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Judaismo. Shabat es descanso

Andrés SchmidtEnsayo28 de Octubre de 2015

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Introducción:

Shabat es descanso: Shabat es una isla de tranquilidad en la tormenta de trabajo, ansiedad, lucha y tribulación que caracteriza el diario vivir  de los judíos durante los otros seis días de la semana. Por aproximadamente 25 horas a la semana, el mundo literalmente frena: el negocio está cerrado, el coche permanece estacionado, el teléfono deja de sonar, y las presiones y preocupaciones de la vida material se desvanecen detrás de una cortina de paz. Los judíos cesan toda creación relacionada con el mundo físico, y se centran en el interior en la familia y amigos, en nuestro su yo interior, en su alma.

En Shabat se recuerda que el mundo no es nuestro para hacer con él lo que nos parezca, sino es la creación de Dios. También se recuerda que Dios nos sacó de Egipto y decretó que nosotros nunca más seriamos esclavos de ningún amo, nuestros trabajos, necesidades financieras y materiales, son las herramientas con las cuales nosotros satisfacemos nuestro propósito divino.

Shabat es identidad judía: Shabat es la novia de Israel, el compañero espiritual del pueblo judío. Es una de las maneras de mayor alcance, de renovar el judaísmo y transmitirlo a nuestros hijos.

Shabat es placer: Shabat es una deliciosa comida, una mesa bien servida, el resplandor del candelabro, el dulce sonido de los cánticos, sueño placentero. A lo largo de la semana, nuestro disfrutar de las bendiciones de la vida enfrenta cierto desafío: somos seres físicos dentro de un mundo físico, y debemos ser siempre cuidadosos que el placer no nos hunda en la decadencia. Pero en Shabat, el cuerpo y el alma se elevan a un nivel más alto, a un plano espiritual, por ello el placer del Shabat con buena comida, bebida y descanso, se convierte en una mitzvá, una acción divina.

Shabat es espiritualidad: es el alma de la semana, la energía que revitaliza nuestra semana y la finalidad hacia la cual nuestro esfuerzo se centra. Los Cabalistas enseñan: En Shabat todas las acciones de la semana anterior alcanzan su finalidad y elevación, y todos los planes para la semana próxima son bendecidos. El observar el Shabat asegura la bendición de Dios para el éxito de nuestra semana entera, e infunde propósito y significado a nuestra existencia a lo largo de la semana.

Shabat es probar el mundo venidero: En ese tiempo no habrá hambre o guerra, ni celos o rivalidad. La buena voluntad será abundante, y todos los manjares abundaran como el polvo. La ocupación del mundo entero será solamente, conocer a Dios. Esta es la forma para los judíos en que los profetas y los sabios de Israel describen la Era Mesiánica, el séptimo milenio que constituirá la culminación de seis milenios de historia y de esfuerzo para hacer de este mundo una "morada para Dios.

El Shabat

En el Talmud está escrito: El Santo, Bendito sea, le dijo a Moisés: Tengo un regalo muy bueno en mi cuarto de tesoros su nombre es Shabat, quiero entregárselo a Israel. Dios proporcionó al día de Shabat santidad y bendiciones después de la creación de los cielos y de la tierra, tal como se señala en la Torá: "Después bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él puso fin a toda la obra creadora que había hecho".[1]

Por medio del cumplimiento de Shabat los judíos demuestran su fe en el Eterno, quien creó los cielos y la tierra. De la misma forma que Dios creó el universo durante los seis días de la creación y descansó al séptimo día, así nosotros también debemos descansar de nuestras actividades en el séptimo día. Así lo expresa la Torá: "Los hijos de Israel guardarán el Shabat, para hacer del Shabat por todas sus generaciones un pacto eterno. Es un signo entre Yo y los hijos de Israel de que en seis días el Eterno hizo los cielos y la tierra, y en el séptimo día descansó e hizo un respiro"[2] 

Por otra parte, el Shabat también es una recordación de la salida de Egipto, como se señala el versículo: "Recordarás que fuiste esclavo en la tierra de Egipto y el Eterno, tu Dios, te sacó

de allí con mano fuerte y brazo extendido; por tanto, el Eterno, tu Dios, te ha ordenado cumplir el día

de Shabat"[3]. Al salir de Egipto dejamos de ser un pueblo de esclavos y nos convertimos en un pueblo de hombres libres, en el pueblo del Eterno[4].

La salida de Egipto constituye un principio fundamental de su fe en Dios. Por medio del descanso en Shabat los judios expresan la libertad adquirida al salir de Egipto, así como la fe y el apego a Dios, quien los sacó de la esclavitud a la libertad y les entregó Su Torá.

