El Monoteísmo

El Monoteísmo

Las tres religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo e islam, tienen cerca de 2.500 millones de creyentes, es decir, la mitad del género humano. Esto nos dice que la mayoría de la gente siente la necesidad de creer en algo más grande que él, de explicarse su existencia y de pensar en que algo más allá los esperará cuando mueran.

En el orden cronológico, el primer pueblo en profesar una religión monoteísta ha sido Israel. En un primer momento, con Abraham, tal vez sólo tuvo la forma de monolatría. En la época de Moisés, era ya un claro monoteísmo, cada vez más acentuado, limpio y purificado de contaminaciones politeístas gracias a las enseñanzas de los profetas. El mensaje cristiano de Jesús se declara heredero directo de esta fe monoteísta. En cuanto al islam, el Corán manifiesta en repetidas ocasiones que su doctrina sobre la divinidad es simple continuación de las doctrinas monoteístas de los judíos y cristianos.

Los antropólogos han descubierto en prácticamente todas las culturas primitivas la creencia en fuerzas o poderes invisibles, ocultos tras las realidades, que se manifiestan, entre otras cosas, a través de los fenómenos de la naturaleza. Estas fuerzas pueden intervenir en la vida de los hombres. La psicología explicaría el origen de esta creencia como “lógica consecuencia de la estructura del hombre, ser finito dotado de necesidades infinitas, que diviniza cualquier cosa que parezca satisfacer sus necesidades”.

En mi opinión, ninguna religión, sea monoteísta o politeísta tiene las respuestas a todo, nuestros antepasados pudieron conquistar pueblos, tener sus propias costumbres y ser una civilización estructurada aún cuando tenían una religión politeísta. No es necesario creer en un solo Dios, a mi parecer, ni siquiera es necesario creer en uno, pero algunas personas encuentran consuelo o la respuesta a sus necesidades a un ser totalmente extraño de nosotros mismos.

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