Parafilias

Freud definió la actividad sexual como perversa de acuerdo con varios criterios: 1. Se focalizaba en regiones no genitales del cuerpo. 2. Más que coexistir con la práctica estándar de las relaciones genitales con un compañero del sexo opuesto, suplantaba y reemplazaba esa práctica. 3. Tendía a ser la práctica sexual exclusiva del individuo.

McDougal (1986) señaló que es usual encontrar fantasías perversas en todas las conductas sexuales adultas, pero causan pocos problemas porque no llegan a ser compulsivas. Ella sugiere el término neosexualidad para referirse a la naturaleza innovadora de la práctica y la intensa investidura en su búsqueda; propone que el término perversión sea reservado para personas imponen sus deseos a su pareja que no desea comprometerse en el escenario sexual de ese individuo o seduce a personas no responsables como niños o adultos mentalmente discapacitados.

Para Stoller (1975, 1985) la crueldad, el deseo de humillar y degradar a la pareja sexual como así mismo son los determinantes cruciales de una conducta perversa. Luego advierte que la intimidad es un factor crítico en la diferenciación. Un sujeto es perverso solo cuando el acto erótico es usado para evitar una relación íntima, emocional y a largo plazo.

El DSM IV usa el término parafilia para referirse a situaciones donde se utilizan objetos no humanos, en las cuales la humillación corriente o el dolor es infligido a uno mismo o a la pareja de uno, o en la cual niños o adultos no consentidores son involucrados. Las clasifica según su gravedad en: leves (pacientes bastante perturbados pos sus urgencias sexuales parafílicas, pero no las actúan); moderadas (trasladan sus urgencias a la acción, pero solo ocasionalmente; graves (actúan repetidamente sus urgencias parafílicas).

Comprensión Psicodinámica: La Teoría de las Pulsiones juega un papel importante en la visión clásica de las perversiones, Freud creyó que los instintos y los objetos están divorciados unos de otros y describe la neurosis como el negativo de las perversiones: los síntomas neuróticos eran fantasías perversas desexualizadas, mientras que en las perversiones las fantasías se vuelven conscientes y son directamente expresadas como actividades placenteras y egosintónicas. La visión clásica señala que las perversiones pueden ser fijaciones o regresiones a formas infantiles de sexualidad que persiste en la vida adulta. Stoller indica que los pacientes son llevados por sus fantasías de vengar traumas infantiles humillantes causados por sus padres.

Muchas personas que padecen parafilias no se han separado e individuado completamente de las representaciones intrapsíquicas de sus madres, Mitchell (1988) las comprendió como un desafío de la influencia despótica de la figura materna interna. Para Kuhut (1971, 1977) la actividad perversa implica un intento desesperado de restaurar la integridad y la cohesividad del self en la ausencia de las respuestas empáticas de objetos del self por parte de los otros.

Ciertas prácticas sexuales u objetos sexuales se vuelven como drogas que la persona usa para medicar una sensación de muerte interna y temor a la autodesintegración. Goldberg vincula la perversión a una escisión dentro de la personalidad entre la parte del verdadero yo y el sector renegado que se encarga de iniciar y promulgar los actos perversos.

Exhibicionismo y Voyeurismo: Al exponer sus genitales a mujeres o niñas extrañas el exhibicionista afrontar su angustia de castración y le dan un sentimiento de poder sobre el sexo opuesto, recuperando algo del sentido de valor e identidad masculina. Para Stoller (1985) la angustia está relacionada con la identidad, con la angustia existencial y la identidad nuclear de género. Los exhibicionistas sienten que no llaman la atención de sus familiares y recurren a estas conductas para ser notados.

Fenichel (1945) relacionó el

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