Psiclogia En El Adelescente
we1dy2528 de Enero de 2015
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TEMA 3 PSICOLOGÍA DEL ADOLESCENTE Y SU ENTORNO
P.J. Ruiz Lázaro Centro de Salud Manuel Merino. Alcalá de Henares (Madrid). Servicio Madrileño de Salud
Objetivos de aprendizaje ◗ Saber cuáles son las metas que alcanzar en el desarrollo psicológico de un adolescente. ◗ Conocer los cuatro duelos o pérdidas que tiene que afrontar el adolescente. ◗ Reconocer los cuatro estados en la evolución de la identidad ◗ Saber cuáles son los síntomas que sugieren vulnerabilidad psicológica en un adolescente.
Generalidades Desarrollo psicológico La adolescencia es una etapa funda- mental en el desarrollo psicológico de una persona, pues es el periodo en el que se forja su personalidad, se conso- lida su conciencia del yo (adquirida en la primera infancia), se afi anza su iden- tidad sexual y se conforma su sistema de valores. Es una época de búsqueda, de oposición, de rebelión, de extremis- mo a veces; la edad de los ideales, de verlo todo claro para, al instante si- guiente, verse inmerso en la confusión mental más absoluta; de transgredir normas y de ir en contra de todo y de todos; de revolución personal para, po- co a poco, ir reconstruyendo el propio yo fragmentado. Desde el punto de vis- ta fenomenológico, la psique del ado- lescente se halla en un proceso de con- solidación en el que ha de producirse la integración psíquica del cuerpo se- xuado púber y la progresiva emancipa- ción de las fi guras parentales: • Frente a la impotencia de los cam- bios puberales (por efecto de la fi sio- logía y no del poder del yo), el ado- lescente intenta ser dueño de su cuerpo mediante las modas o impri- mir su marca y su derecho de pro-
piedad sobre su cuerpo, por lo que recurre, por ejemplo, a tatuajes o a piercings. • Siente la necesidad paradójica de, por un lado, romper el cordón umbi- lical y despegarse del cuerpo mater- no y de los objetos vinculares de la infancia, y por otro, apropiarse de la fuerza de los padres y acabar con las identifi caciones paternas, por ejem- plo reivindicando su derecho a la di- ferencia.
Metas Las metas que conseguir durante la adolescencia son: adaptarse a los cambios corporales, afrontar el desa- rrollo sexual y los impulsos psicosexua- les, establecer y confi rmar el sentido de identidad, sintetizar la personali- dad, independizarse y emanciparse de la familia, y adquirir un sistema de va- lores respetuoso con los derechos pro- pios y ajenos. Para alcanzar estas me- tas, según Arminda Aberastury, el adolescente tiene que afrontar cuatro duelos o pérdidas: • El duelo por el cuerpo infantil perdi- do. En no pocas ocasiones, el ado- lescente contempla sus cambios como algo externo frente a lo cual él
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es un espectador impotente de lo que le ocurre a su cuerpo. De ahí las muchas horas que se pasa ante el espejo. Ha de despedirse de su cuerpo infantil, que hasta ese mo- mento mantenía toda su imagen psicológica. • E l duelo por el rol y la identidad in- fantil. Debe renunciar a la depen- dencia de sus padres y asumir res- ponsabilidades que muchas veces desconoce. • E l duelo por los padres de la infancia. Tiene que despedirse de la imagen idealizada y protectora de sus padres para obtener, si todo va bien, autono- mía. • E l duelo por la bisexualidad infantil perdida.
Conflictos de dependencia infantil Los procesos de duelo comportan pa- ra el adolescente la existencia de nu- merosas formas de angustia, ya que ha de destruir ataduras muy ancladas a su estructura personal; para no des- truirlas, muchos adolescentes adoptan formas regresivas y actitudes infanti- les. Esto hace que los padres no aca- ben de comprenderlos, porque espe- ran otro tipo de reacción. Esto se manifi esta sobre todo cuando los ado- lescentes, por instinto de defensa, adoptan actitudes agresivas hacia los padres. El adolescente en el fondo siente que los necesita, pero no lo quiere admitir. El amor se convierte en agresión. Esta agresividad provoca en el adolescente un sentimiento interior de culpa, que no acaba de aceptar, lo que lo lleva a culpar a los padres de to- do lo que le está pasando, y como esto le provoca una angustia más fuerte, siente una mayor necesidad de ayuda (que, sin embargo, le costará mucho pedir y aceptar). Las luchas y rebeldías externas del adolescente muchas ve- ces no son más que el refl ejo de los confl ictos de dependencia infantil que íntimamente aún persisten.
