LA RELIGION
MARINAMICOLTA20 de Agosto de 2013
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Basado en el hadiz “La oración es el pilar de la religión” se verá en este texto qué rentable es el comercio de una persona que realiza las oraciones y cuánto pierde una persona que no lo hace.
“Si quieres entender con una certeza igual a la de que dos y dos son cuatro lo valiosas e importantes que son las oraciones prescritas, con qué poco gasto se obtienen y qué loca y dañina es la persona que las deja de lado, prestad atención a la siguiente historia que está escrita en forma de una comparación:
Una vez, un poderoso gobernante dio a dos de sus criados veinticuatro piezas de oro y les envió a establecerse a una de sus ricas granjas que estaban situadas a una distancia de dos meses caminando. “Usad el dinero para vuestros billetes”, les ordenó, “y comprad lo que sea necesario para vuestra casa allí. Hay una estación a un día de camino de la granja. Y hay transporte por carretera y ferrocarril así como barcos y aviones.”
Los dos sirvientes partieron tras recibir estas instrucciones. Uno de ellos fue tan afortunado que gastó una pequeña cantidad de dinero en el camino a la estación. E incluido en ese gasto había un asunto tan rentable y agradable a los ojos de su señor que su capital aumentó en mil veces. En cuanto al otro sirviente, que era desafortunado y vago, gastó veintitrés piezas de oro durante el camino a la estación en juegos de azar y entretenimientos. Sólo le quedó una sola pieza de oro. Un amigo le dijo: “Gasta la última pieza de oro en un billete, de modo que no tengas que recorrer el largo viaje y pasar hambre. Además, nuestro señor es generoso, tal vez va a tener piedad de ti y te perdonará tus faltas, y te pondrá en un avión también. Entonces, llegaremos a donde vamos a vivir en un solo día. De lo contrario, te verás obligado a caminar solo y hambriento por un desierto que tardarás dos meses en cruzar”. La persona menos inteligente puede entender lo tonto, dañino y absurdo que sería si, debido a su obstinación, él no gastara esa sola moneda de oro restante en un billete, que es como la llave de un tesoro, y en su lugar la gastara en un vicio para obtener un placer. pasajero ¿No es así?
Y así, ¡Tú que no realizas las oraciones prescritas! ¡Oh alma, a la que no le gusta rezar! El soberano de la comparación es nuestro Sustentador, nuestro Creador. Y de los dos sirvientes en viaje, uno representa al devoto que realiza sus oraciones con fervor, y el otro, el negligente que descuida la oración. Los veinticuatro piezas de oro representan un día de veinticuatro horas. Y las granjas del soberano son el Paraíso. En cuanto a la estación, ella es la tumba. El viaje es el paso del hombre a la tumba, y a la Resurrección y el Más Allá. Los hombres cubren ese largo viaje en diferentes grados en función de sus acciones y la fuerza de su temor a Al-lah. Algunos de los verdaderos devotos han cruzado una distancia de mil años en un día como un rayo. Y otros han recorrido una distancia de cincuenta mil años en un día con la velocidad de la imaginación. El Corán de Poderosa Estatura alude a esta verdad en dos de sus versos.
El billete de la comparación representa las oraciones prescritas. Una sola hora al día es suficiente para las cinco oraciones, incluyendo las abluciones. Así que, ¡qué gran pérdida sufre una persona que gasta las veinticuatro horas de su vida fugaz en temas mundanos y no reserva ni una sola hora para la eterna vida del Más Allá! ¡Cómo se daña a él mismo! ¡Con qué irracionalidad se comporta! Nadie que se considere razonable entenderá lo contraria a la razón y la sabiduría que es la conducta de esa persona. Y qué lejos de la razón ha llegado si, creyendo que es razonable, gasta sus bienes en una lotería en la que se miles de personas están participando, y en la que la posibilidad de ganar es de una entre mil, y no invierte una vigésima cuarta de los mismos para obtener
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