Dame De Beber

"Dame de beber» (Jn 4, 1-26)

El párrafo que elegimos para nuestra lectio es el famoso texto que encontramos en el Evangelio de Juan (capítulo 4, 1-26): Jesús y la Samaritana.

Aquí se lleva a cabo uno de los diálogos más importantes y apasionados del Evangelio. Jesús entra en el corazón y en la vida de esta mujer y determina un cambio radical para que ella se abra a una forma de vida totalmente nuevo e inesperado.

Me limitaré a ampliar algunos pasos, en mi opinión, que nos pueden ayudar a introducirnos en esta experiencia

[1] Cuando el Señor vino a saber que los fariseos habían oído que: Jesús bautiza más y reúne más discípulos que Juan [2] -, aunque no era Jesús quien bautizaba, sino sus discípulos -

Jesús comienza su ministerio a la sombra de Juan el Bautista bautizando.

En realidad, Jesús tiene la delicadeza de no bautizar, pero sí lo hace hacer a sus discípulos.

Sin embargo, surge una controversia sobre quién bautiza más: él o Juan.

[3] salió de Judea y volvió a Galilea.

Cuando Jesús se dio cuenta, pero no para ser instrumentalizado, y hacer daño a su amigo Juan decide abandonar y volver a Galilea con sus discípulos haciendo frente a un largo y penoso viaje de 150 kilómetros de carretera en una gran medida de montañas.

[4] tuvo que pasar por Samaria.

Empezamos con subrayar en la primera referencia a la indicación geográfica en donde se produjo la reunión, y en particular a una palabra que Juan usa "debía". El sentido de "obligación", que el verbo expresa y que se ha utilizado los medios que Jesús "tenía que" pasar por Samaria, él no podía prescindir. Esto no es una necesidad determinada por la brevedad de la ruta o desde la comodidad de la carretera. Había una razón mucho más profunda: para hacer su anuncio incluso en Samaria. De hecho, si Jesús hubiera querido ir por otro camino, más seguro, lo habría hecho, hubiera sido suficiente costear el Jordán, de alguna manera e ir directamente a Galilea.

Por otra parte, especialmente, los samaritanos no tenían buenas relaciones con los Judios, y por lo tanto, ir por ese camino sería para él aún más peligroso.

Esto nos lleva a señalar que Jesús quería que ese encuentro e hizo todo lo necesario para que suceda. Una encuentro, por lo tanto, ordenó, preparado y esperado.

Comenta Don Mazzolari: Incluso el encuentro con Zaqueo ... leemos que Jesús "tenía que pasar por allí." La caridad tiene sus caminos obligatorios, el más duro y más loco ... Este "deber" es teológico y nos dice que Jesús estuvo íntimamente ligado a la Voluntad del Padre. Jesús, por lo tanto, por la voluntad del Padre, conoce a la mujer de Samaria.

Samaria es el lugar de la incomodidad, las diferencias sociales, del dolor, de la marginalidad. Así es el mundo del deporte italiano, donde su ética y la decadencia moral a los ojos de todos.

[5] llegaron a una ciudad de Samaria llamada Sicar

Jesús llega a Sicar. Este lugar le recuerda al pueblo de Israel una parte importante de su historia. Estamos cerca de la tierra que Jacob dio a su hijo José, y que los hermanos de éste, a través de la envidia, vendieron a la esclavitud en Egipto.

[6] el pozo de Jacob estaba allí. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo.

El texto nos muestra la humanidad de Jesús, en su camino a Samaria, siente fatiga, no sólo porque los movimientos fueron realizados en su mayoría a pie, sino porque el viaje no termina nunca: para resolver muchas situaciones, las tentaciones, decepciones de las que no está a salvo. Es esta humanidad nos permite sentirnos cerca de Dios, no parece fuerte, en su gloria, auto-suficiente, una vez más se manifiesta en la necesidad, pequeño, dentro de nuestro alcance, se convierte en el hombre de nuestra debilidad y la fatiga, la sed y aquello que necesita.

Alguien podría simplemente decir que Jesús tenía sed y la búsqueda de un bien decide dejar para tomar un refresco. Es cierto, debe haber sido sed, pero no será sólo la sed que lo lleva a detenerse en aquel pozo. Y 'el peso de la memoria que el pozo difunde llegó a convencer a Jesús para hacer una parada.

De hecho, el pozo se encuentra en la antigua Siquem, lugares cargados de los signos de salvación para el pueblo elegido. Ahíse llevó a cabo el primer diálogo entre Abraham y Dios.

Allí, Dios hizo la primera promesa, y Abraham levanta el primer altar, el primer templo para presenciar el primer encuentro de la salvación. Después de vagar en el desierto, en Siquem se renovó la alianza entre Dios y su pueblo.

Es por lo tanto, un verdadero templo que es la fuente de la fe judía, Jesús lo sabe y se queda allí.

Está unida otra característica de la historia de los patriarcas alrededor de los pozos:

la combinación de la boda. Alrededor del pozo, el siervo de Abraham había arreglado el matrimonio de Rebeca y de Isaac y, de Jacob que se encuentra con Raquel.

La referencia para el matrimonio, es una referencia altamente nupcial. Estamos en el mundo simbólico.

El pozo es el lugar donde la gente puede encontrarse.

Es un lugar de encuentro, porque todo el mundo necesita el agua. La necesidad impulsa a la gente a reunirse. Los lugares de reunión son muy populares debido a su capacidad para satisfacer esta necesidad profundamente humana vienen juntas, permanecen juntas, amarse unos a otros. Desde el pozo un hoyo profundo que penetra en la tierra, que es un símbolo de lo que el hombre debe hacer para ir más allá de lo superficial.

Es el símbolo de una relación que va más allá y que no queda en estado epidérmico.

Es aquí, ahora, en esta iglesia que el Señor quiere que yo lo encuentre. Es por eso que están aquí: él quiere reunirse conmigo, quiere hablarme de sí mismo. Él me pide que le dé un trago, y, paradójicamente, en su sed también se satisface mi sed.

¿Por qué he venido? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué deseo? ¿Qué interés ha despertado mi corazón, por que’ llegué aquí, y participo "Nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti", como decía san Agustín que por muchos años trató de saciar su sed con las cosas y los placeres

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