La profecía sobre hercolubus
NicoleCatalineMonografía12 de Abril de 2013
2.775 Palabras (12 Páginas)366 Visitas
REFLEXIONAD, HERMANOS
Quiero deciros en nombre de la verdad cósmica, en nombre de eso que es lo real, que hay necesidad de morir de instante en instante, de momento en momento; sólo con la muerte adviene lo nuevo. Alguien por ahí, cuyo nombre no menciono, algún autor por cierto muy famoso, decía que tal vez en el año 2,007 vendría una Edad de Oro para el mundo. Obviamente esto me parece un absurdo, ¿de dónde vamos nosotros a sacar esta Edad de Oro?, ¿con todos estos egos que están retornando incesantemente?, ¿con los yoes?, ¿con el yo? Me parece que eso es imposible, absurdo.
Realmente no es posible una edad de luz y de gloria en tanto no hayamos muerto en sí mismos. ¿Cómo podría haber paz sobre la faz dé la tierra si cada uno de nosotros lleva adentro los elementos que producen guerras? ¿Cómo podría haber amor si dentro de cada uno de nos existe el odio? ¿De dónde sacaríamos el altruismo, cuando en el fondo de nuestra conciencia llevamos, desgraciadamente, el egoísmo? ¿Cómo podría resplandecer la castidad si en lo hondo de cada cual hay lujuria?
Incuestionablemente, mis caros hermanos, seria imposible crear una edad de luz en estas circunstancias, el ego no puede jamás crear una edad de luz. Así pues, toda profecía en este sentido me parece totalmente falsa.
Obviamente, debemos morir de momento en momento, sólo así adviene la luz; empero la multitudes ¿qué? Si el conglomerado socia! está bien vivo, si los yoes retornan incesantemente, si vienen constantemente a este valle del Samsara, entonces, ¿de dónde sacaríamos esa edad de oro?, ¿quién la edificaría?, ¿el ego?, ¿Satán?, ¿el mí mismo?, ¿el si mismo?, ¿el yo pluralizado?, ¿los yoes de las multitudes? Reflexionad profundamente, hermanos.
LA PROFECÍA SOBRE HERCOLUBUS
Obviamente, estamos en vísperas de un gran cataclismo cósmico, eso es ostensible. Ya los científicos saben que hacia la órbita de nuestro planeta Tierra viene un mundo, se le llama el Planeta Rojo. Se acerca y los hombres de ciencia quieren alejarlo con explosiones nucleares, empero todo será inútil, llegará un instante en que tendrán que cumplirse todas las profecías.
Ya Mahoma habló claramente, habló del terremoto que nos está reservado desde el principio de los siglos. Dice textualmente que "entonces las montañas serán machacadas", que "volarán por los aires cayendo hechas polvo". Esto nos invita a reflexionar...
Todo esto sería imposible si no hubiese un terremoto, pero ese terremoto ¿por qué sucedería? Indubitablemente, tal evento acontecería por una colisión de mundos y precisamente eso es lo que va ha suceder, mis queridos hermanos. El Apocalipsis también nos habla de un gran terremoto, tan grande, dice, como jamás lo hubo sobre la faz de la tierra. Quiero que reflexionéis muy a fondo sobre cl momento en que estamos actualmente.
Realmente vivimos una época difícil, estamos en los tiempos del fin, como dice el Apocalipsis de San Juan, en el principio del fin de la era de los gentiles. La tierra antigua, la Atlántida, pereció por e] agua; nuestra tierra presente será quemada con fuego. Sobre esto también habló claramente Pedro, en su Epístola 2a. a los Romanos, ~ dice que la tierra y todo Jo que en ella está será quemado con fuego. Y eso es verdad, mis caros hermanos, los elementos ardiendo serán deshechos.
Reflexionad en esto, profundizad. Ciertamente esto que estoy hablando tiene un viso dc tragedia, es verdad, pero es que no quiero desaprovechar ni siquiera un instante para llamaros la atención. Es necesario que viváis en estado de alerta, sí, sobre todo en estos tiempos tan difíciles.
En el mundo de las causas naturales pude vivenciar ese futuro que le aguarda a nuestro planeta Tierra. Lo que vi realmente fue espantoso, las doce constelaciones del zodiaco aparecían en forma simbólica, pictórica, alegórica, como doce gigantes terribles, amenazantes, grandiosos y de ellos salían rayos y truenos. Parecía como si ya en esos instantes fuera el fin, la catástrofe final. También me di cuenta, mis caros hermanos, de que gente de otros mundos no ignora lo que va a suceder y se prepara. Podéis estar seguros que en el día y en la hora naves de otros mundos, de otros planetas tomarán, dijéramos, fotografías -usando esta vez nuestros términos terrestres dc fotografiar o imprimir imágenes en alguna placa o en algo parecido-, con el propósito de guardar ese recuerdo entre sus archivos.
