HERMANA MARÍA LORENZA

NUESTRA QUERIDA HERMANA MARÍA LORENZA

La hermana María Lorenza perteneció a la congregación San José de Tarbes, descubrió su vocación de maestra en el año 1918. Cuando el padre Gasparilo le encargó la educación de 4 niñas, muy pronto la hermana María necesitó un establecimiento más grande debido a la cantidad de estudiantes que acogió.

Desde un principio su deseo fue que sin importar la clase social de sus alumnas, recibieran una debida educación para que fueran mujeres de bien. Su empeño por conseguir un lugar para acoger a sus estudiantes la llevó a hablar con un padre para que le diera consejo y aliento en la empresa que estaba dispuesta a concretar. El padre le regalo una cadena con una imagen religiosa a la cual ella se aferró y como muestra de fe, la enterró en el terreno que había visto y sentía era el indicado.

Al tiempo, el milagro que tanto esperaba se hizo realidad. El dueño le regalo el terreno y logró con su entereza que le dieran todos los materiales para construir el colegio que soñaba. Así, como un cuento, la hermana María Lorenza logro dar educación a muchos niños, extendiendo su obra al Paraiso y La florida.

NUESTRA SEÑORA DE LOS ANGELES

La virgen de los ángeles fue declarada patrona de Costa Rica por el papa Juan Pablo II convirtiéndose así en protectora de las américas.

La celebración de Nuestra Señora de los Ángeles se realiza en la ciudad de Cartago (Costa Rica), a raíz de una leyenda del Período Colonial:

La leyenda dice que el 2 de agosto de 1636, una joven indígena llamada Juana Pereira, iba a lavar ropa como de costumbre, y se encontró una pequeña estatua, de una muñeca con un bebe en brazos Virgen María en medio del bosque, sobre una roca, cerca de un manantial, en el lugar llamado "La Puebla de los Pardos". Ella decidió llevársela para su casa, donde la guardo en un cajón envuelta en un paño de tela. Al día siguiente, Juana volvió al sitio del primer hallazgo, se encontró una muñeca de piedra igual a la encontrada el día anterior, hizo lo mismo, se la llevo para su casa, para guardarla junto a la otra, pero cuando llego a buscarla se dio cuenta que no estaba, así volvió a guardar la imagen encontrada nuevamente, lo mismo sucedió al tercer día, pero esta vez se la llevo al sacerdote de la localidad, Alonso de Sandoval, quien la guardó en una caja, y se olvidó de ella. Al día siguiente abrió la caja y, para su sorpresa, no estaba. Juana Pereira volvió al lugar de las apariciones y encontró ahí la imagen, así que se la llevó al sacerdote y este la guardó dentro del sagrario. Al día siguiente abrió el sagrario y no la encontró, por lo que declaró que aquello

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