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Amigos De La Cruz

trentocesar27 de Abril de 2015

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El bando de Jesucristo:

La corrupción del mundo se opone a este camino y lo hace estrecho. Pero Jesús va delante, descalzo, coronado de espinas, el cuerpo ensangrentado y cargando una pesada cruz.

El número de los elegidos es menor de lo que se piensa (Mt. 20,16; Lc. 13,23-24). Solo los esforzados y los violentos arrebatan el cielo (Mt.11,12). Solo le sigue un pequeño rebano (Lc. 12,32) porque su voz no se le puede oír en medio del tumulto del mundo o porque se carece del valor necesario para seguirlo en la pobreza, los dolores, las humillaciones y demás cruces que es preciso llevar para servir al Señor todos los días.

"El que no tiene el Espíritu de Cristo- que es espíritu de cruz- no es de Cristo"(ver: Rom. 8,9).

"Los que son del Mesías han crucificado sus bajos instintos con sus pasiones y deseos" (Gal. 5,24).

"O somos imagen viviente de Jesucristo o nos condenamos".

"Un criado no es mas que su amo" (Jn. 3,16).

El bando del mundo y del demonio:

Lo mas selecto del mundo corre tras el. Las multitudes van por el camino ancho atraídas por la apariencia espléndida y brillante. Buscan lo mas fácil y placentero.

Para mantenerse en su engaño se dicen: "Dios es bueno y no nos creo para condenarnos. Dios no prohíbe las diversiones. No nos condenaremos por eso. !Fuera escrúpulos!. "No moriréis.."(Gen. 3,4).

Casi todos abandonan a Jesús en el camino de la cruz. Los del mundo ven la cruz como locura, los judíos se escandalizan de ella (1 Cor. 1,23), y nosotros sus hijos, vivificados por su Espíritu, también nos hacemos enemigos de la cruz (Flp. 3,18). "¿También ustedes quieren marcharse?" (Jn. 6,67).

Este siglo desprecia la pobreza de mi cruz para correr tras las riquezas; esquiva los dolores de mi cruz para buscar los placeres; odia las humillaciones de mi cruz para codiciar los honores. ¿Quieren conformarse a este siglo? (Rom. 12,2).

Tengo aparentemente muchos amigos que aseguran amarme, pero en el fondo me aborrecen, porque no aman mi cruz. "Tengo muchos amigos de mi mesa y muy pocos amigos de mi cruz"

No nos dejemos arrastrar por los sentidos -como Eva.

Miremos al autor y consumador de nuestra fe (Hebr. 12,2), Jesucristo crucificado. Huyamos de la corrupción del mundo.

MANDAMIENTO DE JESÚS PARA LA PERFECCIÓN CRISTIANA

"El que quiera venirse conmigo, que reniegue de si mismo, que cargue con su cruz, y me siga" (Mt.16,24; Lc 9,23)

La perfección cristiana consiste en:

1-En querer ser santo: "El que quiera venirse conmigo",

2-En abnegarse: "que reniegue de si mismo",

3-En padecer: "que cargue con su cruz"

4-En obrar: "y me siga"

1- En querer ser santo: "El que quiera venirse conmigo":

"El que quiera". No dice "los que quieran", para indicar que son muy pocos los que buscan llevar la cruz. Por lo tanto es muy reducido el numero de los que se salva. (Las Escrituras y los santos, ej. S.Basilio, S. Efrén, S. Simón el Estilita, S.Teresa de Ávila, S. Agustín, Sto. Tomas Aquino concuerdan en esto)

El conocimiento práctico del misterio de la cruz se comunica a pocos.

"A vosotros se os ha dado a conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no" (Mt.13,11). Para recibirlo hay que estar decidido a entregar su vida, renunciar al mundo y ser amigo de Dios. "Resuelto a sacrificarlo todo, emprenderlo y padecerlo todo por Jesucristo"

Hace falta voluntad.

"El que quiera". O sea, el que tenga voluntad sincera, firme, resuelta. No por instinto natural, rutina, egoísmo o respeto humano, sino por la gracia del Espíritu Santo.

Sepan que aquellos que no tienen tal determinación andan solo con un solo pie. La cruz se debe amar con corazón generoso y de buena gana.

"Una voluntad a medias -lo mismo que una oveja sarnosa-basta para contagiar todo el rebano. Si una de estas hubiera entrado en el redil por la falsa puerta de lo mundano, echadla fuera en nombre de Jesucristo, como al lobo de entre las ovejas" (ver: Mat. 7,15; Jn.10,1)

Jesús, "En vez del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz" (Hebr. 12,2).