El planeta Tierra se trata de un mundo en el que la humanidad ha sido sentenciada -por sus maldades, una humanidad terriblemente perversa.
En otra ocasión platicaba yo con mi Divina Madre Kundalini y me decía:
-Ya todo está perdido, el mal del mundo es tan grande que ya llegó hasta el cielo. Babilonia la Grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra, será destruida y de toda esa perversa generación de víboras no quedará piedra sobre piedra.
Asombrado dije:
-íOh! Madre mía, ¿nos encontramos ante un callejón sin salida?
Respondió la Adorable:
-¿Quieres hacer un negocio conmigo?
-Claro que sí.
-Entonces tú abres el callejón sin salida -continuó diciendo- y yo los mato.
Abrir tal callejón, mis queridos hermanos, eso es lo que estamos haciendo, estamos en estos instantes formando el Ejército de Salvación Mundial, sí. Dichosos los que sepan aprovechar este callejón, porque quiero que sepáis en forma concreta, clara y definitiva, que todo esto que actualmente veis en el mundo será destruido.
Cuando aquel planeta, que está viajando rumbo a nuestro mundo, hacia el planeta Tierra, se vaya acercando, obviamente quemará con sus radiaciones todo aquello que tenga vida. Con su aproximación, el fuego líquido del interior de la tierra será atraído magnéticamente, y entonces brotarán por doquiera, acá y acullá, volcanes en erupción y habrán terremotos espantosos nunca antes vistos ni sentidos; lava y cenizas por doquiera.
Dicen las Sagradas Escrituras que por aquellos días el sol se oscurecerá y no dará su luz. Obvio, mis queridos hermanos, aquel astro viajero, aquel que viene a chocar con nuestro mundo terrestre, se interpondrá entre el resplandeciente sol que nos ilumina y este nuestro afligido mundo.
Entonces habrán tinieblas muy espesas, movimientos telúricos terribles y ayes lastimeros, subirá espantosamente la temperatura, la gente huirá por doquiera, aquí, allá y por más allá y no habrá remedio, no tendrá ya escapatoria la humanidad en ninguna parte.
Por último, el depósito de hidrógeno de nuestro planeta Tierra se incendiará y todo arderá en un gran holocausto en medio del espacio infinito. Así pues, hermanos, cuando aquel mundo que viene a chocar con el nuestro se aproxime, la muerte con su guadaña cegará millones y millones de vidas. Cuando suceda el choque meramente físico, ya no habrá nadie vivo. ¿Quién podría resistir? Así termina, mis caros hermanos, una civilización perversa, así sucumbirá esta civilización de malvados.
Lo que estoy diciendo ahora podrá pareceros algo exótico y extraño, lo mismo les parecía a los atlantes en aquellos días antes del Diluvio Universal, antes de que las aguas se tragaran aquella humanidad. Muchos se reían, raros fueron aquellos que escucharon al Manú Vaivaswata, quien fuera el auténtico Noé Bíblico y quien sacara a su pueblo selecto, a su Ejército de Salvación Mundial de la zona de peligro y lo llevara hasta la Meseta Central del Asia, pasando por dondequiera que hallé tierra seca.
Entonces los perversos, los magos negros, los señores de la faz tenebrosa, desesperados murieron. Hoy, hermanos, estamos hablando como hablábamos en la Atlántida, hoy estoy profetizando como profeticé también en el continente sumergido.
Hoy estoy advirtiendo como advertí en aquella época. Sólo hay una diferencia: en aquel tiempo la tierra de la Atlántida, con todo cuanto en ella había, pereció por el agua y ahora nuestra tierra actual sucumbirá por el fuego. Así pues, mis caros hermanos, después del gran cataclismo sólo habrá fuego y vapor de agua, un gran caos.
Esta tierra quedará deshabitada. Los selectos serán sacados de la zona de peligro y llevados a otros mundos. Cuando la tierra esté en condiciones de tener nuevamente semilla humana en su faz, aquellos que hayan sido llevados y que en otro mundo del espacio infinito se hayan cruzado con otras razas, serán traídos de nuevo a poblar su faz transformada, esa tierra del mañana, la Nueva Jerusalem de la cual habla el Apocalipsis de San Juan.
Recuerden ustedes que habrán cielos nuevos y tierra nueva, en eso están de acuerdo todos los profetas y es, precisamente, sobre esa tierra
...