EL KERIGMA
Enviado por wilferson • 6 de Mayo de 2015 • 23.342 Palabras (94 Páginas) • 330 Visitas
KIKO ARGÜELLO
EL KERIGMA
En las chabolas con los pobres
Una experiencia de Nueva Evangelización:
la missio ad gentes
PRESENTACIÓN DEL CARDENAL ANTONIO CAÑIZARES
COMENTARIO DEL CARDENAL CHRISTOPH SCHÖNBORN
Edificio Alcovega
Bloque 1. Oficina F-8.
Carretera de Fuencarral, 14
28108 Alcobendas (Madrid)
Teléfono: 91 594 09 22
www.buenasletras.com
Los beneficios que obtenga el autor del libro van destinados a la Fundación Familia de Nazaret para la Evangelización Itinerante.
© 2012, Kiko Argüello
© 2012,
Diseño de cubierta: Sergio Gómez
Primera edición en : noviembre de 2012
ISBN: 978-84-937812-4-8
Dep. Legal: M-37697-2012
Coordinación editorial: Álvaro de Juana
Composición: Francisco J. Arellano
Impresión: Cofás
Impreso en España — Printed in Spain
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.
He querido escribir este pequeño libro sugerido por el cardenal Cañizares, al que le ha parecido importante que dijera algo sobre lo que el Señor ha hecho con nosotros en las chabolas, con los pobres, y también que publicara un kerigma que pueda ayudar, sobre todo por los contenidos y la antropología, al Sínodo sobre la Nueva Evangelización.
Los beneficios que pueda dar este escrito serán utilizados para ayudar a la missio ad gentes en la Nueva Evangelización.
KIKO ARGÜELLO
ÍNDICE
PRESENTACIÓN
ANTONIO CAÑIZARES, cardenal-prefecto de la Congregación para el Culto Divino 11
EN LAS CHABOLAS
TESTIMONIO DE KIKO ARGÜELLO 17
EL KERIGMA. COMENTARIO TEOLÓGICO
CHRISTOPH SCHÖNBORN, cardenal arzobispo de Viena 73
KERIGMA «LOS TRES ÁNGELES»
EN LA ABADÍA DE SORA (ITALIA) 79
UNA EXPERIENCIA DE NUEVA EVANGELIZACIÓN.
LA MISSIO AD GENTES 127
PRESENTACIÓN
Cardenal Antonio Cañizares
En los umbrales del Año de la Fe y del Sínodo de los Obispos sobre la transmisión de la fe, o si queremos, sobre una urgente, apremiante y nueva evangelización, se nos ofrece este pequeño libro, verdadero regalo de Dios, que nos anima y alienta en la fe, disipa temores y miedos y nos llena de coraje para seguir su anuncio —kerigma— y salir a donde están los hombres para ser, ante ellos, testigos valientes y anunciadores convencidos del Evangelio.
Es de esos libros que, en su brevedad, contienen gran enjundia y sustancia, y que merecen ser leídos; el libro no deja indiferente; uno se siente agarrado e interpelado en su lectura; provoca, mueve y remueve. Casi acabaría la presentación aquí mismo y me sentiría tentado a hacer de guía mudo, limitarme a señalar con el dedo, como el mudo: ahí está. Pero no me puedo resignar a ello, siendo así que este libro ofrece y recoge algo tan vivo y vital como es el anuncio del kerigma tal y como fue pronunciado directamente en su momento, con toda la fuerza y el ardor por quien siente en el corazón el Evangelio como fuego, por Kiko Argüello, fundador e iniciador del Camino Neocatecumenal: un hombre apasionado por Cristo y por darlo a conocer a todas las gentes, para que se conviertan y sigan a Jesús.
Leyendo y releyendo, escuchando una y otra vez en vivo y como palabra viva este libro, siento, como peso contrario, la debilidad actual en el anuncio del Evangelio que los hombres demandan como la tierra reseca demanda el agua. Es importante que, desde la sinceridad y la humildad, reconozcamos esa debilidad y fragilidad de nuestra fe. Creo que es el camino para ponernos en movimiento y renovarnos. Necesitamos esa renovación profunda; necesitamos que nuestra experiencia de Dios y Jesucristo se fortalezca para anunciar el Evangelio; necesitamos acoger de nuevo el Evangelio de Jesucristo, que se haga vida en nosotros, que vivamos de él, como el justo vive de la fe. De esta manera, y sólo así, evangelizaremos, atraeremos a los no creyentes y alejados.
El mundo necesita el Evangelio. Necesita a Jesucristo. No podemos quedarnos impasibles ante esta necesidad: la mayor de todas. Esta necesidad, no consciente siquiera pero real, nos llega como clamor, no formulado tal vez, de los que se han alejado de la fe, de los que no creen, de los que padecen la quiebra de humanidad o el vacío del sinsentido, de los que sufren el desamor, injusticia u olvido de los hombres que pasan de largo ante sus propias necesidades y lamentos. Un clamor y petición que nos grita a nosotros, los cristianos, aunque seamos flojos: ¡Ayudadnos!
Vivimos
...