Humanización De La Sexualidad

LA SEXUALIZACIÓN DEL AMOR

¿La libertad sexual tiene un límite?

En la actualidad, las personas están sometidas a un periódo de decadencia de las formas de comportamiento institucional y ritualizadas, en favor de una mayor libertad en los criterios individuales gracias a las llamadas Revoluciones Sexuales. Es asi, que el propio sentido de sexualidad se viene desmesurando y transformando en un medio de manipulación a través de los medios de comunicación como revistas, periódicos, etc. Más aún, se está produciendo una sexualización del amor que pierde todo sentido de responsabilidad. De esta forma, el amor es confundido con el placer, erotismo, que en definitiva devalua a la sexualidad y al amor. Por esta razón, en este ensayo se expondrá las causas de este nuevo estilo de vida de la sociedad y como revalorizarla desde la cristianidad. Al repecto Pablo Deiro: “Es imprescindible que todo joven cristiano tenga un aprecio adecuado de su sexualidad, y con responsabilidad delante del Señor aprenda a utilizarla como mayordomo de ella”.1

En primer lugar, a lo largo de la historia de la humanidad ocurrió una revolución aún más grande que la propia revolución Industrial, esta es la “Revolución Sexual”. La bases fisiológicas de este nuevoo pensamiento fueron promovidas por Alfred Kinsey y Hugh Hefner y Sigmund Freud, padre del psicoanálisis. Según, Kinsey afrima que “ La sexualidad es incontrolables, todos los comportamientos sexuales que se consideraban desviados son normales, el matrimonio es parte de un condicionamiento social, el sexo fuera del matrimonio es normal y saludable, las familias son innecesarias, el incesto y sexo entre niños y adultos son normales”2. Por su parte Sigmund Freud habla que “la represión de los deseos sexuales podía conducir a problemas psicológicos”3. Estos dos estudiosos coinciden en que la sexualidad se debe expresar libremente. No obstante, esta revolución sexual se divide en tres etapas: la primera, a finales de los 60; la segunda, en los años 80 y la tercera, en la transición al siglo XXI.

La primera revolución es la consecuencia al desarrollo de la farmacología contraceptiva como la píldora que se implanta a finales de los años 60, la cual divide la sexualidad en dos campos opuestos. Por un lado, está la capacidad de engendrar, y por otro, la capacidad de gozar de placeres específicos, que separan los conceptos de sexo y procreación. Asimismo, la segunda revolución se inicia en los años 80, y supone la aceptación paulatina y el reconocimiento de comportamientos catalogados como "desviados" como la homosexualidad. es "homosexualidad". Todavía más, la tercera revolución sexual se contextualiza con las nuevas tecnológias genéticas aplicadas a la reprodución humana, esto hace referencia específicamnete al dominio afectivo de dos procesos: la clonación y el placer sexual. Esto sustituyó la natural relación y significado del matrimonio, como la expresión de un amor mutuo, eterno y verdadero.

En consecuencia, estas revoluciones son apoyadas por la políticas de Estados y con la Declaración de los derechos sexuales los cuales para asegurar el desarrollo de una sexualidad saludable en los seres humanos y las sociedades, los derechos sexuales siguientes deben ser reconocidos, respetados, ejercidos, promovidos y defendidos por todas las sociedades con todos sus medios, como “el derecho a la libertad sexual, privacidad sexual, a la autonomía, la integridad y a la seguridad sexual del cuerpo, el placer sexual, ...”4. Por lo tanto, esa libertad sexual ha logrado que la sociedades sean más tolerantes y abiertas y no puedan distinguir entre lo bueno y lo malo, lo decente y llamativo, lo correcto e incorrecto; es decir, no se toma en cuenta la ética ni la moral. Sin embargo, toda libertad tiene una limitación impuesta por el mismo Creador desde el principio, y expresada simbólicamente con la prohibición de "comer del fruto del árbol" (cf.Gn 2, 16-17), muestra claramente que, ante la naturaleza observable, estamos sometidos a las leyes no sólo biológicas sino también morales, cuya transgresión no queda impune.

Por otro lado, la separación de la sexualidad de la afectividad redujo el afecto al deseo. Esto dio a lugar al erotismo en donde lo que prevalece en la relación sexual es la atracción sexual. Aquí no se establecen vínculos personales ya que cada uno busca sus propios fines como satisfacer las pulsiones instintivas de cuerpo y tratan de complacerlas dejando de lado a la persona como ser. Incluso, trae como fruto una sensación de vacío que deja a la persona con la sensación

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