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La Estapa Sin Objeto


Enviado por   •  21 de Mayo de 2014  •  2.780 Palabras (12 Páginas)  •  260 Visitas

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LA ETAPA SIN OBJETO

Cuando el infante nace aun no tiene bien desarrollados sus sentidos y su forma de percibir es diferente a la de un adulto. René Spitz llama a esta etapa: etapa pre objetual o etapa sin objeto ya que en esta etapa coincide con el narcisismo primario por que el recién nacido aun no tiene sus funciones lo bastante organizadas para percibir todo lo que le rodea como cosas individuales y las percibe como extensiones de si mismo. El neonato no reacciona a estímulos presentados con poca intensidad pero cuando pasan a una gran intensidad rebasando la barrera del umbral el recién nacido reacciona de manera violenta y de desagrado. Para que el neonato de una respuesta cognitiva de todos los estímulos presentados pocos quedaran guardados como rastros mnémicos y después primero el estimulo debe ser transformado en una experiencia significativa y así se convierte en una señal a la cual se irán añadiendo otras señales para ir formando un mundo coherente n el niño.

Los estudios de Von Senden demostraron que la percepción tiene que aprenderse, coordinarse, integrarse y sintetizarse experimentando. Mi opinión es que la percepción está ahí pero se percibe de una manera desorganizada y no se aprende solo se aprende a percibir de manera diferente, a organizar, a integrarse y sintetizarse de acuerdo con las experiencias. Se dice que el acto de mamar es una conducta bien definida y coherente. La organización cenestésica es visceral, sistema de captación tiene su centro en el sistema nervioso autónomo y continuo funcionando durante toda la existencia y la organización diacrítica la percepción se efectúa en los órganos sensoriales periféricos y los viscerales, entre lo interno y lo externo.

EL PRECURSOR DEL OBJETO

La respuesta sonriente: el rostro humano se convierte en un estímulo visual privilegiado y distinguido de todos los demás estímulos circundantes. En el transcurso del tercer mes, la madurez física y psicológica del infante le permitirán realizar su primera respuesta psicológica ante el estímulo externo: la sonrisa ante el rostro humano.

A esta edad, no hay ninguna otra cosa, ni siquiera el alimento del niño, que provoque tal respuesta. Sin embargo cabe mencionar que esta sonrisa es indiferenciada, así el niño responderá a cualquier rostro que se presente frente a él, sin embargo es hasta los seis meses de edad que comienza a reservar tal respuesta únicamente al rostro de mamá, amigos y personas conocidas, es decir, la respuesta se torna hacia los objetos de amor.

En realidad el infante no sonríe a una persona en especial, ni a un objeto libidinal, simplemente sonríe a un signo. Este signo es proporcionado por “partes” del rostro humano, como son los ojos, nariz y frente, todo esto en movimiento.

Lo que distingue el objeto de las demás “cosas” es que las cualidades esenciales del objeto son constantes, sus atributos externos no son esenciales y por lo tanto pueden modificarse sin correr el riesgo de no ser reconocido por el infante, por el contrario, en las “cosas” las cualidades externas son las únicas que pueden ser percibidas, por lo que cualquier modificación de los atributos externos hará difícil o casi imposible su reconocimiento.

La relación con la madre debe estar basada en el afecto. La madre deberá crear un “clima emocional” favorable en todos los aspectos de desarrollo del niño. El afecto que la madre logre transmitir al pequeño servirá de orientación a los afectos del infante y conferirá a su experiencia una buena calidad de vida. Las respuestas de la madre pueden ser variantes y un conflicto de la madre repercutirá en el infante.

1) Es en esta etapa en que ocurre la transición entre la recepción y la percepción propiamente dicha.

2) Transición del principio del placer - displacer, que exige su atención del estímulo que viene de adentro, ahora se puede demorar esta demanda de manera que comienza a funcionar el principio de realidad.

3) El hecho de que el niño pueda reconocer el rostro humano y sonreír ante él, demuestra que hay rastros de recuerdos, lo que implica que en el aparato psíquico ha habido una división (consciente, preconsciente e inconsciente).

4) También demuestra que el niño es capaz de desplazar cargas catéxicas de una función psicológica a otra, y de un rastro mnémico hacia otro.

5) Esto también representa una estructuración en la somatopsique, el ello y el yo se separan el uno del otro y una vez establecido el yo rudimentario, comienza a funcionar observándose en los actos dirigidos e intencionados que el niño empieza a realizar. Este yo estará siempre al principio del dominio y la defensa.Desarrolla lo que llama Spitz una función “integradora” que lleva a la transición de lo somático y lo psicológico.

6) La función protectora de la barrera contra los estímulos ahora es consecuencia y responsabilidad directa de este nuevo yo que surge.

7) También se va a observar un cambio en el infante de la pasividad hacia una actividad dirigida en la etapa en que aparece la respuesta de sonrisa.

8) Por último establece que esta respuesta sonriente es la base y premisa para todas las relaciones sociales que se establecerán posteriormente.

LA PLASTICIDAD DE LA PSIQUE INFANTIL

La existencia de dicha plasticidad es que durante el primer año de vida hay una falta de estructura psíquica bien establecida y diferenciada. El recién nacido no tiene yo, este es producto de la adaptación y desarrollo a lo largo de las primeras etapas, sin embargo ante esta adaptación el yo del infante cumple con su papel en tres situaciones características: A la edad de tres meses el yo del niño solo responde a la Gestalt signo del exterior. Esta respuesta es una sonrisa que se da de manera indiscriminada, aun siendo amigo o extraño. Es un yo característicamente rudimentario que a pesar de contar con muchas limitaciones es capaz de actuar adecuadamente, porque cuenta con el yo auxiliar que la madre le proporciona. A los siete meses y medio el yo deja de ser rudimentario y comienza a ser capaz de lograr una percepción con algunos rastros mnémicos y de responder con expresiones de afecto positivo. Las estructuras del yo comienzan a responder de una manera central y comienza a controlar los accesos de la movilidad.

Se hacen evidentes los procesos mentales que se esfuerzan en ser cumplidos siete meses y medio el yo deja de ser rudimentario y comienza a ser capaz de lograr una percepción con algunos rastros mnémicos y de responder con expresiones de afecto positivo.

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