La Felicidad

"La felicidad es un trayecto, no un destino"

Día tras día nos encontramos en la búsqueda de algo que nos pueda satisfacer y llenar el alma por completo, los seres humanos tenemos diferentes objetivos y metas en la vida, algunos quieren ser doctores, ingenieros, abogados, otros sólo quieren obtener todo sin esfuerzo alguno, de una u otra forma, sin importar el camino que elijamos, el querer ser feliz es la causa última en nuestra vida.

En esta gran búsqueda, encontramos que no todo en la vida es fácil, no sería interesante que todo fuera color de rosa ya que valoramos más las cosas cuando hemos tenido que luchar por conseguirlas, hay obstáculos que debemos superar con fortaleza para obtener esa paz interior que tanto anhelamos; muchas personas tienen un concepto errado sobre la felicidad y consideran que se consigue con la riqueza, la fama, el poder, la belleza y lujos materiales pero en realidad si en este mundo no tenemos a Dios en nuestros corazones, no somos nada, al observar su inmenso amor y misericordia, se nos enciende un sentimiento de gratitud, de fe en Él, ya que siempre nos escucha y nos ayuda cuando más lo necesitamos .

Debemos hallar la felicidad correcta, aquella en la que siendo felices no vamos en contra del fin natural ni impedimos que otros seres sean felices, dejando la envidia, el rencor, los resentimientos y perdonando honestamente es la mejor forma para llegar a conseguir la tranquilidad del cuerpo y del espíritu, si no nos llenaremos de infelicidad y de amargura los corazones.

Al mirarnos al espejo y darnos cuenta del maravilloso trabajo de Dios, que Él nos hizo a su imagen y semejanza, podemos resaltar nuestras cualidades para tener un autoestima adecuada, ser felices tal y como somos, sacándole provecho a nuestras habilidades, mejorando nuestras falencias y no quedarnos estancados en los momentos en los cuales no somos capaces de lograr lo que deseamos, es mejor conservar esos instantes alegres compartidos con las personas más valiosas, que al recordarlos, nos hacen sonreír y percatarnos que la felicidad realmente existe.

La motivación que nos llega al iniciar un nuevo día es la confianza que nos brinda nuestros conocimientos adquiridos a través de nuestra vida, tanto espirituales como cognitivos, la devoción hacia nuestro Señor, nos da la plena seguridad de que todo saldrá BIEN, y que con cada uno de nuestros actos guiados por el Espíritu Santo, seremos realmente felices.

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