Psicoanalisis

El Cisne Negro: Psicosis y ¿Creación artística?

Nina es una bailarina solista de ballet, perfeccionista de sus movimientos. La historia transcurre durante el proceso en que la protagonista, seleccionada para interpretar el rol principal del Lago de los Cisnes, debe encontrar en su interior el personaje del cisne negro.

El cisne negro es sinónimo de oscuridad, sensualidad y seducción, aspectos que en la personalidad de Nina no resultan visibles. En el proceso de búsqueda interna la protagonista vive una serie de hechos significativos, consecuencia de su descompensación psicótica.

Lo interesante como espectadores es ver como en determinado momento el Cisne Negro toma cuerpo; podría decirse como “toma EL cuerpo” de la protagonista dentro de su realidad delirante.

La película hace un juego donde por momentos vemos desde los ojos de Nina, introduciéndonos de lleno en la mente de la psicosis; y por momentos vemos desde afuera a una protagonista que por momentos se muestra desvalida y frágil, y en otros con una fuerza que arremete al mundo.

Nina sufre la vivencia de fragmentación del cuerpo, característica de un desencadenamiento de psicosis, donde no puede siquiera reconocerse en el espejo, o vivir su cuerpo como una unidad.

El anhelado papel del Cisne Negro, constituye un logro, pero también una frustración externa que no logra tolerar, y que la obliga a retirar su energía psíquica de la realidad para depositarla en su propio Yo; un Yo fragmentado y escindido más cercano al “Yo placer” y a lo puramente corporal.

Se puede observar que al momento de construir su cisne negro, Nina se ve en la difícil tarea de responder desde un significante que no existe en su inconsciente. Lo relativo a la sensualidad y la seducción es lo faltante, y causa de su descompensación. Como respuesta a esa falta y como forma de taponar esta “hiancia Simbólica”, Nina responde desde el delirio.

El brote psicótico deviene cuando la persona es llamada a responder desde un significante que no posee, desde una hiancia en el campo simbólico.

En este punto, para Nina la danza no constituye lo que podríamos pensar desde Winnicott como un espacio de creación, sino un intento desesperado de estar conectada y de tener continuidad en la realidad externa. Su danza funciona desde el lugar de la forclusión, desde una hiancia en el campo simbólico; Nina danza el significante que no tiene.

La producción psicótica no está ligada a lo creativo,-valga aclarar- a la posibilidad de articular lo interno con lo externo, principio de placer con principio de realidad en una zona intermedia: una zona de juego y creación.

En el proceso de regresión al Narcisismo Primario y retorno de la libido al Yo, la Hipocondría Psicótica surge provocando las más crueles vivencias a la protagonista, ligadas además

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