La Sensacion Y La Persepción
chana0614 de Febrero de 2013
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NATURALEZA DE LOS PROCESOS SENSORIALES
Naturaleza de la sensación
En todos los procesos sensoriales alguna forma de energía estimula una célula receptora, la cual está situada en uno de los órganos sensoriales. La célula convierte la energía en una señal nerviosa que se codifica ulteriormente al desplazarse por los nervios sensoriales. Cuando llega al cerebro, el mensaje es ya muy exacto.
Umbrales sensoriales
La energía que llega a un receptor ha de ser lo bastante fuerte para producir un efecto perceptible. La cantidad mínima que se requiere para generar una sensación en una persona el 50% de las veces recibe el nombre de umbral absoluto. El umbral diferencial o diferencia apenas perceptible es el cambio mínimo de estimulación que se detecta 50% de las veces. En términos generales, cuanto más intenso sea el estímulo, mayor deberá ser el cambio que se siente. Conforme a la ley de Weber, la diferencia apenas perceptible de un sentido es una fracción constante del estímulo original. En la generalidad de los casos, los sentidos se ajustan al nivel de estimulación que reciben, proceso conocido como adaptación.
Percepción subliminal
Los mensajes subliminales son aquellos que caen por debajo del umbral de la percepción consciente y, por tanto, se supone que se percibe de modo subconsciente. Algunos estudios indican que, en un ambiente controlado de laboratorio, en los sujetos pueden influir brevemente los mensajes sensoriales que no caen dentro de su conocimiento consciente. Sin embargo, ningún estudio científico confirma las creencias de que los mensajes subliminales de la publicidad incidan en las decisiones del consumidor ni que las frases subliminales en cintas de audio de superación personal puedan modificar la conducta de la gente.
VISIÓN
A diferencia del resto de los animales, el hombre utiliza predominantemente el sentido de la visión para percibir el mundo.
El sistema visual
En el proceso que culmina en la visión, la luz entra en el oído a través de la córnea, luego cruza la pupila (en el centro del iris) y el cristalino, que la enfoca sobre la retina. El cristalino modifica su forma para que la luz se concentre nítidamente sobre la retina. Por detrás del cristalino y sobre la retina se encuentra una depresión denominada fóvea, que ocupa el centro del campo visual.
La retina de cada ojo contiene dos clases de células receptoras que producen la visión: los conos y bastones. Los bastones son los que se encargan principalmente de la visión nocturna y responden a grados variables de la luz y de la oscuridad, no así al color. Los conos reaccionan ante la luz y la oscuridad, lo mismo que ante el color o distintas longitudes de ondas luminosas, operando principalmente durante el día. En la fóvea sólo hay conos.
Los conos y los bastones se conectan a las células nerviosas llamadas células bipolares, las cuales conducen al cerebro. En la fóvea un cono generalmente se conecta a una célula bipolar. Los bastones, por su parte, las comparten. La conexión uno a uno entre conos y células bipolares en la fóvea permite la máxima agudeza visual, es decir, la capacidad de distinguir detalles finos. Por tanto, la visión es más aguda siempre que la imagen de un objeto cae directamente en la fóvea; fuera de ella la agudeza disminuye drásticamente.
La sensibilidad de los conos y de los bastones cambia con la cantidad de luz disponible. La adaptación a la luz ayuda al ojo a ajustarse a la luz brillante; la adaptación a la oscuridad nos permite ver, al menos parcialmente, en condiciones de oscuridad. Después de eliminar un estímulo puede aparecer una imagen posterior mientras la retina no se adapte.
Los mensajes nerviosos provenientes de la retina deben llegar finalmente al cerebro, pues de lo contrario no se produciría una sensación visual. La células bipolares se conectan a las células ganglionares, cuyos axones convergen para formar el nervio óptico, el cual transmite mensajes al cerebro. El punto ciego es el lugar de la retina donde se unen los axones de las células ganglionares para salir del ojo.
En la base del cerebro está situado el quiasma óptico donde algunas de las fibras nerviosas cruzan hacia el otro lado del cerebro.
Visión cromática
El sistema de visión en los humanos nos permite ver una amplia gama de colores. Matiz, saturación y brillantez son tres aspectos de nuestra experiencia del color. El matiz designa los colores (rojo, verde, azul, etc.), la saturación indica lo vívido o la riqueza de los colores, y la brillantez indica su intensidad. El ser humano puede distinguir sólo unos 150 matices; pero mediante las gradaciones de la brillantez y la saturación puede percibir cerca de 300,000 colores.
Las teorías de la visión cromática intentan explicar cómo los conos, que son apenas cerca 150,000 en la fóvea, pueden distinguir unos 300,000 colores. Una pista la encontramos en la mezcla de colores: la mezcla aditiva de colores es un proceso que consiste en combinar unas cuantas luces de varias longitudes de onda para obtener muchos colores nuevos; la mezcla substractiva de colores consiste en combinar unos cuantos pigmentos para crear una rica gama de colores nuevos.
Basándose en los principios de la mezcla aditiva de colores, la teoría tricromática sostiene que el ojo contiene tres clases de receptores al color que son muy sensibles a la luz roja, verde o azul. El cerebro combina las señales provenientes de ellos y así detecta cualquier valor e incluso las diferencias sutiles entre los que son casi idénticos. Esta teoría explica algunas categorías de la ceguera al color. Los dicrómatas presentan una deficiencia en la visión de rojo-verde o de azul-amarillo; los monocrómatas no distinguen los colores. Se da el nombre de tricrómatas a los que tienen una visión normal del color. En cambio, la teoría del proceso oponente establece que los receptores están especializados para responder a uno de los dos miembros de las tres parejas básicas de colores: rojo-verde, amarillo-azul y blanco-negro (claro y oscuro).
Basándose en elementos de las dos teorías, actualmente se afirma que, aunque hay tres clases de receptores del color en la retina (para luz violeta-azul y luz verde-amarilla), los mensajes que transmiten son codificados por otras neuronas del sistema visual mediante un proceso oponente.
Visión cromática en otras especies
Además del hombre, muchos otros primates -entre ellos las tupayas, los monos y los simios- distinguen muy bien los colores. Sin embargo, a diferencia del hombre, la mayoría de ellos son dicrómatas: ven el mundo sólo en función del rojo y el verde, del azul y el amarillo. Los roedores como los hámsteres, las ratas y las ardillas parecen ser totalmente ciegos al color. Algunos reptiles, peces, insectos, aves y moluscos distinguen el color, pero difieren en lo que pueden ver; por ejemplo, las abejas pueden ver la luz ultravioleta, no así la roja. El hecho de saber que un animal es sensible a la luz de cierta longitud de onda no significa saber cómo experimenta el color.
AUDICIÓN
La sonidos que oímos son experiencias psicológicas creadas por el cerebro en respuesta a la estimulación.
El sonido
Los estímulos físicos del oído son las ondas sonoras que producen vibraciones en el tambor. La frecuencia es el número de ciclos por segundo de una onda, expresado en una unidad denominada hertz. La frecuencia es el principal determinante del tono;lo agudo o lo grave que parece ser un sonido. La amplitud es la magnitud de una onda; rige en gran parte el volumen de un sonido. El volumen se mide en decibeles. El complejo patrón de sobretonos determina el timbre de un sonido.
El oído
La audición comienza cuando las ondas sonoras chocan contra el tambor y lo hacen vibrar. La vibración a su vez hace que vibren en secuencia tres pequeños huesos del oído medio: el martillo, el yunque y el estribo. La Las vibraciones se intensifican al cruzar el oído medio y se internan en lo profundo del oído interno. La ventana oval, que está unida al estribo, y la ventana redonda son membranas situadas entre el oído medio y el interno. En este último, las vibraciones hacen vibrar el líquido en el interior de la cóclea, impulsando hacia arriba y hacia abajo la membrana basilar y el órgano de Corti. .
Dentro del órgano de Corti se encuentran pequeñas células pilosas que obran como receptores sensoriales de la audición; cuando éstas se estimulan se producen señales auditivas que son transmitidas al cerebro a través del nervio auditivo. El cerebro reúne la información procedente de miles de esas células para crear la percepción de los sonidos.
Teorías de la audición
Hay dos puntos de vista básicos que explican cómo codificamos los patrones de las ondas sonoras y los convertimos en mensajes nerviosos. La teoría de lugares establece que el cerebro determina el tono, identificando el sitio de la membrana basilar donde el mensaje es más fuerte. La teoría de la frecuencia sostiene que la frecuencia de las vibraciones de la membrana basilar es traducida en su totalidad en una frecuencia equivalente de impulsos nerviosos.
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