Ensayo Reflexivo “La Relación del Mal y Dios”

Universidad Interamericana de Puerto Rico

Recinto Metropolitano

Filosofía de la Religión

Profesor Cesar A. Rey Hernández

7  febrero 2017

Alexandra Gálvez Orozco

M00497237

Ensayo Reflexivo “La Relación del Mal y Dios”

El tema a reflexionar ha sido desde el comienzo una intriga en la vida del ser humano.    La humanidad se ha consolado o justificado creyendo que el mal fue un ángel revelado que por “envidia” nos persigue y nos hace caer en “tentación”.   A mi entender si pudo haber ocurrido una rebelión de un ángel y este llevarse consigo ángeles he incluso andar por la creación haciendo el mal.  Pero hay unas características divinas que ellos no tienen.  Estas son la omnipotencia, la omnisciencia y omnipresencia por lo tanto no pueden ser culpables de todo lo malo que ocurre.  Antes de llegar a una conclusión mencionaré dos puntos: el libre albedrío y la opinión de Santo Agustín.

 El libre albedrío es un punto que deja una puerta abierta a pensar en que todo está perfectamente calculado para lograr el completo desarrollo personal, espiritual y social del ser.  Cuando Dios permitió que esto ocurriera fue planeado ya que su perfección no le permite crear cosas imperfectas.  Es la creación misma que se “limita” en el desarrollo, pero que ese proceso de “limitarse” es necesario para el regreso a la perfección de la creación.  El problema ha surgido al tratar de justificar o culpar al mal por las cosas “malas” que nos suceden.   A este problema también se le une la religión que no desarrolla un ser humano analítico capaz de ver el bien como parte del orden perfecto universal.  Por lo tanto el mal es parte un plan perfecto para alcanzar la plena madurez del espíritu y llevarnos de lo profano a lo santo.  Ya que la santidad no mezcla con lo profano aunque lo profano haya sido creado por la Perfección para un propósito.  

San  Agustín, aunque se mueve en el mismo ámbito de pensamiento, va a poner el acento sobre los aspectos morales e histórico-salvíficos del problema. El mundo y todas las cosas son en sí mismas buenas, como nos dice el relato del Génesis. Si de algunas decimos que son malas no nos referimos con ello a su esencia sino sólo a su utilidad o influencia sobre nosotros. El verdadero problema es el mal moral, pues "si ninguno pecara, el mundo estuviera adornado y lleno de solamente de naturalezas buenas. Dios ha previsto la caída del hombre y ha permitido el mal, pero con vistas a la victoria de Cristo sobre el mismo. En este sentido, se puede decir que la respuesta de San Agustín al problema del mal incluye una perspectiva histórica y escatológica: no se trata propiamente de justificar a Dios, sino de entender, frente al dualismo maniqueo, la permisión providente del mal en su plan de salvación. Ahora bien, incluso incluyendo dentro de sí el mal moral, el mundo es bueno y está ordenado por Dios, pues el pecado es comparable al color negro que contribuye a la hermosura de un cuadro. En este sentido, el mal se continúa adscribiendo a la negatividad de lo real, pues todas las cosas han sido hechas de la nada: si la voluntad humana en cuanto creada es buena por naturaleza, en tanto que hecha de la nada tiene en sí misma la posibilidad de degenerar y separarse de quien la hizo.

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