Santidad y Reposo

El Shabat no constituye únicamente un día de descanso físico, sino que también posee una naturaleza excelsa y elevada los judíos lo designan  para la elevación espiritual. Esta idea se expresa en la oración de Minjá de Shabat: "Has otorgado a Tu pueblo un día de reposo y de santidad. Abraham se regocijará, Isaac prorrumpirá en cánticos, y Jacob y sus hijos se reposarán en él. Un reposo de amor y de dádiva; un reposo de verdad y de fe; un reposo de paz, tranquilidad, quietud y de seguridad; un reposo perfecto que Tú deseas. Tus hijos reconocerán y sabrán que de Ti proviene su reposo, y por su reposo santificarán Tu nombre."[5]

Para los judíos el día de Shabat posee la capacidad para sacarlos de lo cotidiano de los días de la semana y brindarles la posibilidad de elevarse por encima de la atmósfera mundana de los seis días de actividad y sentir la espiritualidad del día que todo él es descanso y reposo para la vida eterna.

También  brinda la capacidad para trasladar los valores espirituales y el gusto especial de las oraciones de Shabat y de sus comidas a los demás días de la semana. Mediante ello el Shabat se convierte en un día del cual los demás días, tanto anteriores como posteriores, extraen elevación espiritual y santidad.

Práctica

Para que un encuentro sea verdadero, hay que liberarse de toda preocupación: el Shabat es un día de reposo completo.

Shabat significa, en efecto, cesar, interrumpir. Interrumpir las actividades habituales, la de los días profanos. Para santificar ese día, hay que colocarlo aparte de los otros días de la semana, en primer lugar, dejando de trabajar.

“No hacer ningún trabajo material, ni siquiera pensar en el trabajo. También está prohibido todo gesto o actividad creadora: escribir, cocinar, utilizar o producir energía hablando por teléfono, conduciendo un auto, escuchando la radio… Tampoco se puede llevar dinero (lo que excluye toda colecta en el oficio de la sinagoga). Todo esto no está en la Escritura pero fue fijado por la tradición oral, la Halajá”[6].

Interrumpir el trabajo es también liberarse de la esclavitud de ese mismo trabajo: “Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor te hizo salir de allí con el poder de su mano y la fuerza de su brazo. Por eso el Señor, tu Dios, te manda a celebrar el día sábado”[7] 

Interrumpir el trabajo, todo trabajo, pase lo que pase, cada Shabat, es darle su verdadero sentido. Sin duda el hombre debe trabajar durante seis días, porque la creación le ha sido confiada, pero sólo confiada; Dios sigue siendo el autor, el hombre es sólo un administrador. Por eso el día del Shabat debe “devolver las llaves” al Creador, reconociendo así su lugar en el mundo.

El estudio de la Torá, que no es un trabajo sino una alegría porque estrecha los lazos con la Alianza, es una actividad espontanea de los judíos religiosos del día del Shabat[8].

Después de la oración matutina se lee la sección semanal de la Torá. La Torá está dividida en secciones, y en cada Shabat se lee una sección distinta. La sección que se lee en el Shabat de una semana determinada es denominada Parashat haShavua. La finalización de la lectura de toda la Torá se realiza todos los años en la fiesta de Simjat Torá.

La lectura de la Torá se lleva a cabo sólo si hay un Minián, es decir, un quórum de por lo menos diez varones adultos. Las plegarias que son recitadas al extraer el Rollo de la Torá, antes de su lectura, y al regresarlo al Arca después de la lectura de la Torá, aparecen en los libros de oraciones.

Siete personas (además del Maftir) son llamadas sucesivamente a la lectura de la Torá en Shabat. Esto se denomina subir a la Torá. En primer lugar sube a la Torá un sacerdote es decir un Cohen, y en segundo lugar lo hace un levita, Leví.[9]

La persona que sube a la Torá debe recitar las bendiciones de la Torá antes y después de la lectura.

En honor al Rollo de la Torá, éste es enrollado entre Aliá y Aliá, y no se debe dejarlo abierto. Cuando hay una pausa mayor, como por ejemplo cuando se recita el Kadish después de terminar la lectura de la Torá o cuando se recita la plegaria Mi sheBeraj..., se debe cubrir el Rollo de la Torá. Los integrantes de las comunidades sefardíes acostumbran cubrir el Rollo de la Torá con un pañuelo entre Aliá y Aliá. En caso de una pausa aún más larga cierran totalmente el rollo.

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