Olga Y Leticia Cossettini, Su Expericencia En La Ciudad De Rosario

4) Olga y Leticia Cossettini, intelectuales, artistas y maestras en el año ‘30, formaron una estructura de escuela diferente a las de la época, tanto en la parte pedagógica como en la práctica. Estas pensadoras idealistas tenían una concepción de la forma en que se debía enseñar basada en la integración del alumno al aula, tanto de forma espiritual como cultural. La escuela debía construir un lazo entre infancia y sociedad, partiendo desde las bases de la solidaridad, lo artístico y lo creativo en el desarrollo individual.

En 1935, por decreto del director de enseñanza de la provincia de Santa Fe, Olga Cossettini es trasladada a la escuela Dr. Gabriel Carrasco en el barrio Alberdi de la ciudad de Rosario, para llevar a cabo un ensayo sobre la escuela experimental. Nombrada por el consejo como directora se muda con su hermana Leticia a la escuela, donde establecen un nuevo sistema de enseñanza, un fenómeno pedagógico llamado “Escuela Serena”; basado en la solidaridad y el desarrollo creativo del niño. Juntas transforman el establecimiento y los maestros que ya enseñaban allí; poco a poco éstos que no les tenían confianza fueron cambiando su actitud y aceptando esta nueva forma que Olga proponía; mediante su plan de estudio, sus ideas y la forma en que las transmitía, cada maestro se encontró a si mismo capaz de servir, de ser útil, de transmitir.

Dentro de esta forma de enseñar estaban los paseos diarios, en los cuales los maestros llevaban a los alumnos a parques, plazas, o simplemente a caminar por el río. Pero no solo salían a pasear, aprendían contenidos del aula mediante la fauna, la flora, la medición del tiempo que caminaron, o tal vez el diámetro de algún cantero; al mismo tiempo enseñaban a descubrir, a apreciar, escuchar y ver todo lo que estaba pasando a su alrededor, entonces, la naturaleza y lo cotidiano se convertían en herramientas para enseñar los saberes de las materias, “el arte estaba en el vivir cotidiano, porque la sensibilidad estaba en el vivir cotidiano” (ex alumno de la Escuela Carrasco). Además de estos paseos diarios, los maestros incitaban a los alumnos desde primer grado a dibujar en todas las horas, haciendo ilustraciones sobre ensayos, cuentos y poemas, o de alguna entrevista a un quintero, al herrero o un viejo poblador. Llevaban a cabo también trabajos solidarios, acercando conocimientos básicos a los barrios más necesitados, o simplemente con un banco y pancartas en la vereda, mediante lo que se llamaba “Misión infantil de divulgación cultural” que luego finalizaban en baile, música o en una obra de títeres. Era una comunicación de escuela-pueblo permanente.

Tanto Olga como todo su método fueron muy criticados por sectores de la sociedad y maestros de otras escuelas, pero al mismo tiempo la institución fue visitada por artistas, escritores y poetas que venían tanto de países limítrofes como de España.

15 años después,

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