Superación de los duelos Según John Bowlby, para superar los duelos el adolescente debe atravesar para cada uno de ellos las siguientes fases:
• P rotesta. Se rechaza la idea de pérdi- da, lo que trae consigo una ruptura con la realidad de carácter defensivo, que implica irritación y decepción. • D esesperación. Se admite la pérdida, con la consiguiente nostalgia y anhe- lo de lo que se ha perdido. Es una fa- se caracterizada por la desorienta- ción. • D esapego. Se logra la renuncia al ob- jeto y la adaptación a la vida sin él, lo que posibilita el apego a nuevos ob- jetos. Desarrollo cognitivo En el desarrollo cognitivo cabe distin- guir distintas dimensiones: la inteligen- cia, la capacidad crítica, la imaginación, el aspecto afectivo y la personalidad.
Inteligencia El adolescente desarrolla la capacidad de razonar en abstracto. En la adoles- cencia se realiza el paso gradual a un pensamiento más objetivo y racional. El adolescente va adquiriendo una ma- yor habilidad para generalizar, una ma- yor capacidad para usar abstraccio- nes; la posibilidad de aprender el concepto de tiempo y el interés por problemas que no tienen una implica- ción personal inmediata. Empieza a pensar abstrayéndose de las circuns- tancias presentes y a elaborar teorías sobre todas las cosas. Es capaz de ra- zonar de un modo hipotético y deduc- tivo (es decir, a partir de hipótesis gra- tuitas) y, procediendo únicamente por la fuerza del propio raciocinio, llegar a conclusiones. Los progresos del razo- namiento están vinculados al descu- brimiento de las ideas generales, que tiene lugar hacia los 14 años, al hallaz- go de las trabazones lógicas que unen estas ideas entre sí, así como a la po- sibilidad de pasar de la simple verifi - cación a la demostración teórica. Ra- zonar es para el adolescente una necesidad vital, y si no puede satisfa- cerla hablando con adultos, la sacia dedicándose a múltiples actividades, que abandona a menudo en cuanto ha ejercitado su razón. Razona sobre todo lo habido y por haber, de forma gratui- ta, como si fuera un deporte. Antes de emplear la razón en su fi nalidad pro-
pia, comenzará por saborear la alegría de afi rmarse como persona capaz de razonar. Es el despertar del pensa- miento personal. Se trata de adquirir un dominio en la actividad intelectual y al mismo tiempo de afi rmar la propia personalidad; de ahí la tozudez con que el adolescente defi ende sus pro- posiciones, aunque a veces incluso él mismo es consciente de la falacia de su argumentación.
Edad de la crítica El adolescente juzga y discute; no siempre lo manifi esta externamente, porque el temor puede impedírselo, pero al menos en su fuero interno opondrá objeciones a lo que se le in- culca desde el exterior. Lo critica todo. Es una oportunidad más de tomar con- ciencia de sí mismo, midiéndose con cuanto lo rodea. Descubre que la ver- dad no depende de la intensidad afi r- mativa de los adultos, sino de la co- rrespondencia con criterios intrínsecos. El criterio de certidumbre, que hasta ahora fi aba a la seguridad de sus pa- dres o educadores, se le presenta brutalmente inseguro. La solidez de su círculo familiar y educativo, que hasta ese momento juzgaba como absoluta- mente indispensable, de ahora en ade- lante le parecerá un obstáculo que for- zosamente ha de desaparecer si quiere desenvolver su actividad de una manera autónoma. El hecho de que se le presente una afi rmación apoyada en una autoridad es motivo sufi ciente pa- ra que, por eso mismo, la considere peligrosa para su libertad y, por tanto, enojosa. Por eso, la mayoría de las ve- ces no es el carácter dudoso de una aserción el motivo de las críticas que el adolescente lanza contra ella, sino la violencia de la autoridad que trata de imponérsela a su inteligencia. El meca- nismo de la ultracompensación lleva al adolescente a negar o afi rmar tanto más categóricamente las cosas cuanto más acentuada sea su sensación de inferioridad frente a los adultos.
Imaginación Edad de la fantasía La imaginación del adolescente está tremendamente exaltada. La principal
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causa es su fi na sensibilidad, siempre ávida de nuevas experiencias sensi- bles. Como el mundo real no ofrece bastante campo ni proporciona sufi - ciente materia a las desmedidas ape- tencias de sentir que existen en él, el adolescente se refugia en un mundo fantasmagórico, donde se mueve a sus anchas y que le proporciona situacio- nes a su gusto, para poder sentir nove- dades o repetir experiencias ya vividas. Este ejercicio de la imaginación des- empeña una función constructiva y creadora, ya que permite al adolescen- te pensar en el futuro, formarse una vi- sión panorámica de su existencia, dan- do sentido y motivación a acciones que, en el presente inmediato, no pa- recen tenerlo. A veces, la imaginación puede ser también un peligroso meca- nismo de evasión de la realidad. Para defender el concepto que tiene de sí mismo, el
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