2-En abnegarse: "que reniegue de si mismo",

El que quiera seguirme, a imitación mía, debe gloriarse solo en la pobreza, las humillaciones, y padecimientos de mi cruz: "que reniegue a si mismo". Mi amor en el le hará desear tanto seguirme que pondrá todo su corazón en el Reino sin contar el costo.

"Fuera de entre ustedes los engreídos por sus propias luces y talentos, los charlatanes que aman mucho el ruido, los devotos orgullosos que, como Lucifer, dicen "No soy como los demás" (Lc. 18,11), los que no pueden soportar que los censuren, sin excusarse; que los ataquen, sin defenderse; que los humillen, sin ensalzarse."

"No admitan entre ustedes a personas delicadas que rehuyen la menor molestia, que gritan y se quejan ante el mas leve dolor."

3-En padecer: "que cargue con su cruz"

La cruz son las humillaciones, menosprecios, dolores, enfermedades, pobreza, tentaciones, sequedades, abandonos, penalidades espirituales y todo tipo de circunstancias duras.

Dios no se place en los sufrimientos de nadie. Pero Dios saca de el las mas grandes victorias contra el enemigo si sus hijos llevan el sufrimiento con amor y confianza en Dios. La cruz nos purifica de tantos apegos a la carne y al mundo y nos ayuda a buscar primero el Reino de Dios.

Dios sabe y tiene bajo su providencia cada cruz que tengamos que llevar de manera que ninguna vendrá sin que el nos de la gracia necesaria si se la pedimos. El sabe la cruz que nos conviene y aunque desgarre su corazón amoroso permite que la llevemos para nuestro bien.

"Que cada uno cargue su propia cruz con entusiasmo y valentía. La cruz que mi Sabiduría le fabrico con numero, peso y medida..como fruto del amor infinito que le tengo".

"Que cargue": Que no la arrastre, ni la rechace, ni la recorte, ni la oculte. En otras palabras, que la lleve con la mano en alto, sin impaciencia ni repugnancia, sin quejas ni criticas voluntarias, sin medias tintas ni componendas".

"Que la plante en su corazón por amor, para transformarla en zarza ardiente, que día y noche se abrase en el puro amor de Dios, sin que llegue a consumirse...puesto que nada hay tan necesario, tan útil, tan dulce ni tan glorioso como padecer algo por Jesucristo".

S. Pablo: "Lo que es a mi, Dios me libre de gloriarme mas que de la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (Gal. 6,14).

Nada tan necesario como cargar la cruz.

La cruz es necesaria para nosotros pecadores: Las cruces de esta vida nos ayudan a unirnos a Cristo y no caer en el castigo del infierno que todos merecemos.

No pensemos que estamos seguros de no ir al infierno. Muchos creyéndose buenos estaban seguros de ellos mismos, se han permitido descuidos y quedaron condenados.

¿Pensamos esto cuando sufrimos alguna pena?. Estaríamos contentos de sufrir ahora si tan solo pensáramos en el purgatorio que es un padecer horrible. Muchos van allí por haberse conformado con confesiones a la ligera. Vale la pena padecer ahora y arrancar del demonio el libro de la muerte (Col. 2,14) en el que lleva anotados todos nuestros pecados y el castigo que merecen.

En la otra vida todo se paga hasta el último centavo (Mt. 5,26), hasta la última palabra ociosa (Mt. 12,36). Ese mal pensamiento, esa palabra que se llevó el viento, serán castigados con espantosos tormentos (Heb. 10,31).

No es que a Dios le falte misericordia. Mas bien hay que entender que la misericordia no se consigue sin abrirnos a la cruz. Jesús nos dice: "podéis beber el cáliz? (Mt. 20,22).

Excelente cosa es desear la gloria de Dios. Pero desearla y pedirla sin decidirse a padecerlo todo es una locura y una petición extravagante: "no saben lo que piden" (ibid) En realidad para ser amigos de Dios y para entrar en el Reino "Tenemos que pasar mucho" (Hechos 14,22).

La cruz es necesaria para los hijos de Dios.

Con razón nos gloriamos de ser hijos de Dios, pero también debemos gloriarnos de sufrir con El.

"Han echado en olvido la exhortación que como a hijos se os dirige: Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor; ni te desanimes al ser reprendido por él. Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los hijos que acoge. Sufrís para corrección vuestra. Como hijos os trata Dios, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige? Pero si quedan sin corrección, cosa que todos reciben, señal de que son ustedes bastardos y no hijos. Además teníamos a nuestros padres según la carne, que nos corregían, y les respetábamos. ¿No nos someteremos mejor al Padre de los espíritus para vivir? ¡Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco tiempo!; mas el, para provecho nuestro, en orden a hacernos partícipes de su santidad. Cierto que ninguna corrección es de momento agradable, sino penosa; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados

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