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Las Ciudades Del Refugio


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2013  •  324 Palabras (2 Páginas)  •  341 Visitas

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LAS CIUDADES DEL REFUGIO

Donde una persona podría ir a ser protegida si ellos mataran a alguien por casualidad.

Las ciudades eran estos:

Cedes en Galilea en el monte Naftalí;

Siquem en el monte de Efraín;

Hebrón en el monte Judá;

Apartó a Beser, en el desierto, en la meseta, para los rubenitas;

a Ramot, en Galaad, para los gaditas;

y a Golán, en Basán, para los de Manasés.

"miqlat" hebreo significa el Asilo o el lugar restringido.

Ver Números 35:6-32, Josué 20:2-13, 1- la crónica de 6:57-67

a. Las seis ciudades de refugio fueron esparcidas en toda la nación para que nadie se encontrara demasiado lejos de una de ellas. (Josué 20: 7) Ninguna tribu estaba demasiado lejos del lugar de seguridad. Estas ciudades eran accesibles. Algunas se ubicaban en montes para ser incluso más visibles.

La tradición nos dice que los sacerdotes se aseguraban de que los caminos que conducían a estas seis ciudades estuvieran en buenas condiciones y que se erigieran señales regulares para guiar al fugitivo. Los rabíes nos dicen que las puertas de estas ciudades nunca se cerraban. ¡Qué cuadro de Cristo! ¡Sin duda el «camino a la ciudad» está libre!

b. El homicida debía correr inmediatamente hacia la ciudad de refugio más cercana.

c. El homicida tenia el derecho de entrar en una de estas ciudades y nadie podía prohibírselo.

d. Los familiares de la victima tenían el derecho de matar al homicida mientras que este no estuviera dentro de una ciudad de refugio.

e. El homicida debía permanecer dentro de la ciudad de refugio; si salía fuera de los linderos corría el riesgo de que algún familiar de la victima lo estuviera esperando para matarlo.

d. Nunca se podía cambiar la ubicación de estas ciudades.

En general, estas ciudades representan la gracia de Dios para el pecador, porque la paga del pecado es muerte. Todos los hombres son pecadores y merecen morir. Cuando estábamos en el mundo pecábamos sin darnos cuenta, y tarde que temprano el castigo por nuestro pecado nos iba a alcanzar.

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