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DIOS ES BUENO


Enviado por   •  15 de Agosto de 2013  •  9.512 Palabras (39 Páginas)  •  278 Visitas

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Dios Prueba A Los Hombres

Introducción

Las biografías de los hombres de Dios y las de aquellos que le fallaron, han sido escritas en la Biblia para nuestra instrucción (enseñanza) y amonestación. Hay muchas cosas que podemos aprender, si meditamos en ellas con nuestros oídos sintonizados a la voz del Espíritu.

Cuando leemos acerca de las personas en el Antiguo Testamento, un hecho que debemos tener en mente, es que todas ellas vivieron en un período anterior a la llegada de la dispensación de la gracia, la cual vino a través de Jesucristo.

"Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo" (Jn 1:17). En este versículo, la palabra "gracia" significa "capacitar o habilitar". La ley contenía la verdad, pero no revestía de poder a los que la abrazaban para guardar sus santos estatutos.

"La gracia y la verdad, por Jesucristo fueron dadas". Esto significa que la ley ya no sería escrita en tablas de piedras, sino en nuestros corazones.

"...Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo" (Jer 31:33).

Nosotros hemos recibido el Espíritu Santo para tener poder para guardar la ley de Dios. "Porque la ley del Espíritu...me ha librado de la ley del pecado... Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando a su Hijo, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros..." (Ro 8:2-4).

Por consiguiente, tenemos un poder a nuestra disposición que nos habilita para ser juzgados por una norma más elevada. No se esperaba que los santos del Antiguo Testamento vivieran por sobre las normas del Nuevo Testamento.

Mateo 19:8, 9 ilustra esto. En esta escritura, Jesús explicó a los fariseos el porqué Moisés permitió el divorcio bajo el Antiguo Pacto. Él dijo: "Por la dureza de vuestro corazón permitió Moisés que repudiaran a vuestras mujeres".

Pero bajo el Nuevo Pacto, Dios elimina nuestros corazones de piedra (ásperos) y nos da corazones de carne (sensibles).

"Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra... y os daré un corazón de carne" (Ez 36:26). Así que, el divorcio no es permitido ahora.

Dios es llamado "Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos" (Jer 20:12). Él no tienta a ningún hombre para que haga lo malo. "...porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie" (Stg 1:13). No obstante, Él positivamente prueba al justo.

A. DIOS PROBÓ A JOB

Job era uno de los sirvientes escogidos de Dios. Él pudo señalárselo a Satanás como un hombre que temía a Dios sobre la tierra en todos sus caminos.

"Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?" (Job 1:8).

Dios no dice nada respecto a la inteligencia de Job, ni de sus talentos o riquezas, pues esas cosas no tienen ningún valor delante de Sus ojos. Él sólo señala las características santas, la pureza y la justicia. Como en el caso de Jesús, fue el carácter de Job y no sus logros materiales o su ministerio lo que complació el corazón de Dios.

Aun Satanás tiene dones sobrenaturales e inteligencia. Él también posee conocimiento de la Biblia. Sin embargo, lo que Dios desea encontrar es un carácter puro. Cuando Dios nos prueba, lo que prueba es nuestro carácter, no nuestro conocimiento bíblico.

Cuando Dios busca un hombre en quien pueda complacerse, a quien pueda referirlo a Satanás como un hombre íntegro, es aquel varón que posee un carácter firme, santo, sin tacha, uno que tema a Dios y aborrezca el mal.

Podemos tener buena reputación entre los demás creyentes por nuestra espiritualidad. No obstante, ¿puede Dios, quien nos conoce a cabalidad, referirnos a Satanás como lo hizo con Job? Un certificado como el que Él le dio a Job es mayor que cualquier honor terrenal que jamás podamos recibir. Toda la honra fútil del cristianismo es de tan poco valor como los desperdicios o desechos.

Así que, la pregunta más importante no es: ¿Qué opinión tienen otros de mí espiritualmente? Por el contrario, la pregunta sería: ¿Podría Dios referirme o recomendarme ante Satanás como un varón de quien Él puede complacerse?

1. Cuatro Pruebas Utilizadas Por Dios

Cuando Dios le habló a Satanás acerca de Job, éste le dijo que Job le servía porque Él le había colmado de muchos beneficios y riquezas.

a. La Pérdida De Sus Posesiones. "Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene?

Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia" (Job 1:9-11).

Dios rechazó tal acusación y permitió que Satanás probara a Job para que descubriera por sí mismo que su acusación no era cierta. Dios hizo eso porque conocía la integridad del carácter de Job.

¿Qué respecto a nosotros? ¿Acaso servimos a Dios por las ganancias materiales? ¿Acaso tendría Dios que reconocer que Satán estaba en lo cierto, cuando el enemigo nos señalara como sirvientes asalariados?

¡Sí! el mundo está lleno de obreros o pastores cristianos que están en la obra de Dios por las ganancias personales o lucro, algunos son asalariados, otros porque asumen posiciones de honor o prestigio, y aun otros porque pueden viajar gratis a otros países. Cualquiera que realiza obras cristianas para recibir ganancias materiales o lucro personal, está sirviendo a mamón, el dios de las riquezas, y no a Dios.

El servicio que se hace para Él con los motivos correctos, siempre nos costará algo.

Considere las palabras de David, cuando estaba a punto de ofrecer un sacrificio al Señor. Él dijo: "...porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada" (2 S 24:24).

Son muy pocos los que exhiben la actitud de David. El servicio honesto ofrecido al Señor, usualmente resultará en pérdidas materiales, no en ganancias. Las ganancias o réditos obtenidos, serán de naturaleza espiritual. Aquello que resulta en ganancias materiales pertenece a Babilonia, no a la Jerusalén

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