Lo que los niños necesitas para ser felices

Lo que los niños necesitan para ser felices.

                                                                                              Por: Matias Cuenca.

Era un día normal para Sergio o eso parecía estaba en la escuela, como siempre era difícil que se concentre. Pues lo que el escuchaba no era lo que los demás oían la voz del profesor sino que el también  atendía  la campana, la voz de sus compañeros, los lápices cayendo al suelo, el sonido de masticar un chicle y todo junto no se escucha nada bien  o como decía su profesor de educación física Jorge: eres un niño que nunca entenderás nada, que haces en mi clase. No entendía lo que presentaba y esto era déficit de atención con hiperactividad así lo demostraba su informe psicológico. Justamente era la tercera hora de clase y entraba a la asignatura de  educación física, Sergio se frustraba en  esa clase mientras los demás practicaban lo que más lo apasionaba: el futbol, a él lo tenían sentado en una esquina de la clase como le gusta llamarla la esquina de la decepción y es precisamente lo que sentía cuando no podía jugar, ya todos se iban a casa pero él se quedaba porque su profesor así lo prefería y como sabía que no se conectaba consigo mismo,  se desquitaba diciéndole:  ¿ Por qué no puedes hacer nada? , ya deja de verme con esa cara, o acaso ¿no tienes otra?

Como sus padres trabajan toda la tarde  debe ir solo a su casa, desde que descubrieron en el diagnóstico que padecía de este trastorno lo aislaron, tenían miedo de lo que iban a decir sus amigos. Sergio solo en casa, con hiperactividad y  todo, tuvo  algo más especial dentro de él que hacía que juego muy bien  futbol. Así practicaba toda la tarde como si fuese su trabajo, era la representación viviente del mismo  Neymar  poseía unas destrezas increíbles que de saber todo eso sus padres a lo mejor lo hubiesen apoyado un poco, cuando llegan sus padres por el cansancio se dirigen directo a dormir y una vez  mas no lo abrazaron ni le dicen un simple pero caluroso te amo hijo. En la noche es aún peor se despierta de repente, no puede dormir, su cerebro sigue trabajando y procesando toda la información.

Ya despiértate le dice Carmen, su madre, luego de lidiar tanto Sergio se logra despertar, se baña y se cambia lastimándose porque no puede mantenerse quieto. Sus padres dicen que con el tiempo ya se le quitara, es cosa de niños, es imposible confiar en ese psicólogo.

Sergio se dirige a la escuela pero al verlo la hermosa e inteligente profesora Luisa lo ayuda, es una profesora muy buena que hace hasta milagros para ayudar. Conversa con Sergio y le pregunta que como se siente, pero este solo la mira con una cara de inocencia, solo como un verdadero ángel lo haría y no le responde pero para la profesora eso basto.

Suena la sirena y Sergio como ya le habían enseñado va a la clase de educación física y se repite lo mismo todos juegan, el no. Y el profesor estaba tan molesto que hasta llego a pegarlo, pero ¿Por qué nadie hizo nada? Por la simple razón de todo cobarde si dices algo mato a sus padres. La maestra Luisa observa que alguien se atrevió a pegarlo y pregunta a los demás, pero se quedó sin respuesta, todos le temían a Jorge.

Al otro día  la profesora llama a los padres de Sergio para que puedan conversar sobre lo que está pasando. Sin embargo le dicen que no tienen tiempo y cuelgan. Luisa admirada decide encargarse ella misma, ni corta ni perezosa fue vigilando todo lo que hacía Sergio desde venir al colegio hasta regresar a  su casa si es necesario decía a sus adentros.

Sergio va acompañado de su maestra porque ella no piensa rendirse hasta encontrar a sus padres, al estar en su casa cuidándolo se asombró de que Sergio iba, tomaba la pelota y jugaba de una manera extraordinaria pero como aprendió era la pregunta clave y seguramente sus padres no fueron dijo la maestra.

Al pasar varias horas llegan Carmen y Luis se encuentran con la sorpresa de ver a la educadora de Sergio sentado en su sofá y sin pensarlo dos veces Luis le grito: si no sales ahora mismo de aquí llamo a la policía, es mi hijo no el suyo déjenos en paz. Sin más que poder hacer se retiró.

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