, tan parecido a la palabra Moría, como tu persona se

diferencia de la cosa, pues, según confesión de todos, tú eres seguramente el más

enemigo de ella. Aparte de esto, he pensado que este juego de mi imaginación te

agradaría más que a nadie, visto que semejante género de broma, no exento, a mi

entender, de saber ni de gusto, te divierte mucho, y que en la condición ordinaria de la

vida sueles imitar a Demócrito. Aunque el alto alcance de tu inteligencia te eleve por

encima del vulgo, gracias a la dulzura inefable y a la amenidad de tu carácter, te es fácil

y agradable mostrarte con todos el «hombre de todas las horas».

Aceptarás, pues, con gusto esta declamación insignificante como un «recuerdo» de

tu amigo y tomarás también su defensa, porque, estándote dedicada, ya no me

pertenece a mí, sino a ti. Quizá no falten detractores que censuren, unos, que estas son

bagatelas indignas de un teólogo; otros, que son muy mordaces para no herir la

moderación cristiana,

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