Menno Simons

Menno Simons nació en 1496 en la provincia de Friesland al noroeste de la Europa Continental. El padre de Menno era Simón y de acuerdo con las costumbres de esa época al niño le llamaban Menno Simón o sea “el hijo de Simón. Los padres de Menno hicieron la decisión de consagrar su hijo al servicio de la Iglesia Católica por lo que optaron por confiarle a la custodia del monasterio que le quedaba cerca de su hogar, se cree que fue al monasterio Franciscano de Bolsward. Ya en el monasterio, Menno se consagró durante una gran parte de su vida a los ejercicios espirituales que eran requeridos para ser un monje y los cursos de estudios teológicos exigidos a los candidatos al alto oficio de sacerdote. Menno se preparó bastante y aprendió a leer y escribir latín, también aprendió griego. Él estaba muy bien informado acerca de muchos manuscritos antiguos en latín, especialmente los de Tertuliano, Cipriano y Eusebio pero tenía una gran desventaja la cual más tarde podría arreglar y era que no leía la biblia. La Biblia en aquel entonces era considerada como el volumen prohibido. Menno fue ordenado como sacerdote en el año 1524 cuando tenía 28 años de edad. Para ese entonces su primera designación fue de ayudante de cura en la aldea Pingjum muy cerca de la aldea que él nació. Después de siete años de esa posición fue transferido a su aldea natal como cura párroco donde estuvo por cinco años. Menno entonces decidió dejar la iglesia católica para pasar a ser parte del grupo de hermanos evangélicos bajo la dirección de Obbe Philips conocido para entonces con el nombre de anabaptistas u Obbenitas.

Como todo cura católico Menno se ocupaba de las ocupaciones regulares de todo cura como eran la alta ceremonia de la misa tanto como con los demás ritos y ceremoniales, hacía ruegos por los vivos y los muertos, bautizaba los hijos de sus feligreses, consagraba matrimonios, recibía confesiones, administraba penitencias y en ocasiones predicaba breves sermones referentes a la devoción dominical de la congregación. Era muy común en ese tiempo que los sacerdotes de aldea de su época, no tomaba su oficio ni su vida muy en serio. Dedicaba poco tiempo al estudio, antes bien, como él mismo lo confiesa, reunía a los sacerdotes subalternos para “jugar a los naipes, beber y otras frivolidades de toda clase, Como era la costumbre de hombres tan inútiles”. Menno empezó a tener grandes inquietudes acerca de algunos dogmas de la iglesia que comenzaron a atormentar su vida y que no terminaban hasta que el decidió romper los lazos con la iglesia Católica. Entonces fue cuando Simons decidió marchar públicamente en la fe y libertad del Evangelio. Cuando Simons tenía solo un año en el sacerdocio una seria duda empezó a turbar la vida frívola y despreocupada de su formulista religión. Un día mientras celebraba la misa, súbitamente le asaltó la idea de la posibilidad de que el pan y el vino no se cambiaran en el acto en el cuerpo y la sangre del Señor como había estado enseñando al pueblo. Como era propio de cualquier cura de ese tiempo, rechazó el pensamiento como inspirado por el demonio; pero él no dejó de dudar del dogma de la transustanciación como lo observa la Iglesia Católica. Es posible que además de los libros permitidos por la iglesia católica, Simons estuviera expuesto a otros libros como los de otros transformadores los cuales estaban totalmente en desacuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica. Como las dudas no cesaban, Simons decidió hacer una investigación y se dirigió al Nuevo Testamento. Esta de decisión de Menno de buscar en la Biblia fue lo que cambió su vida por completo. Ese paso de buscar en la palabra es probablemente lo que lo llevó a su conversión y dejar de seguir las rutinas católicas de ese tiempo. Es importante mencionar que lo que buscaba Simons no era realmente dejar la iglesia Católica en ese tiempo sino algo que le comprobara que lo que ellos estaban celebrando o teniendo como algo verdadero y de tradición era algo bíblico. Pero lo más importante de esta investigación fue que al acercarse a la Palabra de Dios descubrió que en ella no existía nada que corroborara con las doctrinas tradicionales acerca de la misa. Ahora al haber descubierto esto, él estaba en la gran encrucijada de decidir cuál de las autoridades seguir, la Iglesia Católica o Las sagradas Escrituras. Según lo que él había aprendido desde niño el no obedecer las doctrinas católicas significaba muerte eterna pero afortunadamente para él, su conocimiento acerca de los escritos del reformador Martin Lutero le habían ayudado a decidir ya que según Martin Lutero la violación de los mandamientos de los hombres nunca puede conducir a la muerte eterna.

Aunque Simons tenía buenos argumentos ahora para negar las creencias católicas, esto no era que le iba a ayudar a abrirles los ojos espirituales a los católicos pero significaba que él iba a estar fuera de la iglesia. Sin embargo él no se fue inmediatamente de la Iglesia Católica, el solo disentía con la iglesia en lo concerniente a la misa pero al parecer él no estaba dispuesto a dejar su vida cómoda y el mismo se consideraba que no conocía realmente el evangelio. Su crecimiento fue lento y lo que menos me gustó de él es que aun sabiendo que la misa no era algo bíblico pues él seguía celebrándola como antes. Muchas personas comenzaron a acudir a él porque consideraban que era un buen hombre y que predicaba la palabra de Dios. Pero más tarde se presenta otra controversia en su vida, esta era el bautismo. Muchos reformadores abogaban por la libertad de la edad para el bautismo y aunque Menno le prestó poca importancia a este, pronto se vio obligado tuvo que dedicar tiempo a su estudio.

El 20 de marzo de 1531, cierto sastre llamado Sicke Freerks fue ejecutado públicamente en dicha ciudad por la singular razón de haberse bautizado por segunda vez. Según Menno era para el algo extraño que estuvieran hablando de un segundo bautismo pero lo más raro para él era que aquella persona que fue ejecutada era un hombre piadoso y temeroso de Dios el cual no creía que las Escrituras enseñaban que los niños deben ser bautizados pero que si Las Escrituras enseñaban que el bautismo era para adulto para la confesión de su fe persona. Menno Simons tenía muy poco conocimiento acerca del segundo bautismo pero lo que le impactó a él fue que alguien estuviera dispuesto a morir por causa de un “segundo bautismo”. Esta era la segunda duda que Menno tenía, primero fue lo de la misa y ahora lo del bautismo. Ahora había una diferencia, ahora ya el sabia donde dirigirse para aclarar la duda, La Biblia. Allí, por mucho que buscara no pudo e ya encontrar bases para el bautismo de párvulos. Luego decidió buscar ayuda donde le presbítero de Pingjum el cual le dijo que el bautismo infantil no era bíblico pero que era conveniente

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