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EL LAICO EN EL MUNDO DE HOY


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2013  •  1.956 Palabras (8 Páginas)  •  226 Visitas

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“EL LAICO EN EL MUNDO DE HOY”

Celebrando el “Año de la fe” donde el Papa Benedicto XVI nos invita a todos a renovar nuestra fe, a descubrir el nuevo gusto de su palabra y alimentarnos de la fuente de su maná, para poder tener la fortaleza inmensa de evangelizar.

Al mismo tiempo nos damos cuenta que el mundo de hoy va cambiando constantemente, con las tecnologías, los avances científicos, el egoísmo y el individualismo de cada ser humano, reduciéndose a un “objeto” más que un “Ser” todo esto con lleva al cristiano alejarse cada vez de Dios. Y me pregunto ¿El laico estará perdiendo su esencia de ser cristiano, con estos cambios? ¿Cómo está evangelizando hoy en día el laico? ¿Se siente acogido por los pastores donde valoran su dignidad de ser Hijos de Dios?

Los sacerdotes ¿Estarán considerando el rol importante del laico dentro de la iglesia?, ¿Confían en ellos y se preocupan en su formación doctrinal?

Todos sabemos que el laico está viviendo en un nuevo reto de contrariedades de la vida que hoy se lo brinda, como es: el trabajo no valorizado y no gratificado como un buen obrero, la sociedad lleno de antivalores y gana aquel que ofrece más dinero y no por lo que “es” con sus principios éticos y morales, donde la familia se va destruyendo cada vez más por el consumismo y el placer, donde se va considerando al laico como objeto de la evangelización y no como protagonistas y responsables de esta tarea que tiene en el mundo.

Antes de dar respuesta a estas interrogantes quisiera compartir lo que dice el documento Lumen Gentium y que recoge el Catecismo de la Iglesia católica en el número 897: “Por laicos se entiende aquí a todos los cristianos, excepto los miembros del orden sagrado y del estado religioso reconocido en la Iglesia.

Son, pues, los cristianos que están incorporados por el bautismo, que forman el Pueblo de Dios y que participan de las funciones de Cristo, Sacerdote, Profeta y

Rey. Ellos realizan, según su condición, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo” .

Si el laico es aquel que es bautizado, es decir todos los cristianos según su condición de estado de vida, es decir un soltero y un casado, viviendo en el mundo para hacerlo más humano y más cristianos buscando de ordenar según el reino de Dios. Entonces estamos involucrados todos a ser parte de esta nueva evangelización, somos nosotros a quien nos invita a revivir nuestra fe cristiana, a volver a los lineamientos de la vida cristiana y a ser protagonista en la tarea que se nos han confiado. La forma de ejercer el señorío, el profetismo o la dimensión sacerdotal es única para cada cristiano que tiene que ir descubriéndola, discerniéndola y encarnándola en su vida diaria y en el servicio al que lo llame el Señor tanto en la Iglesia como en el mundo.

Entonces estamos invitados a estar en el mundo, testimoniar con nuestro estilo de vida frente a los grandes cambios continuos que viene dando el mundo, a ser esa sal de la tierra y luz del mundo, como lo menciona Mt 5, 16: “Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo”

Nosotros somos en medio de este mundo moderno esa luz brillante para los demás que viven sin sentido su vida, demostrando que debemos vivir en el corazón del mundo, y el corazón del mundo son las familias, las fábricas, las oficinas, el colegio, la política, la economía, el deporte, las comunicaciones; ahí la vocación del laico es santificar el ambiente.

Nuestra luz debe de brillar en nuestra familia siendo la misma persona que demostramos ser en el trabajo, ser fiel a nuestros amores que son el sentido de nuestro ser “papá y mamá”, dejar que la presencia de Cristo sea el centro de

nuestro hogar: en la oración, la bendición de los alimentos, en las dificultades, la lectura de la palabra de Dios y la participación en la santa misa; ser fiel en el matrimonio a la cual hemos asumido con libertad y responsabilidad y no abandonar a nuestros esposos o esposas, hijos e hijas; educar en la fe y en la relaciones humanas. "Todo cuanto hagáis, de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre" (Col.3, 17).

Nuestra luz debe de brillar en las instituciones educativas como docentes que refleja la imagen de Jesús educador en todo su sentido de la palabra, esto nos invita a no ser un docente mediocre, donde busca de improvisar las enseñanzas, tampoco siendo inestable en nuestra emociones rompiendo matrimonios ajenos, dedicándonos a difamar y ser parte del divisionismo en la comunidad educativa, que todos nuestra acción sea evangelizadora y de testimonio cristiano, aunque muchas veces nos vienen maltratando en la parte remunerativa, en las plazas de contrato, en la inestabilidad laboral, en la presión de ser vigilados y amonestados a través de tantos deberes que nos imponen; a pesar de estas dificultades nosotros debemos tener bien claro, que somos frutos de una “Vocación” que nació dentro de una vivencia parroquial de la cual asumimos nuestros compromisos por el bautismo; y que no somos parte de un aborto oportunistas o de causalidad, que ahora son malos testimonio de nuestra fe cristiana en la comunidad educativa. Por eso el Papa Benedicto XVI nos hace un llamado de reavivar nuestra fe cristiana, de volver a la esperanza y ser caritativos.

Nuestra luz debe de brillar en el trabajo, no predicando sino testimoniando con nuestra puntualidad, siendo coherente, demostrando amor al trabajo ir más allá del pago, decir siempre la verdad y ser autónomo sin mezclarnos con los charlatanes, hipócritas

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