Cuántos Quedamos
tutolomo19 de Febrero de 2015
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Una pregunta que se hacen algunos católicos, asustados ante la desbandada actual.
No está mal que les recordemos a los lectores qué se entiende por Iglesia, ya que la mayoría confunde o identifica Iglesia con Jerarquía. No. Iglesia es la comunidad de los creyentes en Jesucristo, los que creemos que Jesús fue un hombre verdadero, como nosotros, el hijo de José y María, que murió y resucitó por nosotros, y 'está sentado a la diestra de Dios', metáfora que quiere decir, que Jesús comparte con el Padre la misma y única divinidad. Es Hijo de Dios. Es Dios. Jesús es el personaje decisivo en nuestra vida: "El que cree en mí, tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día". El que no cree, supongo yo, se acabará como un árbol que cae a la vera del camino y desaparece para siempre.
Volvamos a la pregunta inicial. ¿Cuántos quedamos?
Para responder acertadamente conviene recordar la doble dimensión de la Iglesia: es un hecho social humano y, a la vez, un hecho sobrenatural divino, dimensión esta que sólo se percibe con la fe.
Como hecho social, la Iglesia está sometida a las vicisitudes de la vida: ser exaltada y humillada, crecer y decrecer, como su Maestro. Pero, ¿podrá desaparecer? Si fuera sólo obra de los hombres, no sólo podría desaparecer sino que ya hubiera desaparecido hace siglos. Sus enemigos son muchos y poderosos y se han propuesto muchas veces acabar con ella, como el Sanedrín, que quiso muchas veces acabar con Jesús.
Respondamos clara y enfáticamente: la Iglesia no puede desaparecer, ni se acabará, porque es obra de Dios. Recordemos el siguiente pasaje de la primitiva Iglesia. El Sanedrín, reunido en pleno, para decidir si daba muerte a los Apóstoles que se empeñaban en predicar la resurrección de Jesús, contra una orden expresa de callar, volvió todas sus miradas hacia el autorizado Nicodemo. "Este mandó que hicieran salir a los Apóstoles del recinto, y les dijo: ¿Qué vais a hacer con estos hombres? Recordad que en los últimos tiempos se han presentado un tal Teudas y un Judas galileo; reunieron mucha gente, perecieron y se acabó su movimiento. Ahora pues, os digo: desentendeos de estos hombres y dejadlos libres. Porque si esta obra es obra de los hombres, fracasará. Pero si es obra de Dios, no conseguiréis destruirla. No sea que os encontréis luchando contra Dios. Y aceptaron su parecer" Hechos, 5,34.
La Iglesia surgió hace veinte siglos y los hombres no hemos podido acabar con ella. La crisis actual es aguda y severa, pero la Iglesia ha atravesado crisis peores y, como el ave fénix, resucita cada vez más crecida y audaz.
Otro hecho interesante es ver la actuación de Jesús ante la desbandada de discípulos, escandalizados con su doctrina sobre la Eucaristía. Muchos de ellos, al oírle, dijeron: "Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo? Desde entonces, muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los doce apóstoles: ¿También vosotros queréis marcharos?" Juan, 6,60 ss.
Recientemente, la Iglesia ha presenciado, con dolor y serenidad, dos desbandadas de fieles: primera, a raíz de la encíclica Humanae Vitae sobre la regulación de la natalidad, en 1968. Muchas parejas de matrimonios de todo el mundo católico abandonaron la Iglesia. No entendieron que podían disentir de la encíclica y seguir siendo buenos católicos. Jesús respeta la libertad de los suyos como nadie. El seguimiento de Jesús debe ser libre y generoso hasta el final.
La segunda crisis es la actual, el abuso de niños, con el consiguiente escándalo de los medios y la desbandada, no muy consecuente, de muchos católicos. Digo 'no muy consecuente', porque el hecho de que haya caídas lamentables entre el clero no justifica abandonar
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