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Enséñame


Enviado por   •  21 de Octubre de 2014  •  Informes  •  904 Palabras (4 Páginas)  •  155 Visitas

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Enséñame

D

icen, Señor, que María se quedó a tus pies.

Y que mien¬tras su hermana se afanaba con las tareas del hogar,

ella permaneció contigo.

Tú, como tantas veces, enseñabas.

Tus palabras brotando lentamente,

despertaban mil sentires en su corazón.

Sus ojos se hundían en los tuyos

y ella, ahí, a tus pies,

sentía que quizá por primera vez Alguien la amaba de verdad.

Quisieron apartarla de ti,

quisieron llevársela a los oficios, a las labores cotidianas;

pero Tú, el Maestro y el Señor,

dijiste que el mejor oficio,

que la más grande labor,

es aprender de Ti.

Y María se quedó sentada a tus pies,

los ojos hundidos en los tuyos,

y el corazón pegado a tus palabras,

mientras Tú, de nuevo y como siempre, enseñabas.

Jesús, Maestro, ya ves,

también yo estoy ahora a tus pies.

He descubierto que soy llamado, que en mi ser está escrita una misión. He sentido con claridad, aquí, muy dentro de mí, que Dios me hizo para algo, que nací para una entrega, que en las honduras de mi ser hay una hermosura y un amor, que son para darlos.

Descubrí que me amabas, que desde siempre me has amado, que a la larga, Tú eres el único que nunca me ha abandonado, ni siquiera en los momentos más difíciles. Sentí que estabas cerca, que eras perdón de mi egoísmo y paz en mis tristezas.

Y descubrí que tengo miedo. Que algo dentro de mí me lleva hacia otra vida en la que no te veo. Que una fuerza extraña me arrastra lejos de Ti y que, aunque yo no lo quisiera, me atrae, me gusta, me puede....

Tú decías que ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo? Y yo pienso, Señor, que ¿de qué me sirve triunfar como triunfan los demás, y conseguir riquezas y placeres, o poder, si te pierdo a Ti, si pierdo al único que en verdad me quiere así como soy?

Por eso, tengo miedo, Señor.

Porque sé que soy débil.

Porque sé que me dejo convencer fácilmente por el mundo que me rodea. Porque sé que me acobardo y que te puedo fallar.

Porque sé que muy posiblemente me quedaré como tantos, abrazado a mis propiedades, a las cosas, al dinero, a la fama, mientras se me queda vacía el alma.

Quisiera, tal vez, no tener tantas cosas bellas dentro de mí y no sentir que se me conmueven las entrañas cuando veo sufrir a la gente, para poder tener así la disculpa de que Tú no me llamaste, no me elegiste, no me buscaste.

Pero todo mi ser grita que Tú estás dentro,

que llevo una llamada en mi interior,

y que me elegiste a mí,

como si yo fuera único y valioso en extremo ante tus ojos;

y que, por tanto,

ya no puedo ser feliz sin seguirte.

Ahora, Señor, ¿podrías enseñarme a seguirte?

Quiero mirarte, porque en Ti está la vida.

Quiero mirarte, porque Tú sabes amar.

Quiero mirarte, porque Tú siempre haces la Voluntad del Padre.

Quiero mirarte, porque Tú eres entrega sin límites y sin pausas.

Tú eres el proceder de Dios hecho Hombre.

Tú eres lo mejor de nosotros,

...

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