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Homosexualidad y Cristianismo


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2015  •  Síntesis  •  1.217 Palabras (5 Páginas)  •  187 Visitas

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HOMOSEXUALIDAD Y CRISTIANISMO: ¿APOYO O CONDENA?

El tema de la unión homosexual ha generado controversia estos últimos meses con el Proyecto de Ley sobre la Unión Civil entre personas de mismo sexo presentado por el ex Congresista Carlos Bruce; proyecto que ha traído consigo un nuevo enfoque de la homosexualidad en el Perú. Hace no muchos años, como ya sabemos, el tema de la homosexualidad era considerado tabú en nuestro país, o en el mejor de los casos, era mínimamente tratado por un grupo ínfimo de personas, sin darle mayor importancia.

Hoy, hablar sobre la homosexualidad ya no es, un tema incómodo de tratar, se ha vuelto el tema del que todos quieren opinar y, especialistas o no; son muchas las personas que se han atrevido a dar su punto de vista respecto a esta orientación; ya sea para expresar su apoyo a este grupo minoritario de ciudadanos; para simplemente dar a conocer su indiferencia sobre el tema; o para expresar su oposición bajo una postura, como la llaman ellos “conservadora”. Entre estos últimos, se encuentra una de las instituciones más antiguas (sino la más antigua), y con mayor cantidad de seguidores alrededor del mundo, llegando a un aproximado de 214 millones de fieles;  la cual es la principal opositora de la homosexualidad: La iglesia Católica.

Esta institución, siempre se ha amparado en el concepto del “comportamiento sexual humano dentro del ámbito del matrimonio y cuyo fin natural es la procreación”; anulando automáticamente a los homosexuales de ese concepto, dado que la procreación del modo “natural” al que la iglesia se refiere, no es posible entre dos personas del mismo sexo. Y esto, es solo el inicio de un sin fin de razones por las cuales la iglesia católica se opone a la inclusión de las personas homosexuales dentro de su institución; y por si fuera poco, también son los artífices de todo un movimiento que va en contra de ellos, no solo excluyéndolos sino tildando de pecado su orientación, provocando un rechazo masivo hacia ellos entre sus fieles.

No podemos generalizar, existen fieles católicos que a pesar de su fe, aceptan a las personas homosexuales y rechazan todo tipo de acto discriminatorio hacia ellos; están aquellos fieles que “toleran” esta orientación más les es indiferente el rechazo que puedan tener otros católicos hacia este grupo; y por último, están aquellos fieles, que basados tanto en la biblia, como en las opiniones de algunas autoridades católicas, rechazan radicalmente el homosexualismo, tildándolo de anormal e incluso  pecado.

El Papa Francisco, quien hoy es la máxima autoridad de la Iglesia Católica, no ha tenido reparos en manifestar su posición respecto del tema, y para sorpresa de muchos, aseguró lo siguiente: Dios no tiene miedo a las novedades" y que "Nos sorprende continuamente al mostrarnos y conducirnos por caminos imprevistos”; así también ha manifestado que “Los homosexuales tienen mucho que ofrecer a la comunidad cristiana”; declaraciones que han generado polémica, debido a que no se vio una postura tan flexible respecto a los homosexuales dentro de la iglesia católica, y mucho menos proveniente de la máxima autoridad de la misma. Un claro ejemplo de la postura de la Iglesia antes de la aparición del Papa Francisco fue la que se dio a conocer en 1986; cuando el Papa Juan Pablo II; la máxima autoridad en ese entonces, nombró al cardenal Joseph Ratzinger (quien sería su sucesor años más tarde) como secretario de la Congregación para la doctrina de la Fe, el cual publicó la carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la “Atención a las Personas Homosexuales”.

En ésta se advierte que "…las declaraciones se han interpretado excesivamente benévolas para la condición homosexual, al definirla como indiferente y sin más buena, cuando es todo lo contrario, por lo que la inclinación misma debe ser considerada objetivamente desordenada, caracterizada por la autocomplacencia". En esta carta, se puede ver la clara intención de Ratzinger por castigar la “benevolencia” con la que según él, se referían a los homosexuales. En pocas palabras, la interpretación correcta según él era: La iglesia rechaza el pecado, no al pecador. Es decir, que la iglesia acepta a las personas con atracción homosexual, pero prohíbe y castiga la realización del acto, porque lo consideran pecado. Lamentablemente, esta es una posición que actualmente sigue existiendo; Si bien hoy por hoy, la máxima autoridad de la Iglesia está dispuesta a debatir el tema de la homosexualidad, y se muestra flexible frente a este tema; no podemos negar que todavía existe la línea conservadora dentro de esta institución, Obispos que están de acuerdo con la posición radicalista de Ratzinger en ese tiempo; y la predican.

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