Estrategias militares de Napoleón Bonaparte
dasfasfas27 de Agosto de 2014
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Estrategias militares de Napoleón Bonaparte
Napoleón fue recibido en Francia como el salvador de la República. Su mayor ogro consistió en reorganizar y disciplinar a un ejército mal dotado, dándole la coherencia y la rapidez de acción y respuestas necesarias para llevar siempre la iniciativa y saber cómo y cuándo tenía que actuar en el campo de batalla, adaptándose a las nuevas situaciones que sucedieran. El calificativo que se le ha aplicado de genio de la guerra no constituye como exageración, si se tiene en cuenta la facilidad con la que venció a sus enemigos en catorce batallas consecutivas. Sus victorias en Lodi, Arcola y Rivoli han quedado como ejemplos en los textos que enseñan el arte de la guerra, por la inteligente concepción en el despliegue de las tropas y por la audacia en la ejecución de los movimientos. En efecto, Napoleón revolucionó la forma de hacer la guerra y modernizó la organización del ejército. Durante el Antiguo Régimen se había desarrollado un ejército articulado que se desplazaba en fila y que era incapaz de abarcar un terreno extenso y por consiguiente de obligar al enemigo a aceptar batalla o de maniobrar si la operación era defensiva.
Con la Revolución, aumentaron los efectivos del ejército y comenzó la guerra de masas. Los generales se vieron obligados a partir sus contingentes en divisiones para hacerlos más manejables. Durante el Directorio se creó una unidad llamada "cuerpo de ejército", formado por una cantidad que oscilaba entre los 14.000 y los 40.000 soldados, que a su vez estaba integrada por varias divisiones. Napoleón, en la campaña de Marengo diseñó un cuerpo de ejército, compuesto por dos o tres divisiones, con una caballería escasa y constituida en su mayoría por cuerpos independientes, y una reserva de artillería bajo el mando directo del jefe supremo. Pero fue en la maniobra de este ejército donde Napoleón mostró su verdadero genio militar. Desplegaba a sus soldados de tal manera que el enemigo no pudiera desenvolverse fácilmente, pero al mismo tiempo los ponía tan cerca unos de otros, que resultaba fácil reagruparlos en el momento de la batalla. Por otra parte, orientaba a los distintos cuerpos hacia un punto situado detrás del frente enemigo, de forma que al avanzar hacia él envolvían al ejército que tenía delante. De todas formas, la estrategia napoleónica no era excesivamente rígida, pues aunque tenía sus principios, dejaba un porcentaje alto a la imaginación y a la improvisación e iniciativa de acuerdo con las el escenario donde había de desarrollarse la acción. La sorpresa era una de las bazas que le gustaba jugar y para ello tenía que desplegar sus movimientos en secreto. En el campo de batalla prefería desgastar al enemigo mediante el ataque a sus flancos o a su retaguardia y con el menor desgaste posible por su parte. Con la artillería contribuía a rebajarla moral del enemigo, y cuando creía que estaba a punto de caer era cuando lanzaba sus tropas frescas para que terminasen con él.
Había una limitación importante, y ésta venía determinada por los recursos económicos disponibles para sostener las campañas. Mientras que el teatro de operaciones se desarrolló en Italia, donde las distancias eran cortas y el abastecimiento no planteaba grandes problemas, pues además la fertilidad del suelo permitía al ejército rehacerse sin graves dificultades, Napoleón pudo acrecentar su prestigio. Los problemas comenzaron cuando las distancias se hicieron mayores en Alemania, en Polonia y, sobre todo, en Rusia. Las marchas se convirtieron en algo agotador y el abastecimiento se hizo cada vez más inviable.
La necesidad de distribuir a las tropas por esos inmensos territorios, dispersó al ejército que, además, se vio castigado duramente por la rigurosidad del clima. "La estrategia napoleónica -afirma Lefèbvre- no onsiguió armonizarse perfectamente con
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