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BIOÈTICA: ¨no es ningún pacto, sino una imposición¨

Diana Marcela Valencia Galvis

22 de mayo de 2017

Llevamos toda la vida haciendo cosas que no son buenas, sin darnos cuenta que lo son, porque después de tanto tiempo, se nos olvidan los límites de ciertas cosas, como de nuestros gustos o placeres, y no tenemos la mínima conciencia, ni hemos sido capaces de ver hasta donde hemos llegado, por el simple hecho de complacernos. No vemos los limites cuando le quitamos la libertad a animales de una hábitat totalmente diferente de la nuestra, solamente por el hecho de querer compañía, o tranquilidad mental, usando excusas, algunas veces un poco egoístas, solo para justificar el porqué de la privación de la libertad de estos, creyendo que les estamos ofreciendo algo justo, un pacto que los beneficia a ellos y a nosotros, queriendo tapar el sol con un dedo, cuando las cosas no deberían ser así, deberían ser diferentes. Pero muy pocos se han dado cuenta del error que hemos cometido durante todo este tiempo, es una clase de secuestro disfrazado, adornado con la idea de vida tranquila y sin peligros externos. Creyendo que tenemos un coeficiente intelectual alto, solo por entender la belleza de ellos, sin darnos cuenta de las cosas que van más allá, de nuestros errores al pensar que solo por alimentarlos estamos siendo buenos, porque eso es lo que merecen ellos por la vida tranquila y serena que les estamos ofreciendo, sin ver que nosotros pagamos poco por lo que ellos nos dan, porque les estamos quitando la vida natural que deberían llevar, al tenerlos en jaulas, encerrados en cristales pequeños, o en zoológicos, pensando que deben estar felices, cuando no, son animales que necesitan sentirse verdaderamente libres, porque no me imaginaria vivir mi vida encerrada en una habitación, con horarios para todo, viendo las mismas paredes todos los días, comiendo el mismo alimento artificial, en un lugar donde no pertenezco pero me imponen adaptarme, y luego simplemente darme cuenta, que afuera hay más, que todo este tiempo me vendieron la idea de bienestar, seguridad y amor, que era solo una mentira que los beneficiaba solo a ellos, solo por ellos y por sus mismas necesidades, después de estar encerrada tanto tiempo, ver que hay océano, que hay árboles inmensos, que hay aire puro, natural, que puedo correr, gritar, conocer diferentes cosas y diferentes personas con las cuales interactuar, y luego, después de conocer todo esto, no sentirme ni de aquí ni de allá, porque he encontrado algo hermoso, donde no están usándome para ninguna finalidad, sino que es mi libertad, el lugar donde debí estar siempre, y por otro lado, la zona de confort que ya tenía, donde no debía preocuparme si en las noches alguien va a venir a amenazar mi territorio, o a hacerme algún daño, donde no me toca buscar mi alimento porque ya está ahí, a la misma hora todos los días, y sentirse desubicado, sintiéndose vulnerable ante lo nuevo, sin arma alguna para defenderse, pero no importa, se veía bien encerrado ahí en la bolita de cristal, no importa lo que se sienta, y si no importa un ser humano inservible de tantos que hay en el planeta, ¿Que podrá esperar un animal?.

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