Introducción a una efemeride

Muy buenos días, mi nombre es Nicanor Navarro, escritor, investigador, cronista e historiador neoespartano. Hoy les invito a dar un paseo por la historia de nuestra región insular para hurgar en el origen de la devoción hacia la Virgen del Valle como signo emblemático religioso, cuya cuna fue el suelo isleño.

Remontándonos en la historia, encontramos a los descendientes de los Waraos y los Caribes; los Indios Guaqueríes, quienes según hallazgos arqueológicos se establecieron en el territorio insular alrededor de los siglos X y XI d. de C, principalmente en Paraguachoa, como llamaron en ese entonces a la actual Margarita.

El gobierno de esta etnia era regido por Caciques como Charayma y Cacicas como Isabel, quien fue madre de uno de los primeros mestizos de América y fundador de lo que hoy es la ciudad de Caracas, el Capitán Francisco Fajardo. En el plano mágico-religioso sus creencias giraban en torno al politeísmo, siendo presididos por un Chaman, o Piache, quien actuaba como mediador entre el mundo sobrenatural y los humanos.

A pesar de ser excelentes guerreros eran serviles y hospitalarios, muestra de ello es cuando en el año 1498 se produce el encuentro entre los españoles que pisaron por primera vez suelo neoespartano y la población guaiquerí; quienes al  mostrarse serviles y hospitalarios fueron llamados por el Rey de España como: Caballeros Guaqueríes; a quienes se les intentó imponer costumbres y creencias españolas con bases en el catolicismo, entre ellas la devoción por la Virgen María bajo la advocación de la Inmaculada Concepción alrededor del año 1526, siendo aceptada por la mayoria de los pobladores de la región, quienes en poco tiempo la incorporaron a su panteón de divinidades para rendirle culto debido a la semejanza con los cemíes y el carácter matriarcal de su sociedad, pero, el 25 de diciembre de 1541, un huracán destruyó gran  parte de Cubagua, entre ellas la iglesia donde se encontraba la estatuilla que inexplicablemente resultó totalmente ilesa, razón por la cual la imágen es trasladada a Margarita por el sacerdote Francisco de villacorta bajo la advocación de Señora de la Tempestad, siendo llevada hacia el Valle, donde quedo resguardada en la cueva el piache bajo la custodia de los indios guaqueries, pero al cabo del tiempo es trasladada a la basílica del Valle del Espíritu Santo donde  al poco tiempo se le otorgó su advocación definitiva: La Virgen del Valle, con la que logró una gran acogida popular que se ha venido arraigando de una generación a otra a través del paso de los años.

Hoy en día, para el pueblo neoespartano es una ley divina tenerla en un altar dentro de sus hogares y durante su peregrinaje miles de feligreses se visten de gala espiritual para agradecer a su reina madre los favores concedidos y celebrar jubilosos su bajada en su santuario donde se puede observar los diferentes atuendos que luce, diseñados con telas suministradas por sus devotos. Una devoción con huella indígena Guaquerí, pueblo con gran sincretismo religioso cuya  mezcolanza entre sus creencias ancestrales con la católica tiene como deidad a nuestra Virgen del Valle.

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