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La Llorona


Enviado por   •  20 de Junio de 2014  •  3.678 Palabras (15 Páginas)  •  628 Visitas

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BAILES TÍPICOS DEL TÁCHIRA

Introducción

La tradición de los pueblos se hacen manifiestas a través de su música, sus cantos, sus bailes, sus costumbres, leyendas, mitos, cuentos, representaciones artesanales, teatrales, dancísticas, entre otros.

Esa cultura arraigada en cada uno de los habitantes del Estado Táchira tiene manifestaciones muy particulares, en este caso, en el campo de la música y de la manifestación dancística de la misma.

Cada región, a pesar de que toque o baile la misma música, tiene características que los hacen ser muy autenticas en su expresión. En el presente trabajo se abarca el estudio de los bailes típicos de ciertos municipios como lo conforman los dos Capachos, Junín, Ureña y Bolívar.

Se trata entonces de poder mostrar las particularidades de cada una de las expresiones dancísticas que son hoy en día la representatividad musical festiva de cada una de esas regiones.

Sin embargo, a manera de explicación, es importante indicar, que la música es la expresión del hombre en el campo artístico y que el baile o la danza es la expresión del cuerpo.

Por ello, es necesario explicar que existen diversas piezas musicales que tienen su propia forma o diversas formas de ser bailadas por el colectivo. Sin embargo, cuando a la pieza musical se le coloca un vestuario, una forma expresiva de danzar, un escenario fijo, y buna coreografía, ya el baile adquiere características muy propias porque muy propio es su escenografía y forma de actuar.

Esa forma más metódica, más inspirada en el logro de la belleza y del hacer en conjunto se le denomina baile o danza, aunque la música pueda ser bailada por el colectivo de la forma tradicional y con el vestuario que les parezca usar para ello.

En ese sentido, para mostrar un poco la verdadera esencia del baile, a continuación se muestra Municipio por Municipio, y se registran los bailes típicos, y se refuerzan con las partituras de los bailes tomadas de la obra Folklore tachirense escrita por los esposos Rivera y Aretz.

Es importante indicar que las reseñas sobre particularidades como la forma de bailar, vestuario y algunas otras fueron imposibles de hallar a pesar de la revisión documental y hemerográfica que se realizó.

A manera de información, se muestran a demás algunas motivaciones modernas que se suceden en estos Municipios como lo son los Reyes Magos y el Carnaval de la Frontera.

Municipio Junín:

Rubio:

En opinión de Isabel Aretz (1988), el folklore social estudia: “… los diversos aspectos que atañen a la vida de relación de las personas, desde las formas típicas de lenguaje hasta los usos y costumbres, comprendiendo fiestas, ceremonias y juegos”. (41)

La Danza

El Galerón

De la presencia del baile conocido con el nombre de galerón don Rafael María Rosales, en su obra “Rubio, la ciudad del pueblo” (1957), sostiene que: “puede ser el movimiento conocido con el mismo nombre en el típico “Tamunangue” de los larenses y puede haber sido introducido en la nativa tierra por esa tribu caminante de los caquetíos, …o la misma jirajara”. (94)

En su obra “Borrador de la Cultura Regional (1990) sobre el mismo Rosales sostiene que:

Este es otro baile que aún cuando generalizado en la antigua Nueva Granada y hasta considerado como típicamente colombiano ahora, tiene ascendencia africana. Alguna de sus variantes ha subsistido a otras manifestaciones coreográficas negroides. Por ejemplo, el bambuco bozal o negrero y el escobillado, con su original extracción folklórica, queda en la costa del vecino país. El bambuco tachirense, como baile, tiene colorido semejante al colombiano y cambia –tal como intuimos- por el arreglo de la música porque según Ramón y Rivera e Isabel Aretz en su “acompañamiento todavía persiste el 2x4 original”, mientras que el colombiano –como lo dice Juan Crisóstomo Osorio- “Siempre es corto y lleva el compás de tres por cuatro”. ¿Será esta la diferencia? Hay algo característico de nuestro bambuco: cuando el rancho (peón) invita a la cogedora de café, en el esguince que es cándida monería en la falda rebosante de rumores y hojarasca o en el arisco evadir del beso que no llega ni a la mano, termina por gritarle: esta noche bailamos bambuco a lo campesino, es decir, con el brazo izquierdo y derecho -del hombre y la mujer respectivamente- hacia abajo y cuerpos enlazados con los dos brazos cuyas manos descansan en la nuca y la cintura y con cabezas oscilando a derecha e izquierda como piragua loca. El bambuco es en nuestros días, podría decirse, la danza mestiza aupada por la conquista con el mensaje del bunde salido del menestrón hispano y con fandango convertido en paroxismo negro por el dolor americano. Si oímos hoy día un bambuco de Francisco J. Marciales, por ejemplo “Vivan las suegras”, y uno de Luis Felipe Ramón y Rivera, digamos el que ya es un himno popular regional “Brisas del Torbes”, podemos diferenciar tal vez un estilo o un estado anímico personal influido por la escuela, el temperamento o la técnica. Así tenemos que el de Marciales es vivo, alegre y salido de toponimia nativa y que el de Ramón y Rivera es cadencioso y con una recóndita nostalgia en los compases que le dan aliento. (95)

Galerón

Patobombiao

El pato bombito, en opinión de Osorio (2007):

… es una forma de baile, que es una típica supervivencia de una antigua danza de salón que llegó a pasar de moda, pero no obstante quedó como reliquia de los campesinos. Se denomina “Pato” a la fauna musical, una especie de polka que se bailaba en pareja con un baile cualquiera en diferentes celebraciones u ocasiones. Cuando los músicos tocaban se observaba gran regocijo en la concurrencia. Se danzaba un poco y de pronto cesaba la música. Uno de los bailadores, por lo general el hombre, le recitaba una cuarteta satírica o galante a su compañera de baile, siendo esta cuarteta la denominada “Bomba”, se reanudara la música y luego la compañera le respondía con otra bomba de la misma categoría o a su conveniencia. En estas bombas se exteriorizaban muchas secretas pasiones amorosas, velados rencores, chanzas y despechos, pero todo se desenvolvía en un ambiente de discreción exento de cierta elegancia (96).

De el origen del nombre de la danza, el Prof. Arturo Martínez (2004),

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