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Eucaristia


Enviado por   •  25 de Febrero de 2014  •  1.116 Palabras (5 Páginas)  •  229 Visitas

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El Sacramento del Amor

Benedicto XVI

“Sacramentum Caritatis”

1. La Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de si mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre.

El gesto de infinita humildad de Jesús: antes de morir por nosotros en la cruz, ciñéndose una toalla, lava los pies a sus discípulos. Del mismo modo, en el Sacramento eucarístico Jesús sigue amándonos “hasta el extremo”, hasta el don de su cuerpo y de su sangre.

En esta Exhortación Apostólica se nos propone retomar la riqueza multiforme de reflexiones acerca de la riqueza del Sacramento de la Eucaristía; esta dividida en 3 capítulos en los que se abordan 3 diferentes contextos acerca de la Eucaristía.

En el primer capitulo el tema central es “Eucaristía, Misterio que se ha de Creer” donde se nos expresa en el 6. “Este es el misterio de nuestra fe”. Con esta expresión, pronunciada inmediatamente después de las palabras de la consagración el sacerdote proclama el misterio celebrado y manifiesta su admiración ante la conversión substancial del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Señor Jesús. La fe de la Iglesia es esencialmente Fe Eucarística y se alimenta de modo particular en la mesa de la Eucaristía.

Pero en esta síntesis no profundizaremos acerca de este primer capitulo hablaremos acerca del segundo y tercer capitulo.

En el segundo capitulo el tema central es “Eucaristía, Misterio que se ha de Celebrar” en la que se nos va hablando de la Eucaristía desde el punto de vista litúrgico.

34. la fuente de nuestra fe y de la liturgia eucarística es el mismo acontecimiento: el don que Cristo ha hecho de sí mismo en el misterio pascual.

35. la belleza de la Eucaristía en la liturgia es que nos va atrayendo así nuestra verdadera vocación: el amor. La verdadera belleza es el amor de Dios que se ha revelado definitivamente en el misterio pascual. La belleza, por tanto, no es un elemento decorativo de la acción litúrgica; es mas bien un elemento constitutivo, ya que es un atributo de Dios mismo y de su revelación.

La afirmación que San Pablo hace es indiscutible: “Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo” (1Cor. 3,11) por que el Señor ha querido quedarse en su cuerpo y en su sangre y por lo tanto “no solo nos hemos convertido en cristianos, sino en Cristo mismo”.

44. La Palabra de Dios y la Eucaristía están intrínsicamente unidas. Escuchando la Palabra de Dios nace o se fortalece la fe. “La Iglesia recibe y ofrece a los fieles el Pan de vida en las dos mesas de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo”.

52. La participación activa deseada por el Concilio se ha de comprender en términos más sustanciales, partiendo de una mayor toma de conciencia del misterio que se celebra y de su relación con la vida cotidiana.

Sigue siendo totalmente valida la recomendación de la Constitución conciliar Sacrosanctum Concilium, que exhorta a los fieles a no asistir a la liturgia eucarística “como espectadores mudos o extraños”, sino a participar “consciente, piadosa y activamente en la acción sagrada”.

53. La belleza y armonía de la acción litúrgica se manifiestan de manera significativa en el orden

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