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INTRODUCCIÓN: CUANDO SE DERRUMBAN LAS BARRERAS


Enviado por   •  3 de Octubre de 2016  •  Documentos de Investigación  •  3.411 Palabras (14 Páginas)  •  152 Visitas

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Teoría Familiar

Seminario de Investigación

Tom Andersen y la Terapia Reflexiva: Grupo Reflexivo y Postmodernidad.

Integrantes: José Cárdenas

Javier Marín

Diego Núñez

Fernando Olave

Ayudante: Alexa Hormazabal


INTRODUCCIÓN: CUANDO SE DERRUMBAN LAS BARRERAS

 Lo único que tenemos es el cuerpo,

la fisiología y las conversaciones.

Tom Andersen

Introducción:

         La postmodernidad comienza a sentar las bases de la nueva cosmovisión -incluyendo epistemológica- y viene a cambiar ciertas lógicas en todos los ámbitos. Para la psicología, y en específico, la terapia psicológica, el ethos postmoderno produce en su moviendo el cambio ontológico del ser humano.  De objeto, de estudio, el sujeto se reconoce a sí mismo como un experto de su propio saber, es decir, el Individuo -en específico- el paciente es sujeto y objeto a la vez propiciando la importancia de lo subjetivo por sobre lo objetivo y en el relato del paciente más que en las interpretaciones del terapeuta. La postmodernidad no sólo avienta sus nuevos aires hacia esta ontología de la humanidad; sino también en las relaciones que se producen en ambientes específicos de la ciencia, la concepción de las multiples verdades, y por consiguiente, la negación de una verdad única; en los paradigmas y en el enfoque a las nuevas formas de la creación de conocimiento, estética y literatura.

        Éstos movimientos influirían en la relación que tendría lugar en la terapia psicológica, asumiendo al paciente experto de su propia verdad, un experto de sí mismo que está a la par de un experto psicólogo, un experto en el saber académico. La nueva cosmovisión podría, entonces, derrumbar la barrera que existiría entre un saber totalitario, objetivo, empírico y uno subjetivo, sumiso y escondido; es, entonces, romper los muros que existen entre el terapeuta y el paciente.

        

        Y la terapia familiar no se ha escapado de estos movimientos. Considerando a la familia como un sistema, la teoría psicológica se adaptó a la idea de que en ésta existen puntos de entrada que influyen en un medio que funciona como engranaje. Así, Tom Andersen,  ideólogo -orgulloso de no ser el líder de lo que se podría llamar como una nueva escuela- de los grupos reflexivos comprendió el limitante de los grupos de psicólogos que participan en un sistema de cámara de Gesell que producia la lentitud y las concepciones objetivas (por verlas desde afuera, sin involucrarse) que aparecen en las reflexiones posteriores a la terapia. Andersen comprende que para que exista un verdadero cambio en el paciente (la familia) deben existir diferentes puntos de vista, puntos que tienen los terapeutas detrás del espejo, pero que estos no involucraban al discurso de la familia ya que no se encontraban en el aquí y en el ahora por lo que Andersen decide involucrar a estos observadores en el sistema donde se permite que este mismo grupo de sus reflexiones a la familia de forma directa, espontánea y horizontal, así; la nueva relación, “de experto a experto” favorece a la colaboración y además permitiría el condicionamiento del pensamiento ya que hablar delante de la familia permitiría que todas las conclusiones especulativas  de los psicólogos – a lo Andersen considera como grupo reflexivo- puedan refutarse, considerarse y reflexionarse en el mismo momento en que aparezcan en la terapia familiar.

        La relación de horizontalidad es importante para nuestra labor, debemos darle el protagonismo de la familia ya que en ella está la descripción y la explicación del problema que el terapeuta, de manera guía, debe trabajar para buscar diferentes puntos de vista que invitaría a la reflexión de la familia y no en una especie de receptor de consejos y ejecutor de ellos. Consideramos a la familia, ya como un sistema, como el verdadero agente de cambio y a la reflexión como un importante mecanismo de comunicación y de resolución conjunta de problemas, así, entendemos a la terapia familiar reflexiva como un momento para afrontar las adversidades que la familia presenta en su ciclo vital a través de diferentes discursos que forman parte de este sistema.

MARCO TEORICO

        Tom Andersen, psiquiatra noruego y reconocido por aportar su visión de los grupos reflexivos hacia las relaciones entre personas. El que para muchos fue un maestro -y para otros un compañero- murió el 15 de mayo de 2007 dejando un legado importantísimo para la terapia y más para el terapeuta. Goolishian decía: “Escuchen lo que ellos, los consultantes, dicen realmente, y no lo que ustedes creen que ellos realmente quieren decir” y esta reflexión, Andersen, la llevó a transformarla en el pensamiento y practica central del psiquiatra noruego y profesor del Instituto de Medicina Comunitaria y creador del equipo reflexivo como un modo de intervención en la terapia familiar. Así, Andersen es conocido por promover la terapia basada en la posibilidad de que el paciente participe en dicho grupo en charlas abiertas, cara a cara; renegando la situación de sala espejo donde el grupo terapéutico que se encontraba reflexionando u opinando detrás del espejo se encuentre, según la modalidad Ardersiana, cara a cara dejando nula la cámara Gesell.

La posmodernidad reclama que se acepte el saber propio, de cada individuo, un saber homologo y horizontal al del psiquiatra, o bien, al saber Académico. Andersen formula su método con la premisa que los terapeutas puedan, en una primera instancia, desprenderse de todo preconcepto o prejuicio frente lo que escuchan para así ser más efectivos en su tarea desterrando todo encasillamiento de “delincuente”, “histérica”, etc. La terapia comienza a llevar un rumbo, se trata de que cada persona, cada punto de vista, sin importar la calidad o “encasillamiento” es una verdad absoluta y debe estar expresada en la situación de terapia, Andersen hace hincapié en la necesidad de entender la terapia (concepto que no acepta por su cualidad limitante y estructurada, ya que, si nos adentramos en la posmodernidad,

        Andersen resultaría un fiel adscrito ya que apoya a la transformación, deconstrucción, de las actividades de la terapia permitiéndole expandirse sin limitaciones en las diferentes esferas de la epistemología psicológica llevándola a otro lado, hacia otra forma, que más bien sería, una sin forma) desde un sentido emocional por lo que anuncia que el terapeuta debe “tiene que involucrarse con el paciente para ayudarlo a estar mejor” (Deschamps, 1994) y anuncia una nueva interpretación de “relación”, una esencialmente abierta donde todo lo que se habla es expuesto ahí mismo, aquí y ahora, de la gente dando la posibilidad de participar en el debate que los terapeutas realizan sobre el caso en particular, permitiendo al grupo abordad las diferentes verdades de un mismo problema. Andersen menciona en la entrevista que Deschamps le hace a mediados de la década de los noventa, “La persona describe lo que le pasa, describe su situación, y nosotros vemos los efectos de eso que habla en la misma persona” (Andersen, 1994) y esta descripción, esta verdad absoluta, va acompañada siempre de expresiones, de acá Andersen nos dice "no sólo tenemos que estar atentos a lo que expresa sino también a cómo y cuándo lo dice, a sus pausas, al énfasis que pone a las palabras, que gestos y cuestiones corporales están también presentes y cómo lo que va diciendo lo modifica". Dando lugar especial a las “expresiones” que condiciona los pensamientos y estos pensamientos pueden ser condicionados en la terapia, pero la terapia no debe buscar una sóla verdad, una sóla expresión, sino, el consenso de ellas entre la familia y el grupo, todos en posición horizontal y con respeto y ánimos de mejorar.

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