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Histerias, Fobias Y Representaciones Obsesivas. Sigmund Freud


Enviado por   •  16 de Mayo de 2015  •  2.570 Palabras (11 Páginas)  •  179 Visitas

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Histerias, fobias y representaciones obsesivas. Sigmund Freud

C. G. M.

21/10/2014

Resumen

Este artículo de Sigmund Freud, se terminó de redactar en enero de 1894. Se verán la teoría de la defensa, que recibe un amplio tratamiento durante el texto. Otros términos que se plantearán aquí, son el de defensa, como palabra en sí, la palabra conversión y refugio de en la psicosis. Se abrirá el paso para comenzar a plantear el importante papel que juega la sexualidad y la hipótesis sobre el esquema freudiano.

Palabras claves: Defensa, sexualidad, escisión, conciencia, fobias.

Introducción

Para comenzar a abordar el tema de este texto, hubo un estudio el cual fue de neuróticos con fobias y representaciones obsesivas, lo que hizo que Freud, dedujera su origen intentando explicar estos síntomas. Junto a esta teoría psicológica de las fobias y representaciones obsesivas, se modificó la teoría de la histeria la cual da un “importante carácter común a la histeria y a las mencionadas neurosis” (p. 47). Cabe destacar que el modo el cual abordó el autor, mostró una especie de enlace entre las psicosis y las dos neurosis mencionadas.

Desarrollo

Hubo una modificación en la teoría de la neurosis histérica la cual significa que los cuadros sintomáticos de la histerias, supone de una escisión, una ruptura “de la conciencia con formación de grupos psíquicos” (p. 47). Hubo dos doctrinas, una por Janet y otra por Breuer. Ambos autores, indicaban que los síntomas de la histeria, tenían esta ruptura de la conciencia con formación de grupos psíquicos separados, pero que su origen no era del todo claro y tampoco lo era el papel que jugaba esa escisión en la formación de la histeria. Para Janet, la escisión de conciencia era un rasgo primario basado en una debilidad “innata de la aptitud para la síntesis psíquica, un estrechamiento del campo de conciencia” (p. 48). Y para el otro autor, Breuer, la base de la histeria, era una aparición de estados hipnoides, o sea, de unos estados de conciencia oníricos, con poca aptitud para la asociación. En esta doctrina, la ruptura de conciencia es secundaria y adquirida; “se produce en virtud de que las representaciones que afloran en estados hipnoides están segregadas del comercio asociativo con el restante contenido de conciencia.” (p. 48).

Freud aportó con dos teorías de histeria las cuales se acercan un poco más en el sentido de la teoría Janet. Estas teorías, tienen que ver con la escisión de conciencia. Una de ellas, es consecuencia de un acto voluntario del enfermo, este no se proponía producir la escisión de su conciencia; “su propósito es otro, pero él no alcanza su meta, sino que genera una escisión de conciencia” (p. 48). En la otra ‘teoría’, o forma, como lo llama el autor en el texto, la escisión de conciencia juega un papel mínimo, o sea que, apena se intercepta la reacción frente a un estímulo traumático, estos se tramitan por ‘abreacción’: las histerias de retención puras. Al tomar en cuenta, las fobias y las representaciones obsesivas, Freud, consideró la segunda forma de la histeria, la cual designó como histeria de defensa, dejando la histeria hipnoide y la histeria de retención.

Los pacientes que Freud analizó, gozaron de salud psíquica, hasta que aparecía una representación inconciliable, la cual tenía un afecto penoso que la persona decidía dejar atrás y olvidar, creyendo que no podría solucionar “con su yo, mediante un trabajo de pensamiento, la contradicción que es representación inconciliable le oponía” (p. 49). En el caso únicamente de las mujeres, estas representaciones, son desencadenadas mayormente por vivencias sexuales. Freud, no pudo asegurar que el acto voluntario por querer alejarse de los propios pensamientos, constituya un acto patológico; tampoco si el olvido se logra como objetivo o de qué manera se logra en las personas que son ‘sanas’ por así decirlo, que no padecen de ningún síntoma de las influencias psíquicas. Lo que sí pudo asegurar, es que en sus pacientes, ese olvido no se había logrado, lo que llevaba a diversas reacciones patológicas provocando histeria, psicosis alucinatoria, o representación obsesiva. La tarea que el ‘yo’ se impone tratar como ‘no acontecida’ la representación inconciliable, “una vez que la huella mnémica y el efecto adherido a la representación están ahí, ya no se les puede extirpar” (p. 50). Es por esto, que se intenta debilitar la representación, arrancándole así su afecto. Entonces, la representación, que ya estará débil, dejará de exigir la asociación, pero el afecto se deberá aplicar a otro lado. Desde este punto, dejan de ser iguales los procesos en la histeria, las fobias y representaciones obsesivas. En el caso de la histeria, se vuelve inofensiva la representación inconciliable, trasponiendo el afecto a lo corporal, a lo que Freud le pone el nombre de conversión. Como definición, “la conversión puede ser total o parcial, y sobrevendrá en aquella inervación motriz o sensorial que mantenga un nexo, más íntimo o más laxo, con la vivencia traumática” (p. 51). Entonces así, el yo elimina la contradicción, pero, a cambio, un símbolo mnémico habita la conciencia como parásito, como esa inervación motriz o como una sensación alucinatoria. Con esto, la huella mnémica de la representación reprimida, forma así el núcleo de un segundo grupo psíquico.

Los procesos que ocurren en la histeria, son que una vez formado el núcleo en el momento traumático, hay un engrosamiento en él, que se da en momentos los que se podrían llamar como ‘traumáticos auxiliares’, cito:

“toda vez que una impresión de la misma clase recién advenida, consiga perforar la barrera que la voluntad había establecido, aportar nuevo afecto a la representación debilitada e imponer por un momento el enlace asociativo de ambos grupos psíquicos, hasta que una nuevo conversión ofrezca defensa” (p. 51).

O sea, que cuando una impresión similar traspasa la barrera fijada por la voluntad, aporta nuevo afecto a la representación débil imponiendo por un tiempo el enlace asociativo de ambos grupos psíquicos, hasta que una nueva conversión presente defensa. El afecto llevado por vía corporal, vuelve a la representación inconciliable, obligando a descargar en ataques histéricos.

El método catártico de Breuer, reorientaba el afecto de lo corporal a lo psíquico, con conciencia, reequilibrando

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