Dios no tiene nietos

Dios no tiene nietos

5 cosas que mantienen a tus hijos lejos de Dios

Por: Natalia Jaimes N.

Estudiante de Comunicación Social – Periodismo

Para empezar, quiero aclarar que este artículo está escrito desde la perspectiva de una joven que  aunque nació y creció en un hogar cristiano, en determinada etapa de su vida entendió que no podía heredar la fe de sus padres, hijos y siervos del Señor, sino que debía aceptar a Cristo como el Señor y Salvador de su vida e iniciar una relación personal con él sin querer usar a sus padres como “puentes” entre ella y el Señor.

Hablando con otros jóvenes, he detectado que detrás de su resistencia por vivir conforme a lo que sus padres desean, hay corazones que anhelan experimentar el amor del Señor y cultivar una relación íntima, libre y genuina con él… pero, ¿qué hace que por más que los padres se esfuercen por atraer el corazón de sus hijos hacia Dios, estos no quieran tener nada que ver con su creador? Aquí planteo algunas de las causas:

1. Un mal testimonio: aunque no es mi caso, he escuchado a muchos amigos reprocharles a sus padres porque pretenden que busquen de Dios y vivan conforme a su palabra pero ni siquiera ellos mismos lo hacen.

1. Mucha cantaleta y poca oración: si hay algo que los hijos detestamos de los padres es la cantaleta, no solo es molesta sino que, generalmente, crea una resistencia que evita la obtención de resultados positivos. Entiendo que como padres quieren una vida fructífera para sus hijos y que en el afán por hacer realidad esto, pueden volverse insistentes y hasta “cantaletosos”, pero la palabra de Dios nos incita a la oración, no hay nada más efectivo que la oración eficaz del justo (Santiago 5:16), ni siquiera la cantaleta. Dejémosle al Señor los resultados, él obrará.

1. Obligar a los hijos a hacer cosas que deberían aprender a hacer por amor: ir a la iglesia, diezmar, orar, aprender versículos, ayunar y muchas otras disciplinas se aprenden cultivando una relación personal con Dios; vivir este proceso de aprendizaje ha sido una experiencia maravillosa para mí y deseo que cuando el Señor me dé la bendición de ser madre pueda ser facilitadora de esto y no un obstáculo, obligando a mis hijos a hacer algo que pueden disfrutar con amor y de la mano de Dios.

1. Pasar más tiempo en la iglesia que en el hogar: es hermoso ver parejas comprometidas con la obra del Señor, sin embargo, hay que tener siempre presente que el primer ministerio que nos ha delegado Dios es nuestro hogar. Para mí fue muy triste escuchar a alguien decir “¿Es ese Dios de amor el que me está robando el tiempo con mis papás?”. Por esto muchos hijos crecen con una imagen errada acerca de lo que verdaderamente es Dios.

1. Creer que sus hijos son completamente santos y que no viven luchas espirituales: cuando por fin los hijos se están acercando a Dios los padres se emocionan y pueden bajar la intensidad a la oración, sin considerar la posibilidad de que sus hijos enfrenten luchas espirituales. La Biblia nos muestra que la obra que el Señor inició en nosotros la seguirá perfeccionando (Filipenses 1:6), nadie es un “producto terminado”, por lo tanto todos enfrentamos luchas y Dios puede usar su vida como padre o madre para edificar la de sus hijos. Permítale a Dios tomarlo como herramienta y propicie un clima de confianza con ellos para guiarlos, en amor, hacia él.

Buen testimonio + oración + enseñanza en amor + tiempos de conexión + consejería sabia = hijos apasionados por Dios.

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