HUmanismo y universidades

Juan Pablo II nos indica en su concepción de universidad católica que “la universidad es un punto de encuentro para encontrar la verdad” y que la misma debe en principio dignificar al hombre, desarrollar y mejorar su cultura, integrando aspectos técnicos y humanísticos para ponerlos al servicio de la sociedad, partiendo de esta conceptualización no es difícil encontrar similitudes entre tan ilustres pensadores en cuanto a su concepción del rol de la Universidad, independientemente de su pensamiento coinciden en la importancia de la formación integral de las personas, pues si bien resaltan la importancia de la búsqueda de la verdad (Juan Pablo II) y el desarrollo constante del conocimiento(Humboldt), mencionan que en la actualidad la universidad no puede reducirse a instrumentos y elementos organizacionales (Fernández, 2012), en otras palabras no puede limitarse a la academia (Agustín del Agua, 2010), al contrario debe combinar la vida subjetiva de sus actores y la ciencia, preocupándose de promover una cultura completa brindando una formación integral dónde se incluya la espiritualidad y la cultura como complementos a lo científico y garantizando la libertad de pensamiento(Newman, 2009) dejando de lado modelos que impiden la especialización de conocimientos en diversas áreas, al concebir que la especialización es un “desvío de la inteligencia”,(De Rivas, 2014) ) y evitando así formar profesionales limitados a la teoría y carentes de la parte humana. (Ortega y Gasset, 1930)

Es necesaria pues una formación que considere la cultura y el arte como escuelas de vida que permitan conjugar cultura y espiritualidad o fe como herramientas que lleven al estudiante al descubrimiento de sí mismo y de sus semejantes, (Morín, 2008) de tal manera que se pueda formar profesionales cualificados y cultos que garanticen el desarrollo sostenible de la sociedad (Ma. Isabel Royo, 2004), cumpliendo así con una de la finalidad de poner a la universidad al servicio de la sociedad. (Luque, 1995)

Al ser la finalidad de la universidad el desarrollar de manera integral el conocimiento cultura y valores de los estudiantes para ponerse al servicio de la sociedad, la misma demanda personas con una formación que garantice personas éticas, con valores y convicciones firmes que sean capaces de aportar ideas claras, y que en su accionar sean capaces de mediante la formación de equipos interdisciplinarios participar activamente en planes que brinden soluciones a los desafíos de la actualidad.

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