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La Virgen María


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2013  •  3.956 Palabras (16 Páginas)  •  311 Visitas

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CREEMOS EN LA VIRGEN MARIA

Dr. Donald T. Moore

Una de las preguntas que con frecuencia la hacen a uno es, "¿Creen ustedes en la Virgen María?" A veces he respondido, "Sí, creemos de tal grado que tratamos de obedecer el único mandato bíblico. Ella mandó a que se hiciera todo lo que decía Jesús." Pero, ¿qué en realidad nos dice la Biblia acerca de ella?

La Biblia y la madre de Jesús

Los pasajes principales que se refieren a María son Lucas 1-2, 8:19-21, 11:27-28, Mateo 1-2, 12:16-50, Juan 2:1-11, 19:25-27, Marcos 3:20-21, 31-35, Hechos 1:14 y Gálatas 4:4. Los escritores apostólicos usan el nombre de María 21 veces; más de la mitad de ellas ocurre en Lucas 1-2 (12 veces) mientras que el evangelio de Juan no la menciona por nombre ni siquiera una sola vez. Encontramos algo parecido en relación al nombre "virgen;" aparece tres veces, una vez en Mateo 1:12 citando la profecía de Isaías 7:14 y dos veces en Lucas 1:17 en el mismo versículo. Las tres son referencias a ella antes del nacimiento de Jesús, y no se le llama ella virgen después del parto. Ni una sola vez es llamado "esposa" de José. María se refiere a sí misma como "sierva," dos veces, y el ángel Gabriel la llama "muy favorecida."

El nombre más usado para referirse a ella es "madre" y aparece treinta-tres veces. Mateo y Juan lo utilizan diez veces cada uno, y Lucas también diez veces en sus dos libros. Casi siempre la referencia es a "su madre" o a "tu madre," porque la gente habla de la madre de Jesús a El o acerca de ella. Tres veces el texto sagrado dice explícitamente la "madre de Jesús" (Jn 2:1, 3; Hch 1:14) y una vez la "madre del Señor" (Lu 1:43). En ninguna de las treinta-tres veces aparece el nombre "madre" en la boca de Jesús. En los evangelios la expresión que Jesús siempre usó fue "mujer" (Jn 2:4; 18:26) y el apóstol Juan lo menciona estas dos veces. En total hay ocho referencias a ella como "mujer," y es la única forma que utiliza el apóstol Pablo, el escritor de los textos más antiguos del Nuevo Testamento (Gá 4:4).

Estas son las únicas formas indiscutibles [1] para referirse a ella en el Nuevo Testamento. Son madre (33 veces), María (21), mujer (8) y virgen (3), sierva o esclava (2) y muy favorecida o llena de gracia (1). No hay otro título bíblico para ella después del nacimiento de Jesús y no se menciona el nacimiento de María. El nombre de María es la forma griega para "Miriam," que en Hebreo puede significar "fuerte." En total hay unas sesenta y ocho (68) referencias a ella en el Nuevo Testamento, y la forma de referencia principal -- casi el 50 por ciento de las veces -- es la de madre. También en las profecías mesiánicas principales que la mencionan (Is 7:14; Miqueas 5:2-4; Gén 3:15), lo hacen en relación al nacimiento de un Hijo especial que sería un rey o gobernante justo de paz. Su relación maternal con su Hijo le da a Su madre su principal importancia en los escritos bíblicos. Era la madre del Hijo de Dios.

En términos cronológicos de los evangelios, Marcos, probablemente el primero que se escribió, tiene cuatro referencias a ella, una vez como María y tres veces como madre, mientras Juan, el último en ser escrito, no usa su nombre ni una sola vez, pero se refiere a ella diez veces como madre y dos como mujer. Los otros dos evangelios son los que tienen la vasta mayoría de las referencias a ella, y son los que tienen las narraciones de infancia de Jesús. De los dos, Lucas demuestra un interés especial en ella (y en la participación de otras mujeres), porque en toda probabilidad María fue la fuente principal de estas narraciones infantiles de Jesús. Los sinópticos mencionan solamente un encuentro de Jesús con su madre durante su ministerio público mientras que Juan menciona dos otras ocasiones y en cada caso ella está sujeta a la voluntad del Hijo.

Es muy notable que los apóstoles la relacionan principalmente como madre de Jesús; la gracia divina y soberana la seleccionó para este propósito. Le dio vida humana al ser humano que llamamos nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Era el instrumento personal de Dios para lograr la encarnación (Jn 1:14); el Verbo se encarnó en ella. Como madre es testigo de la humanidad de Jesús y a la vez de su origen divino. Esta maternidad de María es lo que señala su importancia en el evangelio y le da un privilegio exaltado, favorecido y bendito sobre otros. Por eso Elizabet la proclamó, "Bendita tú entre las mujeres" (Lu 1:42).

Las escenas de la vida de peregrinación de esta madre se llevaron a cabo en una ciudad de las montañas de Judá, en Nazaret, en Belén, en Egipto, en el templo de Jerusalén y el viaje de regreso a Nazaret, en Caná, en Galilea, en el monte Calvario y en el aposento alto en Jerusalén. Las primeras escenas ocurrieron con la Anunciación de la concepción virginal del Mesías y en la última en Jerusalén adorando a su Hijo junto a los demás discípulos de la iglesia primitiva. Su vida en la Biblia comenzó en relación con su Hijo; también la terminó de la misma manera, y la vivió siempre en su sombra. Por eso se deriva su grandeza como madre, mujer, virgen y sierva de su íntima relación con el Hijo que fue concebido de forma milagrosa.

Como madre de nuestro Señor Jesucristo nos puso un ejemplo excelente de fe cristiana que merece ser imitado. Ella fue, es y siempre será un modelo de fe cristiana tanto para las mujeres como para los hombres. ¿Cómo fue esa madre ejemplar y modelo de la fe? Su ejemplo puede ser analizado en su relación con Dios, con su familia y con otros de la comunidad.

Su relación con Dios

Fue una mujer de fe que oraba, adoraba y conocía muy bien la Biblia. Posiblemente se encontraba en oración en su casa cuando se le apareció el ángel Gabriel con la promesa la cual ella creyó. Pero definitivamente la oración de ella en un momento de crisis personal cuando llegó a la casa de Elizabet, su parienta, demuestra que era una mujer de fe acostumbrada a la oración. Su extensa oración, la Magnificat en Lucas 12:46-55, es a la vez una meditación, un himno de regocijo mesiánico y de alabanza a Dios por su gran poder, santidad, misericordia y fidelidad a ella y a su pueblo. Expresa su gozo por ser exaltado siendo una simple esposada a un pobre carpintero ya llegando a ser la madre del Mesías. Por eso sería bien aventurada por generaciones. Luego, con reverencia se refiere a la historia de la redención en relación con su pueblo y los propósitos

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