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Pedagogía


Enviado por   •  15 de Octubre de 2013  •  695 Palabras (3 Páginas)  •  186 Visitas

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DOLTO

Cap. 1: El concepto de adolescencia: puntos de referencia, puntos de ruptura

Algunos prolongan la infancia hasta los 14 años y sitúan la adolescencia entre los 14 y los 18 años, como una simple transición hacia la edad adulta. Aquellos que la definen en términos de crecimiento, como un período de desarrollo muscular y nervioso, se sienten tentados incluso de prolongarla hasta los 20 años. Los sociólogos toman en cuenta el fenómeno actual de los adolescentes retrasados, estuantes prolongados que viven en casa de sus padres mucho más allá de su mayoría de edad. Algunos psicólogos reducen la adolescencia a un capítulo final de la infancia. El nacimiento es una mutación que permite dar paso del feto al niño de pecho y su adaptación al aire y a digestión. El adolescente, por su parte, pasa por una muda respecto de la cual nada puede decir, y es, para los adultos, objeto de un cuestionamiento que, según los padres, está cargando de angustia o pleno de indulgencia. El estado de adolecencia se prolonga según las proyecciones que los jóvenes reciben de los adultos y según los que la sociedad les impone como límites de exploración. Los adultos están ahí para ayudar a un joven a entrar en las responsabilidades y a no ser lo que se llama un adolescente retrasado. La sociedad tiene un interés en que el adolescente no pierda el tiempo en una vida de

Beneficiado. Pero esta justa preocupación lleva también al exceso de celo que consiste en estimular demasiado a un niño de 11 años a no ser niño prolongado. Si bien no hay que dormirse, tampoco hay que precipitar las cosas. En el lenguaje popular, se dice con frecuencia:

“te portas como un niño, pero ya no eres un niño”. ¿Acaso no es éste un lenguaje totalmente pernicioso y con culpabilidad, si el padre o la madre le dicen esto a un preadolescente? Pero él no le presta atención a estas palabras, les prestaría si fuera uno de sus compañeros quien se las dijera, pero no los padres. En las escuelas siempre corretea por ahí un muchachito menos afirmado, menos desarrollado que tiene problemas para hacerse aceptar por el arcángel o cabecilla. Se le rechaza y le dicen “¡Eres un pequeñín, un renacuajo; no sabes, lárgate...!”. Esta infantilización es proyectiva viniendo de un joven, afecta más al niño que si su madre, que le dice: “no te hagas el pequeñín”.

Hoy muchos jóvenes a partir de los 11 años conocen estados depresivos y estados paranoicos. Y ejecutan actos de agresión gratuitos. En esta crisis, el joven se opone a todas las leyes; porque le ha parecido que alguien que representa la ley no permitía ser ni vivir. En este momento la extrema fragilidad, se defienden contra los demás, bien mediante la depresión, o por medio de un estado de negativismo que agrada aún más su debilidad. No tienen aun vida sexual si no es a través de la imaginación.

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