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La dimensión humana de la psicoterapia


Enviado por   •  14 de Marzo de 2024  •  Resúmenes  •  10.868 Palabras (44 Páginas)  •  29 Visitas

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Psicoterapia

UNIDAD III. LA DIMENSIÓN HUMANA DE LA PSICOTERAPIA

INTRODUCCIÓN

Una persona es un ser integral, independiente y con capacidad de decisión, que ha evolucionado a lo largo de mucho tiempo para llegar hasta el día de hoy. Es un concepto tan amplio que resulta complicado explicarlo a cabalidad. Sin embargo, dentro de la psicología, la persona es ese ser que acude a ella para encontrar soluciones a sus problemas, para dar salida a sus emociones, e incluso para conocerse a sí misma.

La figura de persona dentro del proceso terapéutico es aún más determinante, pues es ella quien lleva la batuta, a través de su voluntad, es decir, a través de la decisión de querer comprometerse con un proceso que la puede llevar a un viaje contradictorio pero reparador. La voluntad es la guía de la persona hacia el encuentro consigo mismo dentro del espacio terapéutico.

Pero la persona, inmersa en un contexto más amplio, también desarrolla una serie de creencias enigmáticas sobre la terapia, es decir, el tabú. El tabú es la prohibición implícita o no, de realizar alguna actividad o conducta, o también de creer ciertas cosas. Los tabús sobre psicoterapia se han alimentado a lo largo del tiempo a través de mitos y desconocimiento por parte de la población. Además, el tabú implica una serie de mecanismos para que las personas se sometan a ciertas formas de convivencia. Desde este punto de vista, la psicoterapia parece absurda e innecesaria.

Lo que propicia que se crea más en falsas terapias que a través del efecto placebo, convencen a la gente de dar soluciones rápidas y efectivas a problemas que suelen ser difíciles y requerir de un estudio cauteloso. Las pseudoterapias, pululan entre la población aprovechándose de la voluntad del hombre para cambiar y del tabú hacia métodos comprobados.

Por este motivo, el psicoterapeuta en su rol de profesional de la salud, que actúa bajo la ética que marca su profesión, tiene la responsabilidad de trabajar bajo enfoques basados en evidencia científica que aseguren a los usuarios de las psicoterapias, la calidad en su tratamiento, y, por ende, el éxito al lograr sus objetivos.

Las psicoterapias basadas en evidencia, van en aumento, aunque son algunas las que sobresalen como las terapias cognitivo conductuales, aun con esto, el reto para esta área de la psicología, es seguir generando conocimiento empírico validado a través de los estudios que solo pueden ser proporcionados por los psicólogos en su práctica clínica. Si bien, esto no garantiza el éxito terapéutico, si asegura que los procedimientos realizados dentro de la terapia, son confiables y válidos.

PERSONA: VOLUNTAD VS TABÚ EN PSICOTERAPIA.

El proceso psicoterapeuta incluye diversos elementos que lo hacen posible, las interacciones entre estos elementos producen cambios en el o los participantes de la misma. En cuanto a los elementos nos referimos a la alianza terapéutica, al establecimiento de contrato, etc., todo lo necesario para su realización, y en cuanto a los participantes nos referimos al paciente o cliente, y al psicoterapeuta analista. En este último punto se centra el contenido de la unidad, en este apartado, nos centraremos exclusivamente en la persona del paciente. Para comenzar, es necesario establecer la concepción que se tiene del

hombre, para poder comprender luego de donde viene su voluntad y de dónde y por qué surgen los tabús alrededor de la psicoterapia.

Hombre-Persona

La concepción del hombre es tan antigua como el hombre mismo, los griegos, por ejemplo, consideraban que el hombre era parte de la naturaleza, que ocupaba el mismo lugar que cualquier otro ser vivo y por lo tanto tenía un rol en ella, la pregunta era ¿Cuál es ese rol? De ahí que filósofos como Platón comenzaran a cuestionarse sobre sí mismos, específicamente Platón considero que la composición del hombre se daba en dos partes claramente distintas, el cuerpo y el alma, siendo esta última el motor del hombre, ocupando un lugar superior respecto al cuerpo; mientras que al cuerpo lo consideraba como una realidad de la persona que podía ser modificado y que era perecedero. Para Platón, el objetivo del hombre en la tierra era volver a ser solo alma, considerada como el mundo de las ideas equiparable con lo divino, por ello, el hombre vivía con el fin de reencontrarse con su divinidad. Aristóteles también tenía su concepción del alma, asignándole características racionales. Además, pensaba en el hombre como un ser social que requería la convivencia con el grupo para SER, y dentro de esta comunidad poder encontrar la razón, el intelecto y su razón de ser en la naturaleza.

Desde los postulados de grandes filósofos como Platón y Aristóteles hasta la actualidad, la noción de hombre o persona ha dado origen a diversas teorías desde el origen de su concepción hasta sus formas de comportamiento. Siguiendo de forma rudimentaria la línea del tiempo, tenemos que el ser humano en la edad media, era concebido a través de la diada Dios-Hombre, fue el cristianismo quien trató de desvelar la esencia del hombre en cuanto a creación divina, a imagen y semejanza del omnipresente. San Agustín compartía las ideas platónicas sobre la dupla Alma-Cuerpo, considerando al alma inmortal, lo que permitiría al hombre alcanzar la plenitud de la felicidad en la eternidad. Además, considero que el hombre, a través de la libertad de decisión puede llegar a Dios. Por su parte Santo Tomas consideró que el hombre tiene una naturaleza doble en cuanto a espiritualidad y parte corpórea, que además tiene la capacidad de pensar colocándolo por encima de los animales, pero con la responsabilidad de someter el mundo a través de su comprensión del mismo. En esta misma época, existe otra apreciación del hombre menos filosófica y de donde surge la concepción de “anormalidad”, bien, pues en esos tiempos las personas que padecían alguna condición diferente a la de la mayoría eran considerados aberraciones de la naturaleza, que, por lo tanto, no eran reflejo de la divinidad, sino del pecado o de la maldad. Lo mismo sucedió del otro lado del mundo, durante las colonizaciones, solo que con personas que a la vista eran iguales en composición corpórea a los conquistadores, pero que no cumplían con las características marcadas por el viejo continente, así, los primeros relatos de los conquistadores, expresan toparse con monstruos sin cabeza, hombres con un solo ojo, etc., mostrando así la visión salvaje que tenían del nuevo mundo. En el caso específico de México (Martínez González, Barona, & , 2015), los registros indican que la concepción que tenía los conquistadores de los pobladores no era la de salvajes, sino

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