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ORACIONES


Enviado por   •  6 de Febrero de 2013  •  3.738 Palabras (15 Páginas)  •  294 Visitas

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Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

La oración es el "mileu" en el cual el Espíritu se manifiesta,

concediendo a sus fieles abundantes dones, carismas y consolaciones.

De manera que no orar puede ser considerado como un verdadero suicidio

espiritual. Un santo sacerdote decía: "Nunca dejes lo importante por

hacer lo urgente", recuerda siempre que lo más importante de tu día es tu oración.

Dios nos pone en el corazón el deseo de ir a Jesús, de

conocerlo, de amarlo, de tenerlo como Señor, pero ahora depende de

nosotros el caminar, es decir, el orar, el conocerlo en su Palabra, el

recibirlo verdaderamente como pan de vida. Pan que da la vida eterna.

Señor, inspira mi corazón para que te busque, ayúdame a descubrir que

cada paso que dé en mi vida, debe estar sostenido en la oración; que

todos mis anhelos, deseos y sentimientos más profundos deben haber

sido validados por tu santa voluntad en los momentos en que me

encuentro en tu presencia.

Acepto tu llamado, Señor, y el envío de tu Espíritu Santo, para que mi

vida haga cundir tu Palabra en mis entornos, derrama tu fuerza y usa

cada parte de mí para que pueda reflejarte. Señor, me comprometo desde

lo más profundo de mí, con el envío que me haces, dirige mis pasos y

dame la sabiduría para reflejar tus pensamientos y sentimientos a los

que me rodean.

Llena, Señor, todos mis espacios de ti, que en cada cosa que hago sea

fácil descubrirte, que mi vida sea visiblemente tuya. Y así, Dios mío,

dame también el valor para que, cuando a partir de esas acciones

diarias me pregunten sobre ti, yo pueda dar un buen testimonio de tu

amor y de tu salvación. Hazme, Señor, un instrumento útil para ti.

Jesús, y a pesar de cualquier cosa, te ofrezco mis problemas,

situaciones difíciles y crisis para que tu gloria se manifieste, sólo

te pido tu gracia para mantenerme en pie y dando un buen testimonio de

tu acción en mi vida.

Dame tus ojos, Señor, quiero ver como tú ves; dame tu entendimiento,

pues quiero entender, como tú entiendes; y dame tu corazón, para tener

tus mismos sentimientos.

Quiero permanecer en quietud de corazón a la hora de la tribulación,

sabiendo que es tu mano la que me moldea, que es tu toque divino el

que está haciendo todo siempre nuevo. Enséñame a permanecer en paz

mientras está la tormenta y dejándote actuar pues sé que es ahí donde

tu poder se manifiesta con mayor majestad

Señor, quiero ser inundado por tu Palabra, te pido que satures mi

mente, mis sentidos, mis reacciones con la luz que de ella procede,

así, como tú mismo lo dices, procuraré obrar en todo conforme a lo que

ahí está escrito, y sé muy bien que tendré tu favor y éxito en todo lo

que emprenda. Gracias por habernos regalado el don de tener tus

pensamientos y deseos escritos; gracias, pues sé que si los sigo

estaré agradándote sin temor a equivocarme.

Te pido perdón, Señor, por todas las veces que he cerrado mis oídos a

tu Palabra, aquellas veces que, incluso habiéndola escuchado, no he

puesto empeño en ponerla por obra. Te pido perdón por tener la cabeza

dura y no dejar de hacer lo que sé que me daña y que me aleja de ti,

por mi necedad y mis apegos desordenados. Además te pido perdón,

Señor, por cerrar mi corazón, por no permitirte actuar con más

libertad y fuerza, sé que tus pensamientos para mí son de bien, de

vida y no de muerte, de bendición y no de maldición; y sé

perfectamente que soy yo el que obstaculiza que derrames más

bendiciones y gracias.

Señor, quiero que mi vida, mis actitudes, mi amor, sean una invitación

abierta y constante, para que los que viven a mi lado participen y

disfruten también del cielo, no sólo al final de su vida, sino incluso

ya desde ahora.

Líbrame, Señor, de la soberbia; te pido que me protejas para que nunca

olvide que todo lo que tengo y lo que soy proviene de ti, es para ti,

y únicamente tiene sentido en ti. Dame siempre de tu Espíritu Santo

para saber darte la gloria cuando alguien me halague.

Jesús, cuando me acerco a tu palabra, sé que eres verdaderamente tú

hablando, sólo te pido que